Hay más pruebas que determinan la calidad moral de quien hoy es presentado como una víctima de “las feroces policías secretas de un gobierno dictatorial”:Roberto Ahumada, hermano de Carlos Agustín Ahumada Kurtz, declaró y probó judicialmente: “Al ser yo detenido, mi hermano Carlos negó tener vínculos comerciales conmigo... logré recabar un poco de información para probar ese vínculo comercial, como estados de cuenta míos y de Carlos... conseguí probarlo... y se giró orden de aprehensión en contra de él en 1994... al verse Carlos preso, reconoció la relación comercial y me entregó la concesión de la mina, más otro denuncio minero a nombre de su esposa, Cecilia Gurza González, con el fin de resarcir el daño causado, por lo que le otorgué el más amplio perdón, con lo que Carlos obtuvo su libertad”.Pero ya libre, según el relato de su hermano, Carlos dio marcha atrás y en octubre de 1994 demandó a Roberto la anulación de las cesiones de los dos derechos mineros. Nadie sabe, hasta la fecha, qué pasó con ellos.
De acuerdo a varias versiones, la de 1994 no fue la primera ocasión que el empresario propietario del Grupo Quart -hasta ahora, fallido constructor de los segundos pisos viales del Viaducto y el Periférico capitalinos- tuvo problemas con las autoridades policíacas y judiciales. A mediados de 1984, atropelló y mató a un peatón, pero “negoció” con la patrulla que lo detuvo y de inmediato quedó libre. En 1989 le amartilló una pistola en la cabeza al dueño de la empresa que vende árboles de Navidad en Amecameca, Estado de México, pisando la cárcel durante una semana y, según su dicho, hasta le devolvieron el arma. En 1992, asimismo, habría estado preso en el Reclusorio Sur por poco tiempo, también debido a un accidente de tránsito. ¿Más muestras de impunidad? Pues sí: colaboradores de Carlos Ahumada relatan a este escribidor que en 1984 participó, con unos hermanos Bonilla -identifican a un Alejandro cual subdirector de Pemex- en una “transa” para “robarle a otro hermano todo su dinero”. También que “expropió” un terreno a una familia de apellido Sanabria, en Amecameca, donde les había comprado un rancho.
¿Cómo hacía Carlos Ahumada para salir indemne de tantos líos? Pues, todo así lo indica, gracias a sus contactos con políticos. Cuando el problema de Roberto -al parecer iniciado por el propio Carlos, con el fin de despojar a su hermano-, cuenta con el apoyo de Hugo Arce Norato y de José Francisco Ruiz Massieu, quienes lo envían con Ignacio Morales Lechuga para que lo defienda. Luego, con esta liga, a través del policía Juan Miguel Ponce Edmonson -quien, en un cateo, se llevó hasta los zapatos de Roberto, ya éste en prisión- que no sólo lo protegía, sino hasta lo acompañó a Argentina para conseguir la regularización de sus documentos y su estancia legal en México, ya que hasta entonces el empresario consentido del PRD vivía en nuestro país con una falsa acta de nacimiento
.¿Torturado en Cuba? Para nada. Habló y habló y habló…Chivato, pues.
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