sábado, julio 01, 2006

Nueve predicciones Susarrey y la FEPADE Y EL IFE BIEN CHINGONES BIEN NALGAS DESCANSANDO

DONDE ESTA LA FORRO, ESTA BIEN BUENA, PERO NO SIRVE MAS QUE DE TAPADERA LA SEÑORA QUIEN SANCIONA A ESTE PINCHE MEROLICO DE SUSARREY, QUE POCA MADRE , OJALA ALGUN WEY DEL PRD TOME CARTAS EN EL ASUNTO Y LE ACERQUE EL TROZO A ESOS WEYES.


1 Ésta no es una elección como las otras.

Lo que está en juego es todo el proceso de modernización y, con ello, el futuro de México. La victoria de AMLO implicaría un giro de 180 grados. Equivaldría al regreso del viejo PRI, el de Echeverría y López Portillo. Con un agravante adicional: López Obrador es un líder popular que no se detendrá ante nada ni ante nadie. Es un personaje mesiánico con una veta profundamente irracional. Su visión del mundo es maniquea: él es la encarnación del Bien y quien se le opone personifica al Mal. La Presidencia de la República lejos de moderarlo, potenciará todos y cada uno de sus rasgos autoritarios e intolerantes.


2. Para entender la forma en que López Obrador orientará su política económica hay que recordar una frase de Mao: la política debe estar al mando del fusil, y otra de Lenin: la política es economía concentrada. AMLO regirá sus decisiones económicas por objetivos políticos y no técnicos. Su prioridad será distanciarse del "modelo neoliberal" y hacer que la población sienta una mejoría tangible e inmediata. Para hacerlo utilizará todos los recursos del Estado. El incremento del gasto y del déficit fiscal se pueden dar por descontado. Las consecuencias son previsibles: deuda pública, inflación, devaluación y crisis. Tal como en los años 70.

3. López Obrador no tendrá el 2 de julio mayoría en el Congreso, pero podrá forjarla fácilmente en los meses posteriores. La victoria de AMLO y el fin del PRI son la misma cosa. Lo estamos viendo desde hace tiempo. Los priistas no tienen complicaciones para sumarse a la causa de Andrés Manuel. Cada vez son más y provienen de muy diversos ámbitos: desde Muñoz Ledo hasta Manuel Camacho, pasando por Socorro Díaz y Manuel Bartlett. Los priistas medios lo sienten, por razones evidentes, como uno de los suyos. Además de que utilizaría todo el poder de la Presidencia de la República para forjar con ellos un bloque mayoritario. Por paradójico que parezca, el único candidato que está en condiciones de restaurar el régimen de partido de Estado es AMLO. Y no tendrá empacho en hacerlo. Porque él es la encarnación de la República y de la soberanía popular.

4. Una de las convicciones más profundas de AMLO es que cuando hay contradicción entre la Justicia y la Ley hay que optar por la primera y reformar la segunda. Ése fue el principio que utilizó en caso de El Encino y del Paraje San Juan. Además, está convencido de otras dos cosas fundamentales: a) Mariano Azuela, presidente de la SCJN, fue parte del complot en su contra; b) la reforma del Poder Judicial es inaplazable. Así que el choque es más que previsible. Utilizará todo el poder de la Presidencia para forzar la renuncia de Mariano Azuela y, posteriormente, para "reformar" al Poder Judicial. No habrá, en consecuencia, equilibrio de poderes. AMLO hará hasta lo imposible por someter a sus designios al Poder Judicial. Lo hará por todos los medios a su alcance. Sólo así, piensa él, habrá justicia expedita para el pueblo.

5. Las descalificaciones constantes y abiertas que ha hecho de Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, no han sido ninguna broma u ocurrencia. Anuncian, como en el caso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que una de sus prioridades como Presidente de la República será forzar la renuncia de Guillermo Ortiz y, posteriormente, presionar a la Junta de Gobierno del Banco de México para que no choque con los lineamientos de la Secretaría de Hacienda. Todo eso se hará bajo una consigna: eliminar los reductos y los candados que los neoliberales le quieren imponer al Proyecto Alternativo de Nación del Presidente de la República.

6. AMLO conoce bien el funcionamiento interno del PRD. No tiene respeto por las corrientes internas, que él y otros definen como "las tribus". La tregua que pactó con Ortega es coyuntural. Finalmente, López Obrador sabe y está convencido de que con la sola estructura perredista no puede ganar la elección. Su apuesta fuerte es a las redes ciudadanas que están coordinando Ricardo Monreal y Manuel Camacho. Así que desde la Presidencia emprenderá una reestructuración del PRD para acabar de apoderarse de lo que queda de ese partido. En esa ecuación, Cuauhtémoc Cárdenas y Lázaro Cárdenas no tienen cabida. Son el tumor que hay que acabar de extirpar. Porque además, en una estrategia de largo plazo, el Presidente López Obrador se fijará como objetivo la creación de un partido que esté en movimiento permanente, tal como hizo en Tabasco cuando fue presidente del PRI en 1983. Más temprano que tarde, AMLO impulsará la formación de su propio partido. Lo fundará sobre las cenizas del PRD y el PRI. Será el partido del Presidente de la República, como en los mejores tiempos del priato. Un partido disciplinado y al servicio del Gran Salvador y Restaurador de la República, su Alteza Serenísima, el Presidente López.

7. En sus "Cincuenta Compromisos de Gobierno" AMLO se ha comprometido a efectuar un plebiscito para que su mandato sea (o no) ratificado. Pero dice el dicho, y dice bien, que cuando alguien se despide muchas veces es que no quiere irse. Y eso aplicado al referéndum se traduce en algo muy sencillo: quien le pregunta al pueblo si debe continuar a la mitad de su mandato, igual le interrogará si debe continuar al final del mismo y, consecuentemente, reelegirse. Perogrullo: López Obrador en la Presidencia tendrá el poder de hacer y deshacer un sinfín de cosas; amén de que está convencido de que él y sólo él encarna la oportunidad y la posibilidad de restaurar la República. Así que quienes creen que al cabo de seis años se irá tranquilamente a su casa, bien se podrían llevar una sorpresa. O para decirlo de otro modo: el problema no es que AMLO llegue al poder, el problema es que no se va a querer ir.

8. Apenas tome posesión, AMLO iniciará una cacería de brujas. Lo hará por convicción, pero también por oportunidad. ¿Qué mejor manera de ganar popularidad que cortando cabezas y exhibiéndolas en el Zócalo de la Ciudad de México? La lista es amplia. Incluye a políticos, empresarios, periodistas e intelectuales. No habrá gracia.

9. Si AMLO pierde el 2 de julio por unos cuantos puntos no reconocerá el resultado. Denunciará un fraude electoral fraguado por el Gobierno de la República, los empresarios y otras fuerzas oscuras y malignas. Las manifestaciones y las presiones sobre el Tribunal Federal Electoral serán enormes. Su intención será revertir o el resultado o, en el peor de los casos, anular la elección. No le importarán los costos ni los riesgos. Su ambición y su obsesión están por encima de la patria.

opinion@elnorte.com

1 comentario:

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Ese sujeto Susarrey es el que conduce un programa junto al sobrino de Pinochet, Pablo Hiriart. ¿Credibilidad? Ninguna.