lunes, septiembre 04, 2006

Huellas de manipulación


Autor: Jesús Cantú
Fecha: 03-Sep-2006

Si bien las diferencias entre el número de votantes y la suma de votos son atribuibles a errores humanos, eso no debe suceder en el conteo de los escrutinios de todas las casillas –las consistentes y las inconsistentes–, donde los resultados siempre deben coincidir. Pero esto no sucede con la elección presidencial del pasado 2 de julio.

Si atendemos a los resultados validados por el Instituto Federal Electoral (IFE), en las casillas consistentes la fuerza con mayor votación es el Partido Acción Nacional (PAN), mientras que en las inconsistentes el triunfo corresponde a la coalición Por el Bien de Todos.

De aceptar este razonamiento, esto nos llevaría a considerar a la coalición como “sospechosa”, a nivel nacional, de manipular la voluntad popular, pues es la beneficiaria directa en las casillas donde existe el indicio de manipulación. Pero no es así de sencillo. Cuando se lleva a cabo el análisis por estado, resulta que el PAN también obtiene beneficios en por lo menos ocho entidades y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gana algunos puntos porcentuales en tres de ellas.

Todo esto se desprende de un análisis efectuado a partir de las cifras disponibles en 123 mil 208 casillas, en el que se utilizaron las bases de datos del IFE. Con el apoyo del experto en informática Adrián Kornhauser, fue posible obtener la información del número de votantes del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), así como la cantidad de votos alcanzados por cada fuerza política, los anulados y los emitidos en favor de candidatos no registrados en el Sistema de Cómputos Distritales.

En 64 mil 727 de las casillas analizadas en las que las cifras de votos y votantes coinciden, que representan 52.5%, el PAN obtiene 36.19% de la votación; la Alianza por México (AxM), 23.25%, y la coalición Por el Bien de Todos (CPBT), 34.12%. Pero en las 58 mil 481 casillas donde las cifras no coinciden, el 47.5% restante, el PAN obtiene 35.87% (0.32 puntos porcentuales menos que en las otras); la AxM, 20.42% (2.42 puntos menos) y la CPBT, 36.55% (2.43 puntos más). En el total del universo analizado el PAN obtiene 36.03%; la AxM, 22.1% y la CPBT 35.32%.

Esto significa que en las casillas en las cuales las dos cifras concuerdan, el PAN gana con 415 mil 333 votos, mientras que en las casillas donde hay discrepancia la CPBT gana con 133 mil 107 votos. En síntesis, la diferencia a favor del candidato panista es de 282 mil 226 votos. (La discrepancia con los 243 mil 934 votos de diferencia oficial, antes de los ajustes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se explica por las 7 mil 269 casillas donde no fue posible obtener todas las cifras de las bases de datos disponibles públicamente en estos momentos).

En los juicios de inconformidad que resolvió el lunes 28 de agosto, el TEPJF anuló únicamente las casillas en las que la diferencia entre el número de votantes, las boletas extraídas de la urna y la suma de votos fuera mayor a la diferencia de votos entre el primero y segundo lugares, pues ese fue el criterio que estableció para definir la determinancia del error en el resultado.

Sin duda, estos datos son válidos en lo referente a la casilla, pero en una justa electoral tan reñida en la que la diferencia en los resultados es tan pequeña a nivel nacional, esas diferencias detectadas en las casillas sí alteran la sumatoria total de los votos.



Sumas asimétricas



El propósito del análisis fue determinar qué efecto tienen estas diferencias sobre la elección en su conjunto, así como saber si éstas fueron producto de algún tipo de manipulación. A nivel nacional, permite inferir que las inconsistencias sí pueden ser producto de alguna manipulación, aunque la beneficiaria sea la CPBT.

Sin embargo, al hacer los análisis por entidad, en cinco de ellas hay contrastes: en el Distrito Federal y el Estado de México las diferencias son claramente favorables a la coalición, mientras que en Hidalgo, Puebla y San Luis Potosí el beneficiario es el PAN.

En el caso del Estado de México, en las casillas concordantes el PAN obtiene 32.5%; la AxM, 18.9%, y la CPBT, 41.26%; en las discordantes, el porcentaje de los panistas es de dos puntos porcentuales menos y el de la AxM de 1.4, lo que se traduce en 3.3 puntos porcentuales más para la coalición.

En el Distrito Federal el caso es muy similar; aunque el PAN pierde un poco más 3.25 puntos, la coalición gana casi los mismos: 3.17, con lo que alcanza 59.27% de la preferencia electoral en las casillas donde existen inconsistencias.

Mientras tanto, en San Luis Potosí el PAN se beneficia con 2.93 puntos porcentuales más en las casillas con diferencias, la AxM pierde 2.1 puntos y la CPBT otro medio punto porcentual.

En Hidalgo, aunque el PAN es la segunda fuerza electoral, se beneficia de las diferencias que existen entre las casillas consistentes y las inconsistentes. Así mismo, en las casillas donde los datos son consistentes la AxM es la segunda fuerza electoral, con 25.95% de los votos; la primera es la CPBT, con 40.75%, y el PAN la tercera, con 25.71%. Pero en las casillas donde los datos son inconsistentes, la coalición sigue siendo primera fuerza, con 41.03% (una diferencia de 0.28% que puede considerarse normal); el PAN se convierte en la segunda, con 28.13% (2.42 puntos porcentuales más); y la Alianza en la tercera, con sólo 22%, es decir, 1.8 puntos menos.

Finalmente, en Puebla el PAN gana 1.87 puntos porcentuales entre las consistentes y las inconsistentes, mientras que la AxM pierde prácticamente 1.8 puntos.



Posibles trampas



Las diferencias entre votos y votantes detectadas en numerosos casos fortalece la sospecha de que hubo algún tipo de manipulación, sobre todo en el caso de la elección presidencial, aunque parece que dicha manipulación fue insuficiente para alterar el resultado de dicha elección.

Puede inferirse que algunos casos de manipulación en los resultados de las casillas donde la suma de votos es inferior a la de los votantes, quizá se debieron a la extracción intencionada de votos para favorecer a una de las fuerzas políticas.

O bien es el resultado del viejo recurso del carrusel. Éste consiste en habilitar a un elector al principio de la jornada para que extraiga una boleta de la casilla, la entregue a un integrante de la estructura corporativa ubicado en una casa cercana a la casilla, donde recibe a lo largo del día a los demás electores para entregarles, antes de que acudan a emitir su sufragio, una boleta ya cruzada en favor de un partido político. Tras emitir su voto, deberán regresarle una boleta en blanco. Al final, siempre hay una boleta de menos en la casilla. En el caso de las casillas donde hubo votos de más, la posibilidad es la introducción ilegal de votos.

Esto no significa que la manipulación de la voluntad popular sólo se haya dado en las casillas donde las cifras no coincidan, aunque es probable que ahí las incidencias hayan sido mayores. Es difícil determinarlo, pues la organización de los procesos electorales actual impide establecer el grado de complicidades, así como la posibilidad de hacer concordantes todas las cifras.

El análisis también ayuda a explicar las posiciones de las dos principales fuerzas políticas: la coalición no solicitó la anulación de las casillas en las que se detectaron estas inconsistencias porque resulta perjudicada; el PAN, por su parte, se opuso al recuento voto por voto ante el temor de que en alguna de las casillas se pudieran encontrar huellas de una posible manipulación, como parece desprenderse de la revisión a nivel estatal.

Algunas de estas inconsistencias pueden corregirse con la apertura de los paquetes electorales; otros casos pueden explicarse, aun sin corregirse. Hay, sin duda, algunos más en los que los datos verificables son insuficientes para explicar las diferencias, por lo que sólo pueden construirse hipótesis.

A partir de la información recabada, se colige que existen indicios de que, por lo menos, las dos principales fuerzas electorales intentaron manipular la voluntad popular. El contraste de las cifras de las casillas donde todos los datos son consistentes con las de aquéllas en las que hay inconsistencias, fortalece esa sospecha.

Sin embargo, dado que en el resultado global no se altera el orden de las tres principales fuerzas políticas, sino sólo marginalmente su porcentaje de votación, puede inferirse que los intentos fueron insuficientes para cambiar la decisión ciudadana, según los votos consignados en las actas.

Al momento de calificar la validez de la elección presidencial, el tribunal deberá incorporar estos elementos, así como analizar el impacto de todas las acciones implicadas, tanto en el proceso como durante la jornada del 2 de julio, sobre todo cuando la diferencia es tan pequeña y múltiples las irregularidades. ?

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