martes, septiembre 12, 2006

POR LA IZQUIERDA LE HABLA EL DIABLO

12 de Septiembre de 2006

Para Tere Madruga de González Roaro. En solidaridad.

FELIPE CALDERÓN NECESITA
un exorcismo que le saque al diablo que le habla por la oreja izquierda. Está atrapado. Y pareciera que abandonado por el ángel que seguro le susurra débilmente por la derecha.
Ya ungido Presidente Electo, el michoacano no acierta a hilvanar un discurso que inspire confianza no sólo entre quienes por él votaron, incluso por quienes lo hicieron en su contra y, más importante, por la mayoría que prefirió abstenerse de participar, por incontables razones, en la jornada electoral del 2 de julio próximo pasado.

Y es que hasta hoy, hasta el domingo reciente cuando menos, Calderón prefiere aún soltar a su demonio y proferir, otra vez, epítetos adversos a quien fue su contrincante en las urnas, que adoptar una verdadera posición conciliadora. Cree estar aún en campaña. La campaña de los calificativos sucios y en buena medida mentirosos a la que lo orillaron sus publicistas y mercadólogos extranjeros.

¿Será que ni él mismo cree en el fallo del Tribunal Electoral? ¿No entiende que ya dejó de ser un belicoso candidato? ¿Qué ya es Presidente Electo? O qué, ¿también él creerá que aún le falta "legitimarse"?

En la taurina Plaza México hubo el domingo dos bureles. Bravos. Más aún, cuando no han dejado de ser puyados y banderillados, amén de constantemente abucheados por la mitad del coso.

Ambos brincaron primero el redondel, luego el callejón y se fueron directo en contra de las primeras barreras de sol (azteca).

Nada extraño que así lo haya hecho el norteño Manuel Espino, criado en terrenos áridos, pedregosos. Extraño que el hijo pródigo de una tierra fértil y pródiga cual es Michoacán insista en embestir de tal forma.

Seguro porque hasta ahora Calderón ha escuchado más al diablo que le habla por la oreja izquierda.

Necesita que lo exorcicen.

O cuando menos, que cerca de él haya un personaje sensato que lo obligue a abandonar las posiciones y las conductas rijosas que hasta cierto momento le funcionaron a Vicente Fox en otra circunstancia, pero que al nuevo Presidente Electo le perjudican.

Muestra de ello es que, tuvo en la prensa mayor repercusión el anuncio de Andrés Manuel López Obrador de "permitir" el desfile del 16 de septiembre, que el fingido llamado a la conciliación hecho por Calderón el mismo día, desde la Plaza México. La mayoría de los diarios capitalinos dio más peso a las palabras del tabasqueño que a las del michoacano.

Y en todo caso, de las del panista destacaron más las frases rijosas que aquellas que supuestamente llaman al acuerdo.

Para dialogar, lo primero que se requiere es la confianza.

Pero, ¿cómo confiar en Calderón? ¿En cuál de sus posturas hay que creer? ¿En aquellas que le grita el diablo por la oreja izquierda? ¿En las que débilmente le susurra el ángel por la derecha?

La primera tarea que el Presidente Electo debe asumir no es "legitimarse". Antes de ello, debe ganarse, ahora sí, la confianza de la mayoría de los mexicanos.

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