Para el vo-vocero presidencial Rubén Aguilar la frase "hasta donde el pueblo quiera" no es desconocida. También portavoz del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) debió escucharlo alguna vez de su Comandante Daniel:
"El gobierno está aprovechando nuestra debilidad para avanzar. Avanzará hasta donde nosotros queramos, hasta donde el pueblo quiera", al reconocer en 1997 que el FSLN, con sus formas de organización "está agotado en sus posibilidades y capacidades de lucha" y que el proceso iniciado y el Congreso deben definir "cómo organizar nuestra fuerza, cómo comunicar mejor nuestras propuestas y cómo multiplicar nuestra influencia", considerando que "éste es uno de los mayores retos, si no el mayor, de toda nuestra vida como revolucionarios". ¿Traerá 1998 cambios de fondo en el FSLN? ¿O seguirá el FSLN autodestruyéndose con su alejamiento de las bases?"
"Hasta donde el pueblo quiera" es una frase que se ha empleado en las épocas revolucionarias de casi todos los pueblos de la historia. Lo mismo los peronistas hace seis décadas, que recién en Bielorrusia; igual en La Ilustración francesa, que en el Zócalo del DF ahora.
Pero, ¿qué es el pueblo? Habitantes de un lugar, dirán unos. La masa, aseverarán otros.
Ninguno acertará. Y es que hasta hoy, sólo el ya extinto poeta chiapaneco Jaime Sabines ha sabido y podido definirlo. Llo hizo en marzo de 1970, año y medio después del 2 de octubre de 1968, cuando escribió su poema "Diario Oficial". Se lo comparto:
"Por decreto presidencial: el pueblo no existe / El pueblo es útil para hablar en banquetes: / 'Brindo por el pueblo de México', / "Brindo por el pueblo de Estados Unidos'
"También sirve el pueblo para otros menesteres literarios: / escribir el cuento de la democracia, / publicar la revista de la revolución, / hacer la crónica de los grandes ideales
"El pueblo es una entidad pluscuamperfecta / generosamente abstracta e infinita.
"Sirve también para que jóvenes idiotas / aumenten el área de los panteones / o embaracen las cárceles / o aprendan a ser ricos.
"Lo mejor de todo lo ha dicho un señor Ministro: / 'Con el pueblo me limpio el culo' / He aquí lo máximo que puede llegar a ser el pueblo: / un rollo de papel higiénico / para escribir la historia contemporánea con las uñas."
El "señor Ministro" (sic) era Salomón González Blanco, secretario del Trabajo de Gustavo Díaz Ordaz, quien después fuera gobernador de Chiapas, paradójicamente sustituido por Juan Sabines, hermano del poeta y padre de quien hoy contiende, con las siglas del PRD, por el gobierno de Chiapas.
¿El pueblo no existe?
¿"Es una entidad pluscuamperfecta, generosamente abstracta e invisible"?
Hoy se ve que el pueblo sí existe. Y que sigue a un líder.
Porque, como decía Manuel J. Clouthier: "Hay pueblo y hay líder".
Se ve. Y quienes decían que era como papel higiénico, no están aquí ya para sentirlo.
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