lunes, septiembre 11, 2006

La plutocracia, peligro para México

COMO HASTA LOS MEDIOS MAS PRO CLIVES A EL USURPADOR ESTAN AHORA SUAVIZANDO SU POSTURA LAMESUELAS...ALGO SABEN...ALGO PASA..

Jose Luis Reyna en Milenio

El proceso electoral, concluido jurídicamente, tuvo irregularidades pero no de la “envergadura suficiente” para evitar el pronunciamiento de que México tenga un presidente electo. Llama la atención que el todavía “jefe” del Estado mexicano fue quien puso en riesgo la elección y la defectuosa democracia que tenemos. Tan sólo una llamada de atención le ha hecho el Tribunal Electoral a Fox .Un costo bajo para lo que logró: evitar que AMLO llegara al poder. Impunidad protegida, aunque “sancionada”. Ahora se abre la parte política de un proceso sin poder predecir sus consecuencias.

De acuerdo con el fallo del Tribunal Electoral, el 1 de diciembre Felipe de Jesús Calderón regirá los destinos de este país, en una coyuntura cercana a la ingobernabilidad y en medio de un severo cuestionamiento, de una parte de la ciudadanía, a las instituciones electorales. Lo que el próximo Presidente legal haga en sus primeros días de gobierno será determinante para pronosticar qué podrá pasar en su sexenio. No habrá luna de miel.

El próximo Presidente de México le arrebató al ex candidato presidencial del PRD una bandera fundamental: el combate a la pobreza. De acuerdo con Felipe de Jesús, su objetivo es rebasar a la “izquierda por la izquierda”. Tal vez porque él es zurdo. Puede criticársele a López Obrador muchas posturas y muchos desplantes políticamente incorrectos. Sin embargo, hay que reconocer que en su proyecto alternativo de nación había (y hay) un punto trascendente: el gobierno no puede estar al servicio de los ricos. No es concebible fomentar más la plutocracia que padecemos. Los que tienen mucho siempre han sido cobijados por el Estado mexicano y se han enriquecido bajo su tutela. Las grandes fortunas mexicanas se han hecho históricamente con el apoyo y, sobre todo, con la protección del poder político. Historia vieja, realidad vigente.

Combatir la pobreza no se reduce a programas de asistencia social. Estos son paliativos de corto plazo, sin efectos de largo alcance, como lo demuestran los resultados de Solidaridad, Progresa y Oportunidades, aplicados en los últimos 18 años. Tampoco se trata de instituir una reforma fiscal que eleve los impuestos de los que más tienen. Por el contrario, hay recomendaciones de disminuir la carga impositiva para ampliar el número de contribuyentes y elevar la recaudación fiscal. No es tampoco un problema de generación de empleos, pues sin crecimiento seguirá floreciendo el sector informal de la economía cuyo tamaño ha adquirido una dimensión inconmensurable en los últimos dos lustros. El problema radica en que el gobierno deje de favorecer a los más ricos. En la medida que se les mantengan sus privilegios, cualquier acción que intente disminuir la pobreza será inútil y hasta demagógica.

La clase económicamente dominante de México se ha desarrollado bajo el proteccionismo del Estado. Quienes tienen e invierten lo han hecho bajo la premisa de que no pueden perder. En caso de que así no fuera, el reclamo al Estado se hace una realidad como lo demuestran tantos ejemplos en nuestra historia reciente: el rescate bancario, el rescate carretero, entre otros. No importa que se endeude a una sociedad por generaciones. El objetivo es no “lastimar” a los poderosos. Más que democracia, México tiene una plutocracia. Lo anterior explica por qué México no es competitivo a nivel internacional. Fuera de México, las grandes fortunas tienden a hacerse dentro de ámbitos de competencia, no de proteccionismo estatal. Eso explica también por qué crecemos poco, si se compara el caso de nuestro país con Korea o Chile, por ejemplo. Los ricos tienen privilegios inmerecidos y la impunidad para hacerlos valer. Cualquier gran fortuna en este país es hija del privilegio otorgado por el Estado y la impunidad que se asocia con aquél.

El próximo gobierno no puede ser para los ricos. Si en verdad quiere combatirse la lacerante pobreza de este país tienen que desmantelarse las estructuras que generan los privilegios y dejar al margen el enorme proteccionismo para los pudientes. En la medida que se haga, el crecimiento fluirá con mayor facilidad, los empleos se generarán sin tanta dificultad y la pobreza tenderá a disminuir. Combatirla con programas de asistencia no tiene sentido, como la experiencia lo demuestra. Hay que combatirla erradicando los privilegios de los económicamente poderosos. No hacerlo significa fomentar la plutocracia, que es el verdadero peligro para México.

jreyna@colmex.mx

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