martes, octubre 03, 2006

Alianza entre enemigos

Autor: Alejandro Gutiérrez
Fecha: 01-Oct-2006

Otrora adversaria implacable del PAN y orquestadora de fraudes electorales históricos en contra de ese partido, Elba Esther Gordillo pretende colocarse en un cargo gubernamental en el nuevo gobierno que encabezará Felipe Calderón. Pese a las críticas que ha recibido la dirigente magisterial por ese cambio de bando, Antonio Becerra Gaytán, quien fue líder del Partido Comunista Mexicano, dice que “en este período de devaluación o desnaturalización de la ideología la gente no lo considera una falta o una traición”.

Sin recato, Elba Esther Gordillo reclama para sí una posición en el gabinete de Felipe Calderón, a pesar de que a lo largo de su carrera política muchas veces se enfrentó con el PAN, como cuando fue pieza fundamental en la operación del PRI para cometer dos fraudes electorales –uno estatal y el otro federal– en el “verano caliente” de 1986, en Chihuahua. La víctima fue el panista Francisco Barrio y en aquella ocasión el blanquiazul presentó denuncias ante instancias internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA).

Después de aquellas elecciones, Gordillo participó en la cuestionada elección federal de 1988, que permitió el arribo de Carlos Salinas al poder. Como delegada general del PRI en Chihuahua, se valió de la maquinaria electoral del magisterio, para apuntalar el fraude.

Los profesores Antonio Becerra Gaytán –candidato del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) a la gubernatura de Chihuahua en 1986– y Alma Gómez, exdiputada del PRD y opositora de Gordillo en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), se refieren al paso de “la maestra” por Chihuahua. “Recuerdo cuando participó en el ‘fraude patriótico’ del 86, como lo denominó Miguel de la Madrid”, dice Gómez.

Becerra Gaytán –quien también la ha enfrentado en el terreno gremial– afirma: “En esta etapa de desideologización de la política y el arribo del pragmatismo a ultranza, Elba Esther es campeona”.

Noé Rivera, exsubsecretario electoral del PRI y exoperador de la propia Gordillo, sabe de su actuación en Chihuahua: “Ella organizó la promoción del voto y la movilización magisterial. Lo hizo con el dirigente Rafael Ochoa y con los caciques magisteriales del estado, Eloy Gómez Pando y Jacinto Gómez Pasillas, este último actualmente es diputado federal por el Partido Nueva Alianza (Panal)”.

Posicionamiento

El martes 25 de julio, ante la cúpula del SNTE y del Panal, Gordillo no tuvo empacho para alzarle la mano a Felipe Calderón y llamarlo “presidente electo”, a pesar de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) apenas desahogaba el litigio poselectoral.

El pasado 20 de septiembre, desde Montevideo, Uruguay, la lideresa del SNTE dijo que está dispuesta a trabajar “sin escatimar esfuerzo” al lado del presidente electo, Felipe Calderón, si la convoca a una posición en el gobierno, “o donde sea”.

A pesar de su afirmación de que “no está apuntada ni se apunta para nada”, en los círculos políticos se sabe que ejerce presión para demandar un sitio en el nuevo gobierno y pretende colocar como titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) a su alfil, actual subsecretario del ramo, Miguel Ángel Yunes; también apoya e impulsa a Benjamín González Roaro.

La posibilidad de que Gordillo y sus incondicionales ocupen un cargo en el gabinete de Calderón ha despertado malestar en el PAN, aunque todavía no se manifiesta abiertamente.

Frente al avance que el PAN tuvo en Chihuahua durante la primera mitad de los ochenta, el PRI envió a su caballería pesada en materia electoral. En los comicios federales de 1985, nombró como delegado general a Roberto Madrazo y en las elecciones para gobernador en 1986 colocó en ese puesto a Manuel Gurría Ordóñez, ambos exgobernadores de Tabasco.

Con Gurría fueron designados seis delegados regionales en esa entidad, entre ellos Elba Esther Gordillo, Melquíades Morales –quien después sería gobernador de Puebla–, Juan José Rodríguez Prats –tránsfuga del PRI y actualmente panista– y Mario Niebla Álvarez.

Fue en esta elección donde se inauguró el trabajo de las llamadas “Brigadas de Educación Política y Promoción Social” integradas por profesores, en calidad de promotores del voto del PRI; con éstas se suplió la tradicional estructura corporativa de la CTM y de los otros sectores priistas, coinciden Noé Rivera y Becerra Gaytán.

Como coordinadora del Programa Estatal de Promoción del Voto, Gordillo se valió de los maestros de las secciones VIII (federal) y la 42 (estatal) para conformar las brigadas del voto, que comprometían a priori al elector a votar por el PRI. También utilizó esa estructura sindical para desplegar votantes emergentes, apoyos para representantes de casillas y presión para los partidos de oposición, acciones que en su momento fueron denunciadas por el PAN (Proceso 566).

“La estancia de Elba Esther Gordillo en Chihuahua como delegada regional del PRI –dice Rivera– fue una especie de ‘exilio’, porque en esa época era atacada por otro poderoso grupo dentro del SNTE, que encabezaba el profesor Tomás Vázquez Vigil, junto con un profesor de apellido Soberanes y El Tigre Callejas, que era el cacique magisterial de Veracruz. La pugna se debía a que Elba Esther pretendía imponer como dirigente del sindicato a Rafael Ochoa, quien hoy es el secretario general del SNTE.”

Y agrega: “Gracias a sus ‘amistades políticas’, Gordillo se fue a Chihuahua, para apoyar en la elección a Fernando Baeza y así congraciarse con el PRI; a cambio, ella pidió que el partido la ayudara en su lucha contra el grupo de Vázquez Vigil”.

Finalmente, logró que Vázquez Vigil designara a Rafael Ochoa como delegado del CEN del SNTE en Chihuahua, quien le fue de gran utilidad para realizar la operación electoral fraudulenta, junto con el entonces cacique del magisterio en el estado, Eloy Gómez Pando, y su segundo, Jacinto Gómez Pasillas. Ambos caciques fueron auxiliados por sus operadores, los dirigentes de las secciones VIII, Carlos Barranco, y de la 42, Justo Jáquez, todos bajo las órdenes de Gordillo (Proceso 595).

Rivera añade: “Por medio de una negociación con el sindicato y a través de Benjamín González Roaro (exdirector del ISSSTE con Vicente Fox), en ese entonces director del Fideicomiso de Vivienda Magisterial (Vima), consigue que se canalicen 40 millones de pesos para un desarrollo habitacional ubicado al norte de la capital chihuahuense, cerca del Complejo Industrial Chihuahua y de la planta Ford, pero ese dinero se destinó a la campaña de Fernando Baeza.

“En la edificación de esa zona habitacional participaron las constructoras de la hija de la maestra y de González Roaro, pero no se construyen las casas porque el dinero se desvió a la campaña del PRI. Y ese fraude con las casas la sigue persiguiendo. Incluso, en este sexenio a la maestra se le entregaron 800 millones de pesos para el Fideicomiso Vima y quiso solucionar el problema, pero ya es un litigio sumamente complejo.”

Relaciones cuestionables

El exoperador de Gordillo afirma que en posteriores procesos electorales que él atendió en Chihuahua tuvo conocimiento de que durante el paso de Gordillo por esa entidad en los ochenta, ella entabló negociaciones con representantes de medios de comunicación locales y supuestos empresarios relacionados con actividades ilícitas; incluso hay políticos locales que tienen “fotografías en las que ella aparece con una de esas personas”.

Eran tantas las evidencias de que en Chihuahua se operaba un fraude electoral, que el entonces candidato del PAN, Francisco Barrio Terrazas, publicó desplegados pidiéndoles a los “maestros honestos” que lo apoyaran.

En otro de sus desplegados se leía: “La zorra cambia de pelo cada año, pero de mañas, nunca”, en alusión a la propuesta del PRI para “vigilar la limpieza de las elecciones”. Las buenas intenciones del tricolor se desvirtuaban mediante las modificaciones a la Ley Electoral que sembraban obstáculos y favorecían a sus candidatos.

En respuesta a las advertencias que el PAN hacía sobre el fraude que se cocinaba, Gordillo respondió: “Chihuahua es sólo una lucha política, tras ella todos seguiremos aquí. No hagamos heridas innecesarias”.

Pero eso sí, adelantaba aun antes de la elección que el triunfo sería del PRI. Sólo en el municipio de Chihuahua, “de los 105 mil chihuahuenses con derecho a sufragio, 73 mil votarán libremente a favor del PRI”, le dijo a El Heraldo de Chihuahua (30 junio 1986). En víspera de los comicios, señaló que lo más importante para el PRI era “recuperar credibilidad” y que “a veces se gana perdiendo”.

–¿Considera que se logró ese objetivo? –se le preguntó a Gordillo al día siguiente de las elecciones.

–Bueno –repuso dubitativa–, no hay protestas en las calles… (Proceso 611).

El PAN llevó su denuncia ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, en Washington. Además de Barrio Terrazas acudieron a presentar ese recurso los chihuahuenses Guillermo Luján Peña, Gustavo Elizondo y Jesús González Schmal, entonces secretario de Relaciones Exteriores del CEN del PAN.

En Chihuahua, la protesta por el fraude electoral movilizó a miles de personas que se aglutinaron en el Movimiento Democrático Electoral y en el llamado Frente Chihuahuense Pro Defensa del Voto, donde coincidieron Barrio Terrazas y Antonio Becerra Gaytán.

En febrero de 1990, con base en la denuncia presentada por el PAN, la CIDH emitió un informe preliminar en el que advertía que en las elecciones del “verano caliente” chihuahuense, sí hubo violaciones a los derechos políticos y electorales de los chihuahuenses.

Según dicho informe, se registraron “robos de actas de escrutinio, relleno de urnas y los organismos electorales estaban controlados por el PRI-gobierno, lo que desnaturaliza cualquier proceso, no existiendo pureza en los comicios”. Este reporte fue publicado durante varios días por diarios de Ciudad Juárez y de Chihuahua.

En 1988, como delegada general del PRI, Elba Esther advertía ante las denuncias de un nuevo fraude planteadas por el PAN: “El PRI de Chihuahua no se dejará derrotar en las próximas elecciones por miedo a las amenazas de violencia que ha pronosticado el PAN”. Ante un grupo de mujeres del PRI, señaló: “aquí están las mujeres de la revolución que haremos frente a las mujeres que hacen cacerolismo”.

Fue muy versátil en su promoción del voto. En plena elección auspició la formación de la Unión de Estilistas y Peluqueros, afiliada a la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP). Los egresados de la escuela de estilistas recorrían las colonias populares ofreciendo gratuitamente cortes de pelo y peinados.

Pragmatismo exacerbado

La profesora Alma Gómez asegura que a partir de 1986, Elba Esther Gordillo apoyó a varios líderes en las dos secciones del SNTE de Chihuahua, que hasta la fecha se mantienen. Primero impulsó a Eloy Gómez Pando, después a Alberto Carrillo, a Cesáreo Valles Machuca, Luis Adrián Pacheco y a la profesora Susana Muriel.

“Su arribo como lideresa del SNTE hizo más rígida la disciplina interna; inició una etapa más pragmática que suplió a esa etapa de ideologización y hasta mistificación que había con (Carlos) Jonguitud. Ella es muy práctica y empezó a ejercer el poder de una manera muy directa y sin contemplaciones”, explica Becerra Gaytán.

La profesora, dice, es determinante en la colocación de los dirigentes del SNTE, así como para demandarle al Estado posiciones administrativas; de ahí su enorme influencia en la política educativa, porque no sólo domina la parte sindical, sino la administrativa.

Con la creación del comité político integrado por profesores de todas las corrientes políticas, Gordillo pretendió democratizar al SNTE, “para paliar la rigidez y fomentar la pluralidad, lo que la reviste de una aureola plural y democrática, porque ella es muy hábil y muy inteligente; tiene un discurso brillante y casi impecable. El problema es la contradicción entre las palabras y los hechos”, indica Becerra.

Considera que “no está muy lejano el día” que Elba Esther Gordillo “tendrá que responder por todo lo que ha hecho en el SNTE, incluido el uso electoral de un sindicato, porque en lugar de defender el honor y el orgullo de ser sindicalizado y los intereses profesionales de los maestros, ella mandó al caño la honorabilidad del gremio”.

“Esto se paga caro, pero creo que a su tiempo el magisterio lo va a revisar, porque ninguno de los charros en su mejor momento ha causado tal daño al SNTE como el que le ha infligido Elba Esther.”

En lo que toca a sus pretensiones de conseguir nuevos cargos en el gobierno federal, considera: “En este período de devaluación o desnaturalización de la ideología, Elba Esther encuentra la ocasión para justificar su amistad con la familia Fox y ahora con Calderón, y la gente no la considera una falta o una traición, porque es muy hábil en su manejo”.

Pero para el viejo dirigente del Partido Comunista también resulta criticable la falta de definición del PAN sobre las pretensiones de la maestra, porque “está en posición de recibir apoyo sin importar de dónde venga, lo cual lo hace volverse tan pragmático como las corrientes a las que antes combatía; este partido abandonó la pureza y nitidez de sus posiciones ideológicas tradicionales”.

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