Luis Eduardo Villarreal Ríos
Mientras el TEPJF formaliza el escenario más previsible, es decir, el reconocimiento de Felipe Calderón como Presidente electo, se puede ya esbozar la actitud de los diversos actores de la futura élite gobernante.
Una vez en el poder, el PAN y sus aliados de facto irán por las reformas estructurales, para lo cual van a reeditar el modelo que usó Salinas. Es decir, por la vía del Congreso, rehabilitarán la alianza con el PRI.
En su afán de consolidarse, no necesitan al PRD como fuerza política e institucional aliada; requieren, por el contrario, de su neutralización como minoría crónica en el Poder Legislativo.
Apostarán a un gobierno mediático, a pesar de que la administración virtual de Fox dejó múltiples focos rojos encendidos. Para muestra están Atenco, los cañeros, Pasta de Conchos, Oaxaca, el narco.
La lista sigue: Chiapas, la pobreza creciente, el muro y la Guardia Nacional de EU en la frontera, los Bribiesca. Y es que lo electrónico y visual puede servir para una campaña, nunca para suplir decisiones políticas.
El nuevo gobierno buscará afianzar la integración geopolítica con EU. A no ser que éste, ávido de sacar ventaja electoral, decidiera lo increíble: apoyar a AMLO para construirse un enemigo ideológico en la frontera sur.
Una Presidencia panista jamás se aliará al polo alternativo de países latinoamericanos. Sería asombroso que Calderón se deslindara de su antecesor en el trato con Cuba y Venezuela.
A no ser que una fuerza poderosa lo impida, la nueva administración hará lo propio para desintegrar el movimiento opositor pejista, jalando a segmentos que van por la "gobernabilidad", cooptando, reprimiendo.
Se abrirán reformas cosméticas para desgajar a la Coalición, tanto en lo electoral como en lo social. Aplicarán la "triangulación", esquema ampliamente explicado el miércoles por Jorge G. Castañeda en estas páginas.
El planteamiento consiste en tomar aspectos específicos del programa de AMLO, por decir, la pensión para los adultos mayores, a fin de socavar su apoyo y crear una corriente a favor de ciertos cambios.
Por su parte, la Coalición por el Bien de Todos intentará en lo inmediato impedir con movilizaciones que Calderón sea Presidente de la República. A mediano plazo tratará de constituirse en una amplia coalición opositora.
De hecho, AMLO anunció al diario Le Monde la posibilidad de que, en septiembre, México amanezca con dos presidentes electos: Calderón designado por el TEPJF, y él, por la Convención Nacional Democrática.
Así las cosas, habremos de acostumbrarnos a términos como "resistencia civil", "agenda social", "reformas alternativas", que, junto con plantones bloqueos y demás, serán pan cotidiano para el común de la ciudadanía.
Nuevos actores con visión propia de la política ocuparán el espectro de la variopinta vida nacional. Sus causas están a la vista: descentralización del poder, riqueza a favor de la ciudadanía, convivencia en apego a derechos.
Hasta aquí un boceto de los días por venir. El temor radica en que, sea quien sea el próximo Presidente, la polarización siga agudizándose y el siempre catastrófico escenario de la represión se haga presente.
Una salida es abrir la reflexión a iniciativas que de veras tejan relaciones para un clima respetuoso de pluralismo cívico y político. Ésta, más que una idea bonita, es una propuesta de repercusiones estructurales.
Me refiero a la iniciativa ciudadana, figura jurídica útil para arrebatar a los partidos, factores históricos de polarización, la facultad de limitar al poder en turno.
levrios@yahoo.com.mx
Mientras el TEPJF formaliza el escenario más previsible, es decir, el reconocimiento de Felipe Calderón como Presidente electo, se puede ya esbozar la actitud de los diversos actores de la futura élite gobernante.
Una vez en el poder, el PAN y sus aliados de facto irán por las reformas estructurales, para lo cual van a reeditar el modelo que usó Salinas. Es decir, por la vía del Congreso, rehabilitarán la alianza con el PRI.
En su afán de consolidarse, no necesitan al PRD como fuerza política e institucional aliada; requieren, por el contrario, de su neutralización como minoría crónica en el Poder Legislativo.
Apostarán a un gobierno mediático, a pesar de que la administración virtual de Fox dejó múltiples focos rojos encendidos. Para muestra están Atenco, los cañeros, Pasta de Conchos, Oaxaca, el narco.
La lista sigue: Chiapas, la pobreza creciente, el muro y la Guardia Nacional de EU en la frontera, los Bribiesca. Y es que lo electrónico y visual puede servir para una campaña, nunca para suplir decisiones políticas.
El nuevo gobierno buscará afianzar la integración geopolítica con EU. A no ser que éste, ávido de sacar ventaja electoral, decidiera lo increíble: apoyar a AMLO para construirse un enemigo ideológico en la frontera sur.
Una Presidencia panista jamás se aliará al polo alternativo de países latinoamericanos. Sería asombroso que Calderón se deslindara de su antecesor en el trato con Cuba y Venezuela.
A no ser que una fuerza poderosa lo impida, la nueva administración hará lo propio para desintegrar el movimiento opositor pejista, jalando a segmentos que van por la "gobernabilidad", cooptando, reprimiendo.
Se abrirán reformas cosméticas para desgajar a la Coalición, tanto en lo electoral como en lo social. Aplicarán la "triangulación", esquema ampliamente explicado el miércoles por Jorge G. Castañeda en estas páginas.
El planteamiento consiste en tomar aspectos específicos del programa de AMLO, por decir, la pensión para los adultos mayores, a fin de socavar su apoyo y crear una corriente a favor de ciertos cambios.
Por su parte, la Coalición por el Bien de Todos intentará en lo inmediato impedir con movilizaciones que Calderón sea Presidente de la República. A mediano plazo tratará de constituirse en una amplia coalición opositora.
De hecho, AMLO anunció al diario Le Monde la posibilidad de que, en septiembre, México amanezca con dos presidentes electos: Calderón designado por el TEPJF, y él, por la Convención Nacional Democrática.
Así las cosas, habremos de acostumbrarnos a términos como "resistencia civil", "agenda social", "reformas alternativas", que, junto con plantones bloqueos y demás, serán pan cotidiano para el común de la ciudadanía.
Nuevos actores con visión propia de la política ocuparán el espectro de la variopinta vida nacional. Sus causas están a la vista: descentralización del poder, riqueza a favor de la ciudadanía, convivencia en apego a derechos.
Hasta aquí un boceto de los días por venir. El temor radica en que, sea quien sea el próximo Presidente, la polarización siga agudizándose y el siempre catastrófico escenario de la represión se haga presente.
Una salida es abrir la reflexión a iniciativas que de veras tejan relaciones para un clima respetuoso de pluralismo cívico y político. Ésta, más que una idea bonita, es una propuesta de repercusiones estructurales.
Me refiero a la iniciativa ciudadana, figura jurídica útil para arrebatar a los partidos, factores históricos de polarización, la facultad de limitar al poder en turno.
levrios@yahoo.com.mx
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