Carlos Fernández-Vega
En público, Fox lo negaba; en privado, lo promovía
¿Trasnacionales generadoras de empleo?
A lo largo de su estancia en Los Pinos, Vicente Fox juró y perjuró que el sector energético mexicano no sería privatizado. En público lo dijo una y mil veces, pero en privado no sólo permitió, sino que promovió que el capital privado -principalmente extranjero- metiera la mano hasta el fondo en esta área constitucionalmente reservada al Estado.
Seis años después, se estima que 30 por ciento de la energía eléctrica en el país es generada por particulares, amén que en el sector gas las huellas de la "mano amiga" del capital trasnacional aparecen por todas partes. Esas y otras bellezas se registran en un país cuyo presidente reiteradamente negó en público lo que en privado autorizó, promovió y aplaudió.
En innumerables actos públicos, Vicente Fox negó la privatización del sector energético mexicano, y como ejemplo citaba la permanencia de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad en el cada día más famélico inventario de bienes propiedad de la nación. Demagogia pura, cuando es claro que el objetivo de la derecha prianista es la privatización del mercado energético mexicano. Y que el Estado se quede con los cascarones.
Con el relevo en Los Pinos el truco pretende repetirse. Dice el mini presidente electo: "quiero reiterar de manera muy enfática (que) nunca ha estado ni está en nuestros planes privatizar Pemex, la CFE ni Luz y Fuerza del Centro. Tenemos que fortalecer sus finanzas, transparentar su operación, ampliar su inversión y terminar con la dependencia que México tiene en productos secundarios... Se requiere también de acuerdos para fortalecer a nuestro sector energético y que las empresas públicas puedan modernizarse y responder a los retos del futuro".
Desde tiempos de Miguel de la Madrid (inicio de la venta de garage, en cuyo escaparate. a estas alturas, lo único que queda es, precisamente, Pemex y CFE) la tecnocracia ha evitado el uso público del término "privatización" para privatizar prácticamente toda la infraestructura productiva del Estado. No lo utiliza, pero ha sido generosa con su oferta de sinónimos. Así, en los cuatro sexenios recientes nada se ha privatizado en México; sólo se ha "modernizado", "desincorporado", "capitalizado", "complementado" y/o "adelgazado" hasta privatizar casi mil 200 empresas paraestatales.
Pulcros en el lenguaje, cuatro gobiernos prianistas desmantelaron la infraestructura productiva del Estado, y poco después ellos mismos pusieron el erario al servicio del capital privado beneficiado con la venta de garage, por aquello de los "rescates". La relación de privatizaciones es tan grande, que hasta al escudo nacional le tocó (el águila mocha).
Entonces, nada se ha privatizado, ni se privatizará. Y como el sucesor de Fox también maneja el discurso "modernizador", "desincorporador", "adelgazante" y "capitalizador", recordemos "por qué requerimos de las empresas trasnacionales" (Felipillo dixit) en el sector energético, de acuerdo con la única comparecencia que -como secretario del ramo y en comisiones- este personaje tuvo (17 de noviembre de 2003) en el Senado de la República (se respeta sintaxis original):
"Si entendemos que las empresas trasnacionales son aquellas empresas que invierten en un país distinto al que son origen. Lo que estamos entendiendo es un proceso por el cual, los países en general, reciben el ahorro generado en otros países, para complementar o para desarrollar la inversión que no pueden generar por su propio ahorro. Esa es mi opinión acerca de por qué un país subdesarrollado, como es México, y por qué cualquier país en el mundo, recibe la inversión que tiene su origen en otros países. Sea por la vía de deuda, sea por la vía de inversión extranjera directa, que son, precisamente, las empresas trasnacionales.
"Yo estimo que las empresas que generan inversión, que realizan inversión, y en consecuencia realizan, generan empleo, son benéficas para un país en desarrollo que reclama, precisamente, inversión y empleo. Un país que no tiene los volúmenes de capitalización, que tienen los países desarrollados, y que es el caso de México, requiere, precisamente, complementar esos volúmenes de capital con inversión; con inversión extranjera, sea extranjera directa, sea inversión a través de deuda. Yo, personalmente, prefiero que sea a través de inversión extranjera directa, porque es una inversión física, es una inversión que genera empleo, es una inversión que no puede desplazarse de la misma forma, como se desplaza otro tipo de inversión.
"No es sólo porque no haya dinero o porque se requiere una reforma fiscal, es simplemente porque los países para alcanzar los niveles de crecimiento y desarrollo que necesitan, lo complementan y lo realizan a través de esa inversión; todos los países del mundo, todos los países del mundo, excepto Corea del Norte; me atrevería a decir que Cuba, pero inclusive Cuba, inclusive Cuba recibe inversión extranjera directa en petróleo, tiene contratos, según los cuales empresas trasnacionales invierten y se llevan 50 por ciento de la utilidad de lo que descubran y exploten..."
Las rebanadas del pastel:
¿Dónde se esconden esas bellezas de trasnacionales generadoras de empleo y riqueza para el país?, porque las que hasta ahora participan en el sector energético -para las cuales el secretario Calderón exigía "seguridad jurídica"- no son de esas... ni serán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario