lunes, septiembre 11, 2006

Complot


Autor: esteban martínez/apro
Fecha: 11-Sep-2006

México, D.F., 11 de septiembre (apro).- “Pues sí, aunque increíble, la mera verdad es que existe un oscuro y siniestro complot que está sembrando la negra desconfianza y hasta el rojo odio entre los hombres, que propicia la destructiva división o polarización de voluntades e incluso el enfrentamiento de unos sectores de la sociedad con otros”.


Instalado en el cómodo asiento de una de las mesitas de la penumbrosa y tranquilizadora atmósfera del piano-bar “El Túnel del Tiempo”, las anteriores palabras del amigo Ligoria D’Revueltas impidieron que dicha atmósfera influyeran en mi ánimo. Ellas agitaron mi espíritu y despertaron mi indignación. Le dije que era creíble lo que me decía. Alentado por mi apoyo, me dio tales razones para confirmar la teoría de la conspiración que me llenó de estupor y me dejó con la boca abierta. Para que ustedes puedan tener una opinión de la misma, es por lo que les ofrezco en la presente un resumen de lo más importante de lo expresado por mi amigo. Aquí tienen sus palabras:

--Pues sí, existe una malvada conjura, ya que, de otra manera, no es explicable que los hombres, hechos a imagen y semejanza de Dios, hagan lo que hacen. Sin el siniestro complot, uno no entiende que los hijos de Dios puedan ser tan malignos o tan necios como para hacer, por ejemplo, lo que están haciendo las tres religiones más importantes del mundo, todas de una misma raíz divina, única en esencia y trina en sus expresiones: la de los seguidores de Yavé, Dios de justicia, la de los partidarios de Cristo, Dios de amor y la de los creyentes en Alá el misericordioso, religiones que hoy por hoy, son las animadoras de los conflictos que más dolores causan en los prójimos, más lágrimas les producen y más sangre derraman de los mismos.

“Esa aviesa conspiración, cuya trama teje una oculta y peluda mano, también contamina, ensucia lo político, pues, repito, sin la existencia de tan siniestro complot, no se puede comprender que los hombres sean tan brutos o tan perversos para permitir que la globalidad en que hoy nos movemos, conformada principalmente y administrada por la llamada Civilización Occidental y cristiana, que tiene como regla de oro el “no harás a tu prójimo lo que él te haga a ti”, se esté imponiendo con la mentira, que la mentira legalice la agresión, el robo de tierra o la explotación inmisericorde de materias primas de otros países. Ejemplo histórico, los USA, paladín de la democracia y la libertad, que desde su nacimiento está extendiendo el imperio de la libertad y la democracia.

“Insisto: sin el siniestro complot tampoco se puede entender que el genero humano, imagen y semejanza de lo divino, sea tan rufianesco o cretino como para dejar que la globalidad, occidental y cristiana, incluyente, igualitaria, respetuosa de las minorías, alternativa y, sobre todo democrática como dicen, se conforme con la democracia formal que propicia, en no pocos casos que el poder delegado de los ciudadanos sea relegado e, incluso, traicionado. ¿O no es así?”.

“Reitero: sin el siniestro complot no se entiende la necedad o maldad del hombre que, contra la palabra de Dios, dispone la ley o va descubriendo la ciencia, que dicen que todos los hombre son iguales por ser hijos de Dios o ser de la misma especie, llega a consentir que la economía contradiga a Dios, la ley y la ciencia y muestre y confirme con los curdos y crueles hechos que no es así, que los hombres no son todos iguales, que ella los divide en ricos y pobres, con lo que polariza a la sociedad entre privilegiados y desfavorecidos.

“También está que la globalidad occidental y cristiana de este hoy en que nos agitamos, tiene como faro que la orienta y estrella que la guía el `no ha sido hecho el hombre en función del sábado, sino que el sábado ha sido hecho en función del hombre`, por lo que no se explica ni se entiende, si no es por el siniestro complot, esa aberración que es el pasar de la soberanía del demos, del pueblo, a la soberanía de las instituciones, cuando no se puede ignorar que las mismas: Estado, soberanía, poderes políticos, escuela, matrimonio, etcétera, están en crisis por su subordinación al poder económico que, como está visto, divide y polariza a los humanos y su sociedad en ricos y pobres, hecho que no contribuye a unir voluntades ni es una fuerza cohesionadora de la sociedad. ¿O sí?”.

A esta altura de sus razonamientos, repuesto de la estupefacción inicial que me habían producido, me atreví a preguntarle quién o quiénes eran los de la oculta mano peluda del complot. Me miró en silencio unos instantes y, bajando la voz, me dijo:

--¡Los extraterrestres!

Confieso que me volví a quedar mudo de asombro y con la boca abierta. Desde hace días tengo una duda: el amigo D’Revueltas, ¿me vio la cara o me habló a derechas?

Me gustaría enterarme de su opinión al respecto, estimados lectores.

Quedan con todo el respeto que me merecen.

Cándido Penitente.

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