Jorge Carrasco Araizaga
Durante el mandato de Mariano Azuela Güitrón, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha plegado totalmente a los designios del Ejecutivo federal; prueba de ello, sostiene Porfirio Muñoz Ledo, es que el ministro presidente convenció a los magistrados del Tribunal Electoral para que su dictamen sobre los comicios presidenciales favoreciera al panista Felipe Calderón. Exactamente la actitud contraria a la que se esperaba de un poder autónomo, al que se le han otorgado facultades para ejercer como la máxima autoridad constitucional.
Después de la traición del presidente Vicente Fox, la conducta del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Mariano Azuela, fue lo más decepcionante del proceso de transición a la democracia, dice el coordinador del Consejo Consultivo de la coalición Por el Bien de Todos, Porfirio Muñoz Ledo.
Azuela "fue el cómplice de Fox, el servidor judicial del Ejecutivo, el aliado del traidor", califica Muñoz Ledo. Y añade que el ministro fue mediador entre Fox y los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para que Felipe Calderón ganara la Presidencia de la República en los tribunales.
El exembajador ante la ONU y la Unión Europea lanzó la acusación el jueves 7, dos días después de que los magistrados de la Sala Superior del TEPJF aprobaran en forma unánime el dictamen de validez de los comicios presidenciales.
El lunes 11, Azuela le respondió pública,
aunque indirectamente. Habló de mentira y calumnia, pero nunca mencionó a Mu-ñoz Ledo, quien lo responsabiliza de haber propiciado una reunión de Fox con los siete magistrados de la Sala Superior dos semanas antes de que éstos emitieran su dictamen.
El exdiplomático, que presidió la Comi-sión para la Reforma del Estado en el gobierno de Fox, dice que el encuentro habría tenido lugar en casa de Azuela y que en él Fox puso a los magistrados en la "falsa disyuntiva" de reconocer a Calderón o ser responsables de provocar una crisis política y económica en el país, en caso de que decidieran anular la elección presidencial por el cúmulo de irregularidades cometidas en el proceso electoral.
En entrevista con Proceso, Muñoz Ledo explica: "Fui muy cuidadoso. Dije que cuando estaba cabildeando nuestra iniciativa de intervención de la corte para que investigara la violación al voto público, fui informado por funcionarios del Poder Judicial de la federación de que hubo un encuentro de Fox con los magistrados del tribunal, presumiblemente en casa de Azuela.
"No he confirmado que haya sido ahí. No tengo el menú ni tengo los meseros. Mis informantes no me lo precisaron. Me dijeron que presumiblemente fue en casa de Mariano". Sus fuentes, precisa, fueron dos funcionarios del Poder Judicial, uno de alto nivel y otro de nivel medio.
La acusación, reproducida en la prensa, quedó en el ánimo de Azuela, quien en su doble condición de presidente de la SCJN y del Consejo de la Judicatura Federal encabeza desde enero de 2003 el Poder Judicial de la federación.
Respuesta elusiva
El pasado lunes, Azuela se presentó en una conferencia de prensa en la que no estaba considerada su participación. Presidió el acto en el que se dio a conocer el Libro blanco de la reforma judicial. Una agenda para la justicia en México. Este evento, que serviría para la difusión de una de sus principales actividades como presidente de la corte, acabó sepultado por la coyuntura poselectoral ante las acusaciones de Muñoz Ledo, y su negativa a que la corte investigara la presunta violación al voto público.
"Los partidos duran 90 minutos, y una vez que han terminado los goles que se metan ya no cuentan. De acuerdo con nuestro sistema constitucional, es cosa juzgada por un órgano que dicta sus resoluciones que son definitivas e inatacables, todo lo relacionado con el proceso electoral en torno de la Presidencia de la República, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como cabeza del Poder Judicial de la federación, tiene necesariamente que dar testimonio de ese respeto al órgano jurídico constitucional", dijo Azuela.
Y en alusión a Muñoz Ledo, indicó: "Las personas (que) nos han tratado... permitirán que lo que es calumnia y lo que es mentira finalmente no tengan ninguna importancia, precisamente porque no hay ningún elemento de prueba que pudiera corroborarlas, y... esto quien primero lo sabe es quien está incurriendo en la mentira o en la calumnia...", declaró Azuela a los periodistas.
Insistentes, los reporteros le pidieron que fuera más preciso. Azuela arremetió entonces contra sus interlocutores: "Hay dos tipos de cine. El simbólico, con figuras cinematográficas en donde el espectador inteligente inmediatamente capta cuál es el mensaje que se está dando. El otro es el cine realista para las personas que se aburren con el cine para los inteligentes. Yo consideré que los periodistas presentes son inteligentes y que supieron encontrar cuál es mi respuesta".
Su contestación provocó aún más a Muñoz Ledo: "Mariano me ha respondido de manera metafórica, falsamente pugnaz y claramente elusiva. Jamás me desmintió. No puede negar que él ha sido conducto, por varios procedimientos y en distintos momentos, para conectar a funcionarios del Poder Judicial de la federación con Vicente Fox. Esa ha sido su función, la de servir al Ejecutivo.
"Los hechos ocurrieron y presumiblemente fueron en su casa. Y aunque no hayan sido allí, e incluso sin su asistencia, la reunión no hubiera sido posible sin su pastoreo. Él es el jefe del Poder Judicial. Los magistrados no hubieran ido sin su autorización", asegura.
"Mi declaración fue pulcra. Por eso no se atreve a demandarme. No tiene la conciencia tranquila. Su afirmación de que el partido tiene 90 minutos, de que ya terminó, es una falacia. Es un árbitro parcial que cerró la posibilidad de los dos tiempos extra. Pero vamos a penaltis. Ya le dije. Vamos a penaltis, Mariano", dice en referencia a la queja que pretende promover la coalición Por el Bien de Todos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Presidencialismo
El cofundador del PRD y presidente de este partido entre 1993 y 1996, menciona con familiaridad el nombre del presidente de la SCJN, a quien conoce desde que fueron condiscípulos en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México a mediados de la década de los cincuenta.
Muñoz Ledo hace un crudo retrato de Azuela: "Desde joven fue mocho y lambiscón. Siempre ha sido un presidencialista. Es un supérstite del régimen anterior y por eso entiende su función como aliado funcional del Poder Ejecutivo".
En la transición, agrega, "su papel ha sido el de servir al presidente de la República como si fuera su alfil. Con esa actitud se quedó sin autoridad política, porque no fue la cabeza del Poder Judicial, sino un aliado y cómplice del traidor de la democracia".
Considera que la peor de las desilusiones del sistema, después de la traición de Fox, fue la obsecuencia de Azuela, quien "como hombre y aliado de la derecha llegó a la Suprema Corte en combinación con el PAN".
Entonces llega a una comparación con el consejero presidente del Instituto Federal Electoral: "Aunque en momentos distintos, las razones políticas del nombramiento de Ugalde son las mismas que hicieron posible la entronización de Mariano. En tanto que Ugalde fue el peón de la defraudación electoral, Mariano fue el campeón del encubrimiento del fraude".
Actor central en las negociaciones de 1994, al final del gobierno de Carlos Sali-nas, para que la calificación de las elecciones dejara de estar en manos del Congreso y pasara al Poder Judicial vía el Tribunal Federal Electoral (Trife), así como de la reforma electoral de 1996 que creó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para sustituir al Trife, Muñoz Ledo dice que desde entonces se sabía que el Consejo de la Judicatura iba a tener gran influencia.
Recuerda que seis de los siete magistrados del TEPJF dejarán su cargo el próximo mes. "Seguramente serán reciclados y sabremos entonces si fueron premiados por darle el triunfo a Calderón".
Conscientes de esa influencia del Po-der Judicial, dice, Fox y el PAN no quisieron reformarlo; lo que hicieron fue "colonizarlo y usufructuarlo. El PAN, y en particular el cevallismo -dice en referencia a Diego Fernández de Cevallos-, fueron mucho más autoritarios que el PRI. Ocuparon los espacios sin miramientos y decidieron tomar la corte con personajes como Azuela".
"En 1994 -recuerda Muñoz Ledo-, el presidente Ernesto Zedillo negoció con el PAN la Procuraduría General de la República (PGR); se la ofreció a Santiago Creel, quien no aceptó, y entonces acordó con Diego Fernández de Cevallos que Antonio Lozano Gracia estaría al frente de la dependencia. Su segundo de a bordo sería Fernando Gómez Mont, socio del despacho de Fernández de Cevallos. Desde entonces, el PAN se apoderó de la PGR; a partir de su triunfo electoral en 2000, este partido invadió el Poder Judicial."
Las facultades de la corte
Muñoz Ledo renunció al PRD para postularse como aspirante a la Presidencia, pero luego declinó su candidatura a favor de Fox, quien lo nombró coordinador de la Comisión de Reforma del Estado y después (entre 2001 y 2004) embajador de México ante la Unión Europea. Posteriormente, lo regresó a la presidencia de la comisión cuando el tema ya no estaba en la agenda política presidencial.
El también expresidente del PRI asegura que durante los primeros trabajos de la comisión, acordó con el entonces presidente de la SCJN -el antecesor de Azuela- Genaro Góngora Pimentel y el resto de los ministros que la corte mantuviera sus funciones de tribunal de legalidad y de control constitucional que les otorgó la reforma constitucional de 1994, impulsada por Zedillo.
"Nos pareció que no había que debilitar a la corte en ese momento porque estaba en un proceso de independencia frente al Ejecutivo, y dejar para después el problema de la designación de los ministros", dice.
Lo que se quería, explica, era recuperar el origen de la Suprema Corte en el país, cuando el nombramiento de sus integrantes era una emanación de la Federación o del voto popular vía el Congreso; no como ahora, que son propuestos por el Ejecutivo al Senado. De acuerdo con informes de las Naciones Unidas, México es uno de los pocos países en donde un ministro de la corte debe ser propuesto por el presidente.
"Nosotros propusimos una corte constitucional, electa por un procedimiento federativo, pero al final sostuvimos que si bien el TEPJF es última instancia, incluso suprema instancia en materia electoral, la corte es suprema instancia en materia constitucional. Pero cuando Mariano dice que la Constitución está escrita con los pies y dice que algunos artículos son anacrónicos, además de ser una expresión pedestre que injuria a los congresistas, está legislando y derogando artículos de la Constitución."
El exembajador se refiere así al rechazo de Azuela para que la corte, de acuerdo con las facultades que le otorga el artículo 97, investigara la violación al voto público en la elección presidencial, denunciada por seguidores del excandidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador. Para justificar su rechazo, Azuela dijo ante estudiantes de derecho, días antes de la calificación de la elección presidencial por el TEPJF, que ese artículo es "obsoleto, está escrito con los pies y no sirve para nada".
Reforma judicial
Muñoz Ledo asegura que como tribunal de legalidad, la SCJN ha avanzado mucho, pero como poder del Estado, durante la presidencia de Azuela "se arrodilló" frente al Ejecutivo. El caso extremo, refiere, fue la controversia constitucional por el presupuesto de 2005, cuando el ministro presidente de la corte aseguró que el titular del Ejecutivo federal tenía facultad de veto "por razones contextuales". Esto quiere decir que, de acuerdo con Azuela, el presidente de la República puede vetar por el solo hecho de serlo.
"Como presidencialista, Azuela fue el servidor judicial de Fox. Por eso el Poder Judicial no existe frente a Fox como instancia política". El desafuero, dice, fue la gran prueba. Cuenta que en una larga reunión con Fox -"amistosa todavía"- a su regreso de la representación de México en la Unión Europea, el presidente le planteó el tema del desafuero.
"Me dijo que el Ejecutivo y el Legisla-tivo iban a actuar para eliminar lo que, dijo, era un elemento nocivo para la sociedad. Me explicó que a través de la PGR iba a hacer la acusación y con su influencia en la Cámara de Diputados -donde negoció con el respaldo del entonces presidente del PRI, Roberto Madrazo- iba a conseguir el desafuero y, finalmente, se iba a asegurar el respaldo del Poder Judicial", refiere.
Fox, en efecto, operó con ese guión y logró el apoyo de Azuela, quien en dos ocasiones durante 2004 acudió a Los Pinos para discutir el desafuero del jefe de Gobierno del Distrito Federal. Cuando se hicieron públicas esas reuniones, Azuela fue severamente cuestionado incluso por varios de sus colegas ministros (Proceso 1456).
"Mariano -dice Muñoz Ledo- tiene la ejecutoria más vergonzosa de la historia del Poder Judicial. No ocurrió ni en la época de Porfirio Díaz, porque se cubrían las formas. Él no las cubrió. Fue a la casa de Vicente Fox, con Creel (entonces secretario de Gobernación y actual coordinador del PAN y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado), a ofrecerle su apoyo y nunca lo ha negado."
Con esa actitud y sus invariables votos a favor del Ejecutivo, afirma, Azuela hizo que el Poder Judicial abdicara como poder del Estado. Y al final logró alinear a la mayoría en la corte, como se manifestó en la votación de ocho a dos cuando, el jueves 7, el pleno de ministros decidió no investigar las denuncias de violación al voto público.
"Humilló al Poder Judicial. No tiene autoridad moral ni política porque actúa por consigna. El problema es que mientras el sistema dependa del Consejo de la Judicatura -que ahora depende de Azuela-, las promociones dependen de la disciplina. Ocurre como en el Ejército donde, si los subordinados fallan, no los ascienden."
Como López Obrador -quien el mismo día en que Azuela se deslindó de la acusación de Muñoz Ledo se refirió a la reforma del Poder Judicial-, el exembajador asegura que se tiene que reformar a fondo el sistema de justicia. "La corte debe ser un poder del Estado. En la tradición de los regímenes presidenciales, como el de Estados Unidos, es el primero de los poderes".
Asegura que el presidente de la corte debe ser el primer candidato a ocupar la presidencia en caso de interinato: "La fórmula que nosotros diseñamos cambia el esquema de que el interino sea nombrado por el Congreso y establece que en ausencia de la figura del presidente de la República puede asumir el presidente del Senado o el de la corte.
"El presidente de la corte es el garante de la constitucionalidad y de la legalidad, el árbitro entre los poderes públicos, y por eso tiene que estar sobre todos ellos. Pero Mariano es un hombre que no concibe su papel sino como funcional al Ejecutivo, y como tal es obvio que le ofreció complicidad a Fox."
De nuevo se remite a la historia: En las épocas del PRI y del general Díaz, menos todavía en la República de Juárez, el Poder Judicial nunca fue tan servicial como el que tuvo Vicente Fox: "Mariano, como hombre de derecha, es funcional a El Yunque. Es un actor más, no un agente. No creo que sea un capitán del proyecto de la derecha, sino un hombre de moral victoriana".
En sus últimas pinceladas del retrato, Muñoz Ledo dice: "Es la formalidad. Habla, como decía Ramón del Valle Inclán en su obra de teatro Divinas palabras, creyendo que con el tono engolado de su voz, que con su afirmación desde su cátedra nos va a imponer. Encarna lo que precisamente López Obrador llama la República simulada"
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