El mercadólogo estadunidense Dick Morris contribuyó decisivamente a la victoria de Felipe Calderón, aun a costa de polarizar a la sociedad con la feroz campaña negativa contra Andrés Manuel López Obrador. Todavía están por verse las graves consecuencias sociales de que el candidato panista cumpliera su objetivo "haiga sido como haiga sido", como él mismo dijo.
En el año 2000, Dick Morris fue pieza clave para que Vicente Fox sacara al PRI de Los Pinos; hoy el controvertido consultor estadunidense vuelve a ser pieza fundamental en el polémico triunfo de Felipe Calderón, pues entre bambalinas fue el constructor de la campaña negativa contra Andrés Manuel López Obrador, en la que se difundió que era "un peligro para México" y se le vinculó con Hugo Chávez.
Daniel Lund, encuestador desde hace 18 años y presidente de la empresa Mund Americas, sostiene que la presencia de Morris en la campaña de Calderón se hizo evidente a finales de febrero, cuando el panista cambió de estrategia y se montó en una campaña de descrédito hacia López Obrador, quien para entonces le llevaba una ventaja considerable en las encuestas de preferencia electoral.
Lund, excatedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y egresado de la Universidad de California (UCLA), donde estudió historia y derecho, advierte que la especialidad de Morris en campañas negativas, combinadas con propuestas precisas, como el empleo, fueron evidentes en la estrategia que Calderón utilizó tras relevar a Francisco Ortiz, hasta entonces su principal estratega y quien fracasó en su intento de llevar a cabo una campaña de propuestas, más que de descalificaciones.
Morris encontró a su pareja perfecta en Antonio Solá, publicista español ligado con el derechista Partido Popular, quien se encargó de desarrollar y aplicar la campaña negativa contra López Obrador, sostiene Lund.
Horacio Bernal, estratega en la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000, confirma las apreciaciones de Lund. Conocedor de la forma en que Morris y Rob Allyn operaron en la campaña de Vicente Fox en el 2000, observa la huella que Morris deja en cada uno de sus trabajos: la polarización de la sociedad por la intensa campaña sucia en los medios, principalmente en televisión, como la que se dirigió contra el candidato de la coalición Por el Bien de Todos.
Bernal y Lund coinciden en que Morris estuvo en México varias veces a fin de recibir los "insumos" para cambiar la estrategia de campaña de Calderón.
Con base en la experiencia de trabajo que tuvo con James Carville, quien también asesoró a Labastida, Bernal explica cómo operó el especialista estadunidense: "Los consultores no van a aparecer ni en el equipo de campaña ni en el partido. Se pueden reunir en el salón de un hotel con dos o tres personas del primer círculo del candidato, a fin de platicar sobre las estrategias. Llegan con la información que ya les enviaron y presentan un documento de táctica, que es discutido con los miembros del equipo de campaña. Luego se regresan a sus países para recibir más información. Es una mecánica en la que prevalecen el sigilo y la discreción", precisa Bernal.
Pero el trabajo que hacen cuesta millones de dólares. Tanto Bernal como Daniel Lund calculan que Morris -exconsultor político de Fernando de la Rúa y Bill Clinton- debió cobrar al menos 10 mil dólares diarios por sus servicios, más el costo de encuestas y otros "insumos".
"Una presidencia vale eso y muchos miles de dólares más", sostiene Bernal.
Dick Morris llegó a México en 1999 para dirigir la campaña de Vicente Fox junto con otro consultor estadunidense, Rob Allyn, quien durante meses tuvo que ocultarse y hospedarse en hoteles con otro nombre para que no se detectara su presencia en el equipo de campaña del guanajuatense, como el propio Allyn reveló en un artículo publicado en septiembre de 2000.
Allyn siguió prestando sus servicios al gobierno de Fox como asesor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que contrató a la empresa Allyn & Company en 2005 para promover la política migratoria mexicana. Pero Morris fue más allá y comenzó a prestar sus servicios a Calderón con base en una idea que vino a venderle desde el otoño de 2005: atacar a López Obrador acusándolo de estar ligado con Hugo Chávez.
"Vino a México el pasado fin de semana, el 28 y 29 de octubre, al hotel Fiesta Americana, donde se celebró el Seminario Internacional de Dirección Política Ganar: el único objetivo, convocado por la Universidad Iberoamericana y el Centro Interamericano de Gerencia Política", registró entonces el reportero Raúl Tortolero (La Revista, 7 noviembre, 2005), y al entrevistar a Morris le sacó un adelanto de la estrategia que utilizaría para derrotar a López Obrador y al PRD:
"La base del PRD es sólo 14 ó 15 % del país. Los otros electores son muy suaves, pero pueden ir con él porque sienten que ha hecho un buen trabajo en el DF. Y porque sienten que ha sido tratado injustamente por el gobierno de Fox, y fue perseguido, bloqueado. Y también porque no les gusta Madrazo. Y Calderón no ha sido el candidato de su partido hasta recientemente. Así, el voto de López Obrador no es muy firme y puede ser vencido."
Sentenció: "El PRD sería un desastre para México, porque el país iría en el sentido que Chávez o Castro... Sería tal vez la última elección que podrían tener".
Daniel Lund señala al respecto que Morris mostró entonces la esencia de lo que sería la campaña de Calderón: comparar a López Obrador con Chávez, estableciendo que el tabasqueño "es un peligro" y que si ganaba "México perdería todo lo que había logrado", sobre todo en el campo económico.
Observa que a partir de febrero se nota que Calderón ya había contratado a Morris, pues inició la campaña negativa "con todos los peligros que existen, porque se trata de una navaja de doble filo que puede bajar la participación el día de la elección e iniciar un proceso de envenenamiento de la vida política, y crear un conflicto electoral por varios años".
Sin embargo, Morris siguió la ley de todo consultor extranjero: la invisibilidad. Su mano experta en campañas negativas sólo se notó cuando Calderón sacó de su equipo a Francisco Ortiz, a quien por ese entonces se le descubrió un lujoso departamento en Miami. Pero sobre todo, la sombra del consultor estadunidense apareció en la serie de mensajes televisivos del equipo de campaña calderonista en que se acusaba a López Obrador de ser "un peligro para México", así como los del Consejo Coordinador Empresarial que comparaban al tabasqueño con el presidente de Venezuela.
"El juego de niños que el equipo de Calderón siguió fue negar que Morris trabajaba para ellos, pero él ya estaba trabajando en su campaña y se apoyaba en el publicista español Antonio Solá, quien ya tenía una experiencia necesaria en las campañas negativas del Partido Popular de España para cumplir las instrucciones de Morris, como en el 2000 lo hizo Rob Allyn para el equipo de Fox", sostiene Lund.
"Ellos empezaron la campaña negativa en marzo. Con mucho dinero del PAN y también del Consejo Coordinador Empresarial, saturaron con spots la televisión, y tuvieron suerte porque aprovecharon la expresión de 'cállate, chachalaca' que Andrés Manuel dirigió a Fox. La campaña negativa tuvo éxito. Si vemos las encuestas de ese mes, no subió Calderón, sino que bajó López Obrador; esa es la esencia de una campaña negativa", explica.
El 3 de abril, Morris corroboró implícitamente su trabajo para Calderón, considera Lund, pues escribió un artículo en el periódico New York Post titulado Menace in Mexico (Amenaza en México), en el cual acusó:
"El 2 de julio, el pueblo mexicano decidirá si elige o no al ultraizquierdista Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO), como su siguiente presidente... Los rumores han corrido por meses en el sentido de que la campaña de López Obrador ha recibido grandes fondos del presidente Hugo Chávez, de Venezuela. Y el mes pasado, el representante Jim Kolbe (de Arizona), un republicano moderado, dijo a algunos legisladores mexicanos que tenía reportes de inteligencia detallando el apoyo de Hugo Chávez al Partido de la Revolución Democrática (PRD) de AMLO.
"Chávez es un firme aliado de Fidel Castro, presidente de Cuba. López Obrador bien podría ser la pieza que faltaba en sus planes para poner de rodillas a Estados Unidos ante la emergente izquierda latinoamericana..."
Basado en lo que él mismo identificó como "rumores", Morris espetó: "¿Creen que tenemos problemas de seguridad con el presidente Vicente Fox dirigiendo a México? Sólo esperen a que tengamos en nuestra frontera de 2 mil millas a un amigote de Chávez y Castro".
Morris, comentarista del canal de televisión Fox News, siguió dirigiendo la campaña de Calderón en las sombras aunque lo negara el equipo de campaña del panista, reitera Lund.
"En el gremio de los estrategas y encuestadores se dice que Morris escribió el guión de la campaña de Calderón, y el resto del operativo lo aplicó el equipo. Sin esa guía Calderón nunca hubiera ganado", sostiene el director de Mund Americas.
Y el 10 de julio, Dick Morris publicó otro artículo: Mexico Election: The Defeat of The Latin Left (Elección en México: la derrota de la izquierda latina), en el cual afirmó que, con la estrecha victoria del "centrista" Felipe Calderón, "el electorado mexicano ha evitado que la alianza entre Hugo Chávez y Fidel Castro tenga éxito en su intento por dominar el futuro político de Latinoamérica con líderes y políticas de izquierda". "México ha tomado la primera gran medida para pararlos", agrega Morris en referencia a los presidentes de Venezuela y Cuba.
Esas afirmaciones del consultor son la clave para entender la esencia de la campaña negativa de Calderón, sostiene Lund. "El poder de esta campaña negativa no estuvo en los anuncios de televisión, sino en la 'noticia' que generó. Decir que Andrés Manuel era parte de la estrategia de Chávez y Castro era el tema de conversación en todos lados, en las mesas profesionales y en las mesas de la casas".
Desprestigiado en su país
"No, no puedo hablar de eso y no le quiero dar una entrevista", contestó enfático el consultor político Dick Morris.
El corresponsal de Proceso en Washington le había llamado a su celular para entrevistarlo sobre su colaboración como asesor político externo de la campaña electoral de Felipe Calderón Hinojosa, candidato presidencial del PAN, y sobre su labor para desacreditar en Estados Unidos a Andrés Manuel López Obrador. En este último aspecto, su encomienda consistió en vincular al abanderado presidencial de la coalición Por el Bien de Todos con el izquierdismo radical del líder cubano Fidel Castro y con el populismo irreverente de Hugo Chávez, presidente de Venezuela.
Morris -neoyorquino de 58 años- era hasta el 29 de agosto de 1996 el consultor político más prominente de Estados Unidos, pero cayó en desgracia cuando salió a la luz pública su debilidad por las prostitutas, a quienes contrataba para materializar una de sus fantasías sexuales: lamer y chupar los dedos de los pies.
Egresado de la Facultad de Arte de la Universidad de Columbia, Morris tiene en su haber varios logros como asesor político: la reelección presidencial de Bill Clinton en 1996, la elección de los gobernadores Bill Weld (Massachussets) y Pete Wilson (California) y la elección y reelección de más de 30 legisladores federales y estatales, tanto del Partido Demócrata como del Republicano.
Fuera de Estados Unidos, Morris colaboró en los triunfos electorales del mexicano Vicente Fox (2000), del argentino Fernando de la Rúa (1999), del uruguayo Jorge Batlle (1999) y del ucraniano Viktor Yushchenko (2005). Se le reconoce también su participación en el triunfo de 12 diputados del Partido Independentista de Gran Bretaña en los comicios de 2004.
"Es un exitoso consultor electoral por su ateísmo político. Trabaja para quien le pague y hace lo que sea necesario con tal ganar, incluido el trabajo sucio, como observamos que realizó ahora en contra del señor López Obrador", comenta a este semanario un exfuncionario del gobierno de Clinton que conoce a Morris desde los ochenta, cuando se inició la relación de trabajo y de amistad entre el expresidente y el consultor político.
"Su experiencia como asesor electoral de Fox le permitió hacer válida cualquier cosa dentro de la guerra sucia de la política mexicana. Y si lo hubiera contratado el señor López Obrador, seguramente se hubiera hecho cargo de desacreditar a Calderón Hinojosa", añade el exfuncionario, quien habló bajo la condición del anonimato.
Agregó: "Trabajé como consultor de Fox y del PAN, por eso sé valorar la delicadeza de la situación política en México (...) El candidato del PAN no podría ser una marioneta de Estados Unidos; además, está totalmente comprometido con la economía de libre mercado y desea una cercana relación con nuestro país. (En cambio) López Obrador podría ser parte de la lucha anti-Estados Unidos proveniente de la nueva izquierda latinoamericana".
La vocación de Morris por la asesoría política data desde que era estudiante en la escuela preparatoria Stuyvesant, de Nueva York. Ayudó a su amigo Jarrold Nadler a conseguir la presidencia del Consejo Estudiantil en 1963.
Pero como profesional se inició en 1978: asesoró exitosamente a Clinton en las elecciones para gobernador de Arkansas. En 1980, cuando éste buscó la reelección, prescindió de los servicios de Morris... y perdió.
Dos años después, Clinton volvió a contratar a Morris. Recuperó la gubernatura y, con su ayuda, se reeligió por dos períodos más: en 1986 y 1990. Sin embargo, para la elección presidencial de 1992, optó por James Carvalle como principal estratega electoral. Después de que los demócratas fueron derrotados en las elecciones legislativas de noviembre de 1994, Clinton recurrió de nuevo a Morris para la reelección presidencial de 1996.
Morris acrecentó su fama y su poder en los altos círculos políticos de Estados Unidos. Pero justo en ese momento -agosto de 1996- se vio obligado a renunciar a la campana de reelección de Clinton. La razón: la televisión y la prensa estadunidense revelaron su relación extramarital con Sherry Rowlands, una prostituta que cobraba 200 dólares por cada hora de servicio.
"Alguien tan inteligente como él debería abotonarse los labios cuando se baja el cierre del pantalón. Es decir; ¿cómo puede manejar al mundo cuando ni siquiera puede controlar lo que está haciendo en su cuarto con una dama de paga?", dijo Rowlands en la primera entrevista que, a cambio de un pago de 50 mil dólares, ofreció en septiembre de 1996 al programa de televisión Hard Copy.
En el año 2000, Dick Morris fue pieza clave para que Vicente Fox sacara al PRI de Los Pinos; hoy el controvertido consultor estadunidense vuelve a ser pieza fundamental en el polémico triunfo de Felipe Calderón, pues entre bambalinas fue el constructor de la campaña negativa contra Andrés Manuel López Obrador, en la que se difundió que era "un peligro para México" y se le vinculó con Hugo Chávez.
Daniel Lund, encuestador desde hace 18 años y presidente de la empresa Mund Americas, sostiene que la presencia de Morris en la campaña de Calderón se hizo evidente a finales de febrero, cuando el panista cambió de estrategia y se montó en una campaña de descrédito hacia López Obrador, quien para entonces le llevaba una ventaja considerable en las encuestas de preferencia electoral.
Lund, excatedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y egresado de la Universidad de California (UCLA), donde estudió historia y derecho, advierte que la especialidad de Morris en campañas negativas, combinadas con propuestas precisas, como el empleo, fueron evidentes en la estrategia que Calderón utilizó tras relevar a Francisco Ortiz, hasta entonces su principal estratega y quien fracasó en su intento de llevar a cabo una campaña de propuestas, más que de descalificaciones.
Morris encontró a su pareja perfecta en Antonio Solá, publicista español ligado con el derechista Partido Popular, quien se encargó de desarrollar y aplicar la campaña negativa contra López Obrador, sostiene Lund.
Horacio Bernal, estratega en la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000, confirma las apreciaciones de Lund. Conocedor de la forma en que Morris y Rob Allyn operaron en la campaña de Vicente Fox en el 2000, observa la huella que Morris deja en cada uno de sus trabajos: la polarización de la sociedad por la intensa campaña sucia en los medios, principalmente en televisión, como la que se dirigió contra el candidato de la coalición Por el Bien de Todos.
Bernal y Lund coinciden en que Morris estuvo en México varias veces a fin de recibir los "insumos" para cambiar la estrategia de campaña de Calderón.
Con base en la experiencia de trabajo que tuvo con James Carville, quien también asesoró a Labastida, Bernal explica cómo operó el especialista estadunidense: "Los consultores no van a aparecer ni en el equipo de campaña ni en el partido. Se pueden reunir en el salón de un hotel con dos o tres personas del primer círculo del candidato, a fin de platicar sobre las estrategias. Llegan con la información que ya les enviaron y presentan un documento de táctica, que es discutido con los miembros del equipo de campaña. Luego se regresan a sus países para recibir más información. Es una mecánica en la que prevalecen el sigilo y la discreción", precisa Bernal.
Pero el trabajo que hacen cuesta millones de dólares. Tanto Bernal como Daniel Lund calculan que Morris -exconsultor político de Fernando de la Rúa y Bill Clinton- debió cobrar al menos 10 mil dólares diarios por sus servicios, más el costo de encuestas y otros "insumos".
"Una presidencia vale eso y muchos miles de dólares más", sostiene Bernal.
Dick Morris llegó a México en 1999 para dirigir la campaña de Vicente Fox junto con otro consultor estadunidense, Rob Allyn, quien durante meses tuvo que ocultarse y hospedarse en hoteles con otro nombre para que no se detectara su presencia en el equipo de campaña del guanajuatense, como el propio Allyn reveló en un artículo publicado en septiembre de 2000.
Allyn siguió prestando sus servicios al gobierno de Fox como asesor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que contrató a la empresa Allyn & Company en 2005 para promover la política migratoria mexicana. Pero Morris fue más allá y comenzó a prestar sus servicios a Calderón con base en una idea que vino a venderle desde el otoño de 2005: atacar a López Obrador acusándolo de estar ligado con Hugo Chávez.
"Vino a México el pasado fin de semana, el 28 y 29 de octubre, al hotel Fiesta Americana, donde se celebró el Seminario Internacional de Dirección Política Ganar: el único objetivo, convocado por la Universidad Iberoamericana y el Centro Interamericano de Gerencia Política", registró entonces el reportero Raúl Tortolero (La Revista, 7 noviembre, 2005), y al entrevistar a Morris le sacó un adelanto de la estrategia que utilizaría para derrotar a López Obrador y al PRD:
"La base del PRD es sólo 14 ó 15 % del país. Los otros electores son muy suaves, pero pueden ir con él porque sienten que ha hecho un buen trabajo en el DF. Y porque sienten que ha sido tratado injustamente por el gobierno de Fox, y fue perseguido, bloqueado. Y también porque no les gusta Madrazo. Y Calderón no ha sido el candidato de su partido hasta recientemente. Así, el voto de López Obrador no es muy firme y puede ser vencido."
Sentenció: "El PRD sería un desastre para México, porque el país iría en el sentido que Chávez o Castro... Sería tal vez la última elección que podrían tener".
Daniel Lund señala al respecto que Morris mostró entonces la esencia de lo que sería la campaña de Calderón: comparar a López Obrador con Chávez, estableciendo que el tabasqueño "es un peligro" y que si ganaba "México perdería todo lo que había logrado", sobre todo en el campo económico.
Observa que a partir de febrero se nota que Calderón ya había contratado a Morris, pues inició la campaña negativa "con todos los peligros que existen, porque se trata de una navaja de doble filo que puede bajar la participación el día de la elección e iniciar un proceso de envenenamiento de la vida política, y crear un conflicto electoral por varios años".
Sin embargo, Morris siguió la ley de todo consultor extranjero: la invisibilidad. Su mano experta en campañas negativas sólo se notó cuando Calderón sacó de su equipo a Francisco Ortiz, a quien por ese entonces se le descubrió un lujoso departamento en Miami. Pero sobre todo, la sombra del consultor estadunidense apareció en la serie de mensajes televisivos del equipo de campaña calderonista en que se acusaba a López Obrador de ser "un peligro para México", así como los del Consejo Coordinador Empresarial que comparaban al tabasqueño con el presidente de Venezuela.
"El juego de niños que el equipo de Calderón siguió fue negar que Morris trabajaba para ellos, pero él ya estaba trabajando en su campaña y se apoyaba en el publicista español Antonio Solá, quien ya tenía una experiencia necesaria en las campañas negativas del Partido Popular de España para cumplir las instrucciones de Morris, como en el 2000 lo hizo Rob Allyn para el equipo de Fox", sostiene Lund.
"Ellos empezaron la campaña negativa en marzo. Con mucho dinero del PAN y también del Consejo Coordinador Empresarial, saturaron con spots la televisión, y tuvieron suerte porque aprovecharon la expresión de 'cállate, chachalaca' que Andrés Manuel dirigió a Fox. La campaña negativa tuvo éxito. Si vemos las encuestas de ese mes, no subió Calderón, sino que bajó López Obrador; esa es la esencia de una campaña negativa", explica.
El 3 de abril, Morris corroboró implícitamente su trabajo para Calderón, considera Lund, pues escribió un artículo en el periódico New York Post titulado Menace in Mexico (Amenaza en México), en el cual acusó:
"El 2 de julio, el pueblo mexicano decidirá si elige o no al ultraizquierdista Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO), como su siguiente presidente... Los rumores han corrido por meses en el sentido de que la campaña de López Obrador ha recibido grandes fondos del presidente Hugo Chávez, de Venezuela. Y el mes pasado, el representante Jim Kolbe (de Arizona), un republicano moderado, dijo a algunos legisladores mexicanos que tenía reportes de inteligencia detallando el apoyo de Hugo Chávez al Partido de la Revolución Democrática (PRD) de AMLO.
"Chávez es un firme aliado de Fidel Castro, presidente de Cuba. López Obrador bien podría ser la pieza que faltaba en sus planes para poner de rodillas a Estados Unidos ante la emergente izquierda latinoamericana..."
Basado en lo que él mismo identificó como "rumores", Morris espetó: "¿Creen que tenemos problemas de seguridad con el presidente Vicente Fox dirigiendo a México? Sólo esperen a que tengamos en nuestra frontera de 2 mil millas a un amigote de Chávez y Castro".
Morris, comentarista del canal de televisión Fox News, siguió dirigiendo la campaña de Calderón en las sombras aunque lo negara el equipo de campaña del panista, reitera Lund.
"En el gremio de los estrategas y encuestadores se dice que Morris escribió el guión de la campaña de Calderón, y el resto del operativo lo aplicó el equipo. Sin esa guía Calderón nunca hubiera ganado", sostiene el director de Mund Americas.
Y el 10 de julio, Dick Morris publicó otro artículo: Mexico Election: The Defeat of The Latin Left (Elección en México: la derrota de la izquierda latina), en el cual afirmó que, con la estrecha victoria del "centrista" Felipe Calderón, "el electorado mexicano ha evitado que la alianza entre Hugo Chávez y Fidel Castro tenga éxito en su intento por dominar el futuro político de Latinoamérica con líderes y políticas de izquierda". "México ha tomado la primera gran medida para pararlos", agrega Morris en referencia a los presidentes de Venezuela y Cuba.
Esas afirmaciones del consultor son la clave para entender la esencia de la campaña negativa de Calderón, sostiene Lund. "El poder de esta campaña negativa no estuvo en los anuncios de televisión, sino en la 'noticia' que generó. Decir que Andrés Manuel era parte de la estrategia de Chávez y Castro era el tema de conversación en todos lados, en las mesas profesionales y en las mesas de la casas".
Desprestigiado en su país
"No, no puedo hablar de eso y no le quiero dar una entrevista", contestó enfático el consultor político Dick Morris.
El corresponsal de Proceso en Washington le había llamado a su celular para entrevistarlo sobre su colaboración como asesor político externo de la campaña electoral de Felipe Calderón Hinojosa, candidato presidencial del PAN, y sobre su labor para desacreditar en Estados Unidos a Andrés Manuel López Obrador. En este último aspecto, su encomienda consistió en vincular al abanderado presidencial de la coalición Por el Bien de Todos con el izquierdismo radical del líder cubano Fidel Castro y con el populismo irreverente de Hugo Chávez, presidente de Venezuela.
Morris -neoyorquino de 58 años- era hasta el 29 de agosto de 1996 el consultor político más prominente de Estados Unidos, pero cayó en desgracia cuando salió a la luz pública su debilidad por las prostitutas, a quienes contrataba para materializar una de sus fantasías sexuales: lamer y chupar los dedos de los pies.
Egresado de la Facultad de Arte de la Universidad de Columbia, Morris tiene en su haber varios logros como asesor político: la reelección presidencial de Bill Clinton en 1996, la elección de los gobernadores Bill Weld (Massachussets) y Pete Wilson (California) y la elección y reelección de más de 30 legisladores federales y estatales, tanto del Partido Demócrata como del Republicano.
Fuera de Estados Unidos, Morris colaboró en los triunfos electorales del mexicano Vicente Fox (2000), del argentino Fernando de la Rúa (1999), del uruguayo Jorge Batlle (1999) y del ucraniano Viktor Yushchenko (2005). Se le reconoce también su participación en el triunfo de 12 diputados del Partido Independentista de Gran Bretaña en los comicios de 2004.
"Es un exitoso consultor electoral por su ateísmo político. Trabaja para quien le pague y hace lo que sea necesario con tal ganar, incluido el trabajo sucio, como observamos que realizó ahora en contra del señor López Obrador", comenta a este semanario un exfuncionario del gobierno de Clinton que conoce a Morris desde los ochenta, cuando se inició la relación de trabajo y de amistad entre el expresidente y el consultor político.
"Su experiencia como asesor electoral de Fox le permitió hacer válida cualquier cosa dentro de la guerra sucia de la política mexicana. Y si lo hubiera contratado el señor López Obrador, seguramente se hubiera hecho cargo de desacreditar a Calderón Hinojosa", añade el exfuncionario, quien habló bajo la condición del anonimato.
Agregó: "Trabajé como consultor de Fox y del PAN, por eso sé valorar la delicadeza de la situación política en México (...) El candidato del PAN no podría ser una marioneta de Estados Unidos; además, está totalmente comprometido con la economía de libre mercado y desea una cercana relación con nuestro país. (En cambio) López Obrador podría ser parte de la lucha anti-Estados Unidos proveniente de la nueva izquierda latinoamericana".
La vocación de Morris por la asesoría política data desde que era estudiante en la escuela preparatoria Stuyvesant, de Nueva York. Ayudó a su amigo Jarrold Nadler a conseguir la presidencia del Consejo Estudiantil en 1963.
Pero como profesional se inició en 1978: asesoró exitosamente a Clinton en las elecciones para gobernador de Arkansas. En 1980, cuando éste buscó la reelección, prescindió de los servicios de Morris... y perdió.
Dos años después, Clinton volvió a contratar a Morris. Recuperó la gubernatura y, con su ayuda, se reeligió por dos períodos más: en 1986 y 1990. Sin embargo, para la elección presidencial de 1992, optó por James Carvalle como principal estratega electoral. Después de que los demócratas fueron derrotados en las elecciones legislativas de noviembre de 1994, Clinton recurrió de nuevo a Morris para la reelección presidencial de 1996.
Morris acrecentó su fama y su poder en los altos círculos políticos de Estados Unidos. Pero justo en ese momento -agosto de 1996- se vio obligado a renunciar a la campana de reelección de Clinton. La razón: la televisión y la prensa estadunidense revelaron su relación extramarital con Sherry Rowlands, una prostituta que cobraba 200 dólares por cada hora de servicio.
"Alguien tan inteligente como él debería abotonarse los labios cuando se baja el cierre del pantalón. Es decir; ¿cómo puede manejar al mundo cuando ni siquiera puede controlar lo que está haciendo en su cuarto con una dama de paga?", dijo Rowlands en la primera entrevista que, a cambio de un pago de 50 mil dólares, ofreció en septiembre de 1996 al programa de televisión Hard Copy.
1 comentario:
Aunque la noticia sobre Dick el sucio no es reciente, la disputa en las campañas electorales quedaron marcadas por la participación de este tipo de publicistas. En mi computadora tengo un descodificador de sonido y en uno se los anuncios del pelele Calderón, es claro que mesclraron varias pistas y hay mensajes, no dudo que esto se vuelva a repetir y estar listos para denunciar esto es lo que nos toca. Al parecer, hay leyes en méxico que prohiben este tipo de trucos.
Saludos
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