Julio Hernández López
Invocaciones abascalinas
Carta de Flavio Sosa
¿Lucha fratricida en Oaxaca?
El secretario de Gobernación, Carlos Abascal, atraviesa el salón de plenos de la Cámara de Diputados Foto Francisco Olvera
En un reloj institucional crónicamente descompuesto, hoy se cumple el plazo que para tomar decisiones sobre Oaxaca se puso el gobierno tras las sombras (es decir, la facción de El Yunque, con Carlos Abascal como generalísimo en jefe).
A la mesa de presuntas negociaciones, que con pésimo sentido político organizó Bucareli, no habrán de sentarse hoy los representantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca ni los maestros de la sección 22 del SNTE, así es que el diseño original de esa aventurada mesa de una sola pata terminará en lo que casi siempre han acabado los experimentos políticos del foxismo, es decir, en un fracaso cuyos costos y consecuencias son trasladados a las propias víctimas de esas impericias o perversiones políticas.
Abascal, y demás santificados chicos malos -sobre todo el papá almirante del novel diputado panista que ¡angelito recién llegado al cielo legislativo!, luego luego quería ser presidente de la comisión de marina- tendrán así la oportunidad de confirmar públicamente las líneas maestras de su guión represivo: si los líderes oaxaqueños no dialogan y negocian conforme a las más depuradas tradiciones de la política de elite, estarán demostrando a México entero que son merecedores del fuego divino aerotransportado y las maldiciones de la Biblia mediática (¡oh, noticieros de radio y televisión: preparad la facturación de publicidad para denunciar a esos nefastos mexicanos!)
El punto grave del asunto no está, sin embargo, en los apetitos represivos que la derecha neofranquista mexicana ya ni siquiera disimula, ni en los riesgos de que un acto represivo más (Atenco y ciudad Lázaro Cárdenas están en la lista memorable) genere violencia social creciente, sino ¡oh, Santo Señor de los Cielos (es decir, el auténtico, no Amado Carrillo)!, en que el Siervo de Dios, habilitado como sacristán encargado de la capilla de Gobernación, ha invocado el nombre del Creador para asegurar que no habrá represión en Oaxaca. Y dirán misa los ateos, pero si monseñor Abascal ha puesto a Dios por delante es garantía mayor que algún tratado internacional o un ordenamiento constitucional. Aunque el diablo siempre mete la cola y este tecleador que siente simpatía por la duda se pregunta si el monje copista Abascal no saldrá luego con alguna interpretación lingüística con la que pretenda eludir el compromiso divino hecho ayer ante diputados, pues en realidad él dijo que "en nombre de Dios, no haremos absolutamente ninguna represión", y bien podría alegar luego don Carlos María que la tal represión no se dio "en nombre de Dios", sino del almirante P y Rot o de algún joven diputado supuestamente marino o de fuerzas oscuras que conspiraban contra la nación o de embozados enemigos de la civilización cristiana...
Desde Oaxaca, mientras tanto, uno de los dirigentes de la APPO, Flavio Sosa Villavicencio, envía por conducto de esta columna una carta al almirante Marco Antonio Peyrot, secretario de Marina, en la que señala la preocupación causada en los oaxaqueños por "el arribo de tropas militares y el sobrevuelo de aeronaves de la Marina nacional" y por el hecho de saber "por la prensa nacional que la orden de dichos operativos fue dada por usted, en desacuerdo con el secretario de Defensa Nacional".
Flavio Sosa recuerda a Peyrot que "los oaxaqueños también somos mexicanos, que durante años hemos sido olvidados por el gobierno federal y condenados por los gobiernos estatales a una suerte miserable, que no nos quita en un mínimo nuestra identidad nacional". Pero, "sobre todo y ante todo, somos pueblo, ese pueblo mexicano que usted juró defender, ese pueblo que en cada hijo ha dado un soldado. Revise en sus listas cuántos oaxaqueños están integrados en la Marina y en el Ejército nacional, y se dará cuenta de que muchos de los hijos, hermanos y familiares de los elementos del glorioso Ejército Mexicano están en este gran movimiento social".
Añade la carta: "¿Por qué entonces manda usted contra nosotros aeronaves y tropas de guerra? ¿Qué razones burocráticas o acuerdos de cúpula lo hacen darnos el trato de 'enemigos'?" Por ello, Sosa exige al almirante empanizado: "Que no reprima al movimiento social en Oaxaca" y que entienda que "no es válido ni legal el uso de la fuerza para acallar las protestas de los oaxaqueños". Así cierra el texto: "Pero sobre todo y por sobre todo le solicito: no inicie usted una lucha fratricida en Oaxaca".
Tic tac, tic tac: el reloj descompuesto da la hora. Negociación o represión, es el planteamiento del yunquismo de Bucareli. Calderón viaja por el extranjero (y es perseguido también por el fantasma de las protestas poselectorales) y Fox sigue en el viaje (tratando de cerrar negocios de última hora, pretendiendo cuidar las muy comprometidas espaldas conyugales). Los operadores políticos que debieran ser cirujanos acaban demostrando que son carniceros, y Oaxaca queda a partir de hoy en espera de una vuelta a los cauces de la política bien planteada y ejecutada, o de la represión tan deseada por quienes creen beneficiarse de que caiga ya sobre México la noche de los puños cerrados.
Astillas:
El próximo 20 de noviembre, la Alianza Braceroproa iniciará una peregrinación de San Cristóbal, Guanajuato (donde están los ranchos de los Fox), a la Basílica de Guadalupe. La marcha se llamará "Por la justicia sin la mentira" y llegará a la capital del país el 30, justamente el día en que Vicente Fox Quesada pretende ir a dar gracias a la Virgen del Tepeyac porque hipotéticamente (la fe, ante todo) le habría ayudado a hacer un buen gobierno. Los familiares de braceros, dirigidos por Ventura Gutiérrez, llevarán un caballo, una mula y un burro para regalarlos a algunos de los distinguidos visitantes que se encuentren en esas horas postreras del sexenio... Carlos Colorado se pregunta desde algún lugar de Estados Unidos "qué pasaría si la resistencia pacífica hiciera manifestaciones frente a las embajadas correspondientes a cada uno de los países visitados por Calderón, precisamente en el día de la visita", o "qué tal sería enviarle a los defensores de Oaxaca cientos o miles de súper efectivas resorteras" o "posponer la entrega de la medalla Belisario Domínguez hasta que Fox regrese de la gira-fuga que organizó" para ausentarse de ese acto de premiación... ¡Hasta mañana, en esta columna relojera!
Fax: 56 05 20 99 juliohdz@jornada.com.mx
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