BRUSELAS.- Para el gobierno de Suecia, no hay duda: La cadena estadunidense de supermercados Wal Mart pisotea los derechos humanos y laborales de sus empleados en México, razón por la cual el pasado 7 de septiembre ese país escandinavo anunció el retiro de 27.5 millones de dólares que tenía invertidos en dicha empresa en fondos de pensión.
Por los mismos motivos, tres meses antes, el gobierno noruego había retirado ya de Wal Mart México 11.1 millones de dólares de inversiones por motivos similares.
Al comunicar su decisión, el fondo de jubilación sueco AP2 –uno de los llamados “fondos de contención”, creado para responder a la fuerte demanda de pensiones en las próximas décadas–, destacaba: “El Fondo AP2 ha tomado posición frente a la aserción de que Wal Mart infringe los derechos humanos en la vida laboral”.
Además, el organismo sueco reveló que desde 2003 había intercambiado cartas con representantes de la empresa, así como con un grupo de inversores para “influir” entre los directivos de la trasnacional a fin de que se implementara un sistema que mejorara las relaciones laborales entre los empleados de la compañía. Los esfuerzos no prosperaron, Wal Mart no mostró ningún cambio con respecto a los derechos de sus empleados.
En su carta, los noruegos precisaban: “El Consejo Ético para el Fondo de Pensión del Estado noruego ha recopilado un extenso material que prueba que Wal Mart viola de una manera seria y sistemática los estándares éticos establecidos internacionalmente”.
La jefa ejecutiva de AP2, Eva Halvar-sson, recordó que “bastantes incidentes” en Wal Mart, relacionados con la violación de la normativa internacional, habían sido documentados “tanto en sus propias operaciones como en su cadena de abastecimiento”.
“En nuestra opinión, y más allá de toda duda razonable, ello ha dado lugar a la existencia inherente de un sistema no ético”, explicó la funcionaria.
La breve comunicación finaliza con el anuncio de que el fondo ya “ha vendido su portafolio de acciones y obligaciones financieras de Wal Mart y Wal Mart México”.
El deslinde noruego
El pasado 6 de junio, Noruega avisó que retiraba sus cuentas de acciones de Wal Mart Stores Incorporated (con un valor de mercado, al 31 de diciembre de 2004, de 253 millones de dólares), y de Wal Mart de México, S.A. (11.1 millones de dólares), así como las cuentas de bonos de Wal Mart Stores Inc. (102.3 millones de dólares).
“Esas compañías han sido excluidas porque, en vista de sus prácticas, invertir en ellas entabla el riesgo inaceptable de que el fondo pudiera ser cómplice de serias, sistemáticas y graves violaciones a las normas”, expresó ese día la ministra noruega de Finanzas, Kristin Halvorsen.
Tan radical medida es producto de varios meses de discusión, a partir de que el caso fue tomado por el Consejo Ético del Fondo de Pensión Estatal de Noruega, un organismo de cinco miembros creado en 2004 para vigilar que el dinero de los contribuyentes de ese país no se invierta en firmas de dudosa reputación.
Dicho consejo se reunió el 27 de junio de 2005 para comenzar el análisis del expediente Wal Mart, lo cual dio como resultado un interesante reporte de 15 páginas en el que los expertos noruegos explican los razonamientos detrás de su recomendación de abandonar a la cadena de supermercados.
Dirigido al Ministerio noruego de Finanzas el 15 de noviembre de 2005, el reporte cuenta que el 14 de septiembre de ese año, el consejo, a través de la institución bancaria Norges Bank, envió a Wal Mart México una carta en la que le solicitaba un “comentario” sobre una serie de alegaciones que había en su contra.
Y enumera: “que la compañía emplea a menores de edad; que las condiciones de trabajo de sus proveedores son peligrosas y dañinas para la salud; que sus empleados son presionados a trabajar horas extras sin compensación; que la empresa discrimina salarialmente a las mujeres; que cualquier intento de los trabajadores por sindicalizarse es frenado; o que éstos son, en muchos casos, castigados y hasta encerrados”.
La solicitud nunca fue respondida, señala el reporte. En todo caso, concluye, hay elementos que constatan que “existe un vínculo directo entre las operaciones de la compañía y esas relevantes violaciones”.
El consejo noruego –cuya misión es la identificación de riesgos– asegura que dichos abusos “han sido cometidos para servir a los intereses de Wal Mart, “que a pesar de estar al tanto de éstos, ha omitido dar pasos para prevenirlos”.
En su apartado 2, por ejemplo, el Código de Lineamientos Éticos del Consejo determina que serán excluidas de cualquier programa de inversión las empresas en las que exista el riesgo de “violaciones serias y sistemáticas a los derechos humanos, tales como asesinato, tortura, privación de la libertad, trabajo forzado, así como las peores formas de trabajo infantil y otros tipos de explotación infantil”.
Incluye, también, “otras violaciones particulares y serias de las normas éticas fundamentales”.
El consejo estipula que sólo los estados pueden violar los derechos humanos directamente, pero “las compañías pueden (sin saberlo) contribuir a las violaciones de esos derechos por los estados. A su vez, el Fondo de Pensiones noruego podría contribuir a la complicidad de esas compañías a través de la propiedad (de esas empresas)”.
En 2004, asienta el reporte, el corporativo Wal Mart publicó información sobre las condiciones de trabajo que imperaban entre 5 mil 300 de sus proveedores directos de todo el mundo.
El resultado le fue tan adverso, que la propia empresa lo calificó de “inaceptable”: 46% pagaba apenas salarios mínimos y debía beneficios; 31% era incapaz de probar el pago de los salarios; 36% violaba los horarios establecidos de trabajo o no los registraba; y 21% tenía una jornada laboral de siete días.
Más aún: 31% no contaba con documentación que indicara la edad de sus empleados; 10% ofrecía contratos ilegales; y 35% carecía de protección contra incendios.
El consejo ético cree que la situación puede ser todavía peor, ya que la empresa ha señalado que las mercancías que vende provienen de “decenas de miles de fábricas distribuidas a lo largo de 70 países”.
El reporte noruego incluye las acusaciones de James W. Lynn, un antiguo auditor de los proveedores latinoamericanos de Wal Mart, empresa contra la que entabló un juicio por haberlo despedido mediante argucias extraprofesionales.
En su querella, Lynn sostiene que Wal Mart planea sus inspecciones de forma tal que se descubra el menor número de infracciones a las leyes en sus establecimientos. Y no sólo eso: 85% de las auditorías las realizan sus propios asalariados, quienes son objeto de fuertes presiones para que rindan buenas evaluaciones.
En 2003, además, la empresa reportó que sólo 1% de las inspecciones eran llevadas a cabo sin previo aviso; y aunque al año siguiente esa cifra subió a 8%, el objetivo es alcanzar no más de 20%.
El informe destaca otro elemento preocupante. Wal Mart distingue entre proveedor “directo” e “indirecto”: “El primero es con el que trata de modo directo; el significado del segundo es menos claro. Wal Mart manifiesta que también trata con este tipo de proveedores y que todos los fabricantes de mercancías que cataloga como “de alto riesgo” (tenis, ropa, juguetes y equipo deportivo) son considerados proveedores ‘indirectos’.
Identificar a tales fabricantes en el segmento de “alto riesgo”, “significa que el propio Wal Mart contempla que en esos sectores hay un riesgo más grande de encontrar condiciones laborales inaceptables”, expresan los expertos escandinavos.
Por otro lado, el modelo de negocios de Wal Mart –un sistema de grandes cuotas de producción que llenan aquellos proveedores que ofrezcan los precios más bajos– propicia graves violaciones a los derechos humanos y laborales en la cadena de abastecimiento de la empresa, afirman.
Incluso mencionan algunos ejemplos latinoamericanos.
En Nicaragua, la fábrica King Young, S.A., de propiedad taiwanesa, vende 80% de su producción a Wal Mart, que a su vez la revende bajo su propia marca, “Athletic Works”.
Para poder cumplir con las entregas, “los empleados invariablemente deben trabajar horas extras”, y han llegado a ser encerrados en la planta y sujetos a diversas formas de abuso, expone el reporte. Por querer formar un sindicato, 400 trabajadores fueron despedidos de inmediato por la gerencia.
En El Salvador, la empresa de textiles Han-chang Corporation of Korea, que produce las marcas de ropa Bobbie Brooks y Puritan, obliga a sus empleados a trabajar de 17 a 24 horas suplementarias por semana, sin goce de compensación. También está acusada de infligir castigos físicos.
Los expertos noruegos comentan que cuando visitaron en persona a varios proveedores de Wal Mart en Honduras, fueron informados de varios problemas: salarios por debajo de la legalidad, jornadas exhaustivas, salidas de emergencia bloqueadas, entorno inseguro de trabajo y otras condiciones contrarias a los propios lineamientos de Wal Mart.
En cuanto a la actuación de Wal Mart en México, el documento respaldado por el gobierno de Oslo puntualiza: “Varios inversionistas han buscado a través de una variedad de iniciativas mejorar las prácticas de la compañía en las áreas que contempla esta recomendación.
“Nada sugiere que Wal Mart (Stores Inc. y México) haya seguido cualquiera de esas iniciativas o que haya hecho algunas mejoras. El Consejo (de Ética) no tiene motivos para anticipar algún movimiento de Wal Mart tendiente a reducir el riesgo de complicidad del fondo de pensión noruego con violaciones en el futuro próximo.”
Por lo tanto, recomienda excluir a Wal Mart de México, S.A., del portafolio de inversiones de los fondos de pensión del estado, petición que cumplió finalmente el Ministerio de Finanzas el pasado 6 de junio. Las autoridades suecas se sumaron a esta decisión tres meses después.
Runar Malkenes, portavoz del Ministerio noruego de Finanzas, asegura que para su país es importante la decisión de Estocolmo, “ya que da prueba de la solidez de nuestro reporte”
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