Nostálgico despido al plantón. Lo vi nacer, presencié su desarrollo, régimen y estructura y, ahora, con tristeza contemplo su virtual desaparición. Generó tantas bilis y provocó tantas histerias chillonas que, desde esta humilde atalaya que sabe que la nave del olvido no ha partido, despido al plantón agradecido. No sólo por los gratos momentos de neurosis desatada entre la gente bonita, nuestros más sensibles líderes de opinión y los viejos cascarrabias de siempre, sino porque desde que fue instaurado los tiempos de tránsito entre mi pequeño palacete y la redacción de MILENIO se redujeron sensiblemente.
Lo más divertido del plantón fue que, además de unir a una izquierda por lo regular sectaria y desbalagada, generó el nacimiento del Tucom, Todos Unidos Contra el Megaplantón, organismo que se adjudicó la noble tarea de linchar a rojillos y disolutos. Para ellos los plantonistas eran locos, nacos y renegados; los antiplantonistas los buenos, los sensatos, los institucionales.
El caso más ejemplar del Tucom es el de Letras Libres, nunca suficientemente ponderada publicación de intelectuales very nice, que dedicó su número de septiembre (Izquierda perdida) a la insigne tarea de demostrar que tanto la izquierda mexicana como los intelectuales que apoyaron al “mesías tropical”, son una mierda. Todo simpatizante o militante del voto por voto es un imbécil irredimible que necesitaba ser machacado por su implacable lógica liberal y democrática, pero estalinista.
Lo mejor, un texto firmado por Guillermo Sheridan, quien debe de ser el humorista más solemne de México, titulado “El Estado soy nosotros”, que el editor define como “anecdotario cronológico (de las) más sonadas barbaridades que ha dicho el candidato perdedor y sus valedores desde el pasado 2 de julio”. Espléndida pieza sólo comparable en prosa kitsch y melodrama ranchero con la carta abierta de Cuauhtémoc Cárdenas a Elena Poniatowska que, al parecer, va a ser adaptada a las telenovelas por Juan Osorio.
Para seguir con su jocosa lucha por la justicia, seguramente el Tucom de Letras libres ya tiene planeado en su próximo número una autopsia —que dirá si vive— sobre la derecha jelipista que tiene lo suyito. En los mismos términos despiadados y sin anestesia que le aplicaron a la izquierda con el tacto de Jack El destripador y el apetito de Hannibal Lecter.
No creo que le saquen como Fox y se vayan a dar el grito a Dolores.
Lo más divertido del plantón fue que, además de unir a una izquierda por lo regular sectaria y desbalagada, generó el nacimiento del Tucom, Todos Unidos Contra el Megaplantón, organismo que se adjudicó la noble tarea de linchar a rojillos y disolutos. Para ellos los plantonistas eran locos, nacos y renegados; los antiplantonistas los buenos, los sensatos, los institucionales.
El caso más ejemplar del Tucom es el de Letras Libres, nunca suficientemente ponderada publicación de intelectuales very nice, que dedicó su número de septiembre (Izquierda perdida) a la insigne tarea de demostrar que tanto la izquierda mexicana como los intelectuales que apoyaron al “mesías tropical”, son una mierda. Todo simpatizante o militante del voto por voto es un imbécil irredimible que necesitaba ser machacado por su implacable lógica liberal y democrática, pero estalinista.
Lo mejor, un texto firmado por Guillermo Sheridan, quien debe de ser el humorista más solemne de México, titulado “El Estado soy nosotros”, que el editor define como “anecdotario cronológico (de las) más sonadas barbaridades que ha dicho el candidato perdedor y sus valedores desde el pasado 2 de julio”. Espléndida pieza sólo comparable en prosa kitsch y melodrama ranchero con la carta abierta de Cuauhtémoc Cárdenas a Elena Poniatowska que, al parecer, va a ser adaptada a las telenovelas por Juan Osorio.
Para seguir con su jocosa lucha por la justicia, seguramente el Tucom de Letras libres ya tiene planeado en su próximo número una autopsia —que dirá si vive— sobre la derecha jelipista que tiene lo suyito. En los mismos términos despiadados y sin anestesia que le aplicaron a la izquierda con el tacto de Jack El destripador y el apetito de Hannibal Lecter.
No creo que le saquen como Fox y se vayan a dar el grito a Dolores.
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