lunes, septiembre 11, 2006

Calderón contra la UNAM


jenaro villamil

México, D.F., 29 de agosto (apro).- A Felipe Calderón Hinojosa y a sus asesores más cercanos les incomodan los órganos autónomos. Sin haber tomado posesión ya, demostraron que son capaces de vulnerar la autonomía del IFE, del IFAI, de la CNDH y tienen la mira puesta en la Universidad Nacional Autónoma de México.

El objetivo es muy claro y así lo han expresado en un correo electrónico que comienza a circular a nombre de los integrantes de la llamada Comisión del Cambio, Sector Educación, vinculada al equipo de Felipe Calderón.

Según ésta correspondencia, “un impedimento para el despegue de nuestra propuesta educativa es la existencia de una universidad pública que genera un gran gasto y pocos resultados. Existe gente valiosa en la UNAM que encontrará acomodo en el nuevo esquema educativo, pero es bien sabido que la gran mayoría es una burocracia que le hace mucho daño a nuestro querido México, además de que la UNAM se ha convertido en un nido de delincuencia, drogadicción y valores negativos, todo lo contrario a lo que deseamos para nuestros hijos”.

Los integrantes de la Comisión del Cambio hacen un llamado para que “con tu nombre nos des tu aval para tomar una decisión trascendental para nuestros hijos. Te pedimos que, con tu nombre, nos des tu aval para tomar una decisión trascendental para que tú y todos mejoremos nuestra vida.

“Para los que menos tienen, existirán becas con las que podrán tener una formación exitosa en las áreas que el país requiere, evitando así que existan carreras poco productivas y ociosas (sic), asegurando que los egresados encuentren efectivamente un trabajo digno y bien pagado”.

El comunicado lo firman, entre otros, personajes que se ostentan como asesores de Calderón Hinojosa en materia educativa: Alfredo Lugo Palacios (administrador del ITAM); Marisela Vázquez Schon (administradora del ITAM); Carolina Verduzco Maya (técnica ITAM); Mario Pérez Sánchez (estudiante del ITAM); Gloria Esteban Mendiola (gerente), y Rivelino Ortiz Mendiola (ejecutivo de Bancomer).

Hasta ahora, el equipo de Calderón no ha desacreditado esta pretensión. La carta constituye un llamado para desmontar a la principal institución de educación pública de América Latina, para alimentar el añejo prejuicio de la derecha contra la UNAM (“nido de delincuencia, drogadicción y valores negativos”) y para lograr lo que ni Carlos Salinas pudo, en sus tiempos de secretario de Programación y Presupuesto: reducir drásticamente el presupuesto de la UNAM, convertir el derecho a la educación pública superior en un privilegio o en una “oportunidad” para aquellos estudiantes que cursen carreras “no ociosas”, funcionales al modelo tecnocrático: administración, derecho, mercadotecnia, publicidad, ingenierías y ciencias exactas. Todos los estudios vinculados con humanidades, filosofías, arte y literatura, ciencias políticas, sociologías, comunicación política, etc. son semilleros de “renegados”, rebeldes y críticos, tan incómodos para la neoderecha mexicana.

El pasado 8 de agosto, en su comentario en Radio Fórmula, el periodista Teodoro Rentería hizo mención a éste documento que circula en Internet y entre los rectores de ciertas universidades privadas. Rentería subraya que el primer colega en darlo a conocer fue el colaborador de la agencia Notimex, Antonio Aspiros, quien fue censurado por ésta empresa que sigue bajo las órdenes de la Secretaría de Gobernación.

Hasta el momento ni el PAN ni el equipo de Felipe Calderón se han deslindado claramente de estos comentarios. Fingen demencia y dejan que corra la especie.

¿Se darán cuenta de lo que pueden provocar? La UNAM no es sólo un centro de excelencia educativa. También es una institución social que, desde 1968, se ha convertido en el termómetro de las transformaciones sociales del país.

Cada vez que un presidente –desde Gustavo Díaz Ordaz hasta Ernesto Zedillo-- pretendió reprimir a los movimientos universitarios, acotar la autonomía universitaria, imponer rectores o planes de estudio funcionales a un modelo económico excluyente, la comunidad académica ha reaccionado de inmediato y ha generado movimientos sociales de profunda resonancia política, desde el Consejo Nacional de Huelga hasta el STUNAM, el Consejo Estudiantil Universitario y el CGH.

No deja de resultar paradójico e indignante que sea el candidato presidencial de un partido fundado por Manuel Gómez Morín, defensor férreo de la autonomía universitaria, el que ahora pretenda lanzar una provocación de tal calado contra la UNAM.

Nadie duda que la principal institución universitaria del país reclama una reforma profunda, pero no para debilitarla, asfixiarla económicamente, ni para violar el derecho de los jóvenes a acceder a la educación superior de calidad.

Si este plan comienza a tomar forma, no dudemos que el actual rector Juan Ramón de la Fuente y la mayoría de la comunidad intelectual, académica y estudiantil que surgió de la UNAM, encabecen la otra resistencia civil.

jenarovi@yahoo.com.mx

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