Manuel Bartlett DÍaz
En su edición del 24 de septiembre del presente año, Proceso 1560 publica un texto del diputado Emilio Gamboa (Palabra de Lector, página 95) donde niega “… rotundamente todas las declaraciones y mentiras expresadas en mi contra”, refiriéndose a lo publicado sobre su persona en cinco páginas de señalamientos varios aparecidas en Proceso 1559, del 17 de septiembre.
En su refutación, dedica dos párrafos a comentarios míos, y en uno de ellos asienta: “En relación a lo afirmado por el licenciado Manuel Bartlett Díaz, entiendo que tenga algún rencor en mi contra. Sin embargo, aclaro que no estuvo en mis manos la decisión presidencial cuando él la pretendía. Eso, al parecer, lo ha alejado de toda racionalidad y lo ha orillado al encono y a la frustración”.
Qué manera de Emilio Gamboa de escurrir el bulto atribuyéndole mis diferencias actuales –fundadas, públicas, debatidas en el Senado– a un “rencor” viejo, de 18 años, pues supongo que el diputado se remonta a aquellos tiempos en los que era el secretario particular del presidente Miguel de la Madrid. He vivido desde entonces, según él, “alejado de toda racionalidad… (en) el encono y …la frustración”. ¿Cree el diputado que con esta salida ridícula desvirtúa los señalamientos sobre sus actuaciones recientes?
¿Que no negoció y manipuló para que se aprobara la cogeneración de Pemex con intereses económicos privados extranjeros, contra la Constitución? ¿Que no negoció y manipuló para que se aprobara la autorización a las empresas privadas mineras a explotar el gas metano, contra la Constitución? ¿Que no negoció y manipuló para frenar el proyecto de Ley de Radiodifusión que un grupo de senadores sosteníamos para después impulsar desembozadamente la Ley Televisa? ¡Lo que nos habríamos ahorrado los mexicanos de no haber tenido Emilio Gamboa esa capacidad “operativa”!
No, no me mueve un “rencor” al grado de hacerme irracional ante el fantasma del Emilio Gamboa de aquel distante pasado; me mueve el profundo desacuerdo con sus acciones recientes, públicas, que están en el Diario de los Debates; me mueve la preocupación de que esas “habilidades” se orienten ahora a apoyar el despojo de la nación de su patrimonio energético, a la derechización de nuestro partido en contra de nuestros principios, a que el PRI se convierta en la Cámara de los Diputados en comparsa del PAN. Eso sí me llevaría a la frustración junto con otros millones de mexicanos.
En el otro párrafo, se lamenta Emilio Gamboa de que sea yo “injurioso” con mis antiguos compañeros del Senado. No es desde luego mi intención; si así se ha tomado, pido disculpas, pero reafirmo el fondo. La simulación nos envilece, hablemos con la verdad.
Atentamente
MANUEL BARTLETT DÍAZ
En su refutación, dedica dos párrafos a comentarios míos, y en uno de ellos asienta: “En relación a lo afirmado por el licenciado Manuel Bartlett Díaz, entiendo que tenga algún rencor en mi contra. Sin embargo, aclaro que no estuvo en mis manos la decisión presidencial cuando él la pretendía. Eso, al parecer, lo ha alejado de toda racionalidad y lo ha orillado al encono y a la frustración”.
Qué manera de Emilio Gamboa de escurrir el bulto atribuyéndole mis diferencias actuales –fundadas, públicas, debatidas en el Senado– a un “rencor” viejo, de 18 años, pues supongo que el diputado se remonta a aquellos tiempos en los que era el secretario particular del presidente Miguel de la Madrid. He vivido desde entonces, según él, “alejado de toda racionalidad… (en) el encono y …la frustración”. ¿Cree el diputado que con esta salida ridícula desvirtúa los señalamientos sobre sus actuaciones recientes?
¿Que no negoció y manipuló para que se aprobara la cogeneración de Pemex con intereses económicos privados extranjeros, contra la Constitución? ¿Que no negoció y manipuló para que se aprobara la autorización a las empresas privadas mineras a explotar el gas metano, contra la Constitución? ¿Que no negoció y manipuló para frenar el proyecto de Ley de Radiodifusión que un grupo de senadores sosteníamos para después impulsar desembozadamente la Ley Televisa? ¡Lo que nos habríamos ahorrado los mexicanos de no haber tenido Emilio Gamboa esa capacidad “operativa”!
No, no me mueve un “rencor” al grado de hacerme irracional ante el fantasma del Emilio Gamboa de aquel distante pasado; me mueve el profundo desacuerdo con sus acciones recientes, públicas, que están en el Diario de los Debates; me mueve la preocupación de que esas “habilidades” se orienten ahora a apoyar el despojo de la nación de su patrimonio energético, a la derechización de nuestro partido en contra de nuestros principios, a que el PRI se convierta en la Cámara de los Diputados en comparsa del PAN. Eso sí me llevaría a la frustración junto con otros millones de mexicanos.
En el otro párrafo, se lamenta Emilio Gamboa de que sea yo “injurioso” con mis antiguos compañeros del Senado. No es desde luego mi intención; si así se ha tomado, pido disculpas, pero reafirmo el fondo. La simulación nos envilece, hablemos con la verdad.
Atentamente
MANUEL BARTLETT DÍAZ
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