domingo, julio 23, 2006

El mago de San Petersburgo /// Carlos Monsiváis

23 de julio de 2006

Por oposición o contraste, al presidente Vicente Fox se le debe un amor a la lógica, a los criterios de realidad, al uso responsable de las palabras. Cuando algo excepcional es comprobable, lo que dice, lo expresa en tal forma que parece decir lo contrario o lo mismo pero 10 años antes o 10 años después. Tal "estilo personal de perorar" podría ser consecuencia folclórica de una mala elección de candidato en el año 2000, pero a ratos el pintoresquismo da paso a la desolación.

Según NotieSe (18 de julio de 2006), en San Petersburgo, Rusia (información de cierta utilidad para don Vicente), en un encuentro con el Grupo de los Cinco (G-5, integrado por China, India, Brasil, México y Sudáfrica) en torno de las propuestas de salud que se presentarán al Grupo de los Ocho, Fox declaró: "En México, el combate a la epidemia de VIH/sida ha sido un éxito al grado que no sólo no está prosperando la enfermedad en México, sino incluso (se está) reduciendo. El control de las enfermedades infecciosas no sólo es responsabilidad y lucha del sector Salud, sino que deben estar involucrados todos los actores, principalmente los actores sociales y privados... Es un caso más o menos único en el mundo, el sistema público a través del cual México paga el total del tratamiento de todas las personas que tienen VIH/sida". Así sea por los ciclos de los ciclos.

¿Miente Fox? Jamás diría eso de un presidente de la República, don Vicente se limita a distanciarse escrupulosamente de la verdad en temas tan diversos como el proceso electoral, el empleo, la migración, la contaminación, la cultura y la salud. Para comenzar, en el caso del sida es muy amplio el subregistro de los infectados que alcanza de 10 a 20% en las zonas urbanas y es todavía mayor en el ámbito rural. De acuerdo con el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida (Censida) hasta ahora viven con la enfermedad 182 mil personas de las cuales sólo alrededor de 30 mil reciben medicación antirretroviral. ("El caso único en el mundo" sufre una merma de 152 mil excepciones). Además, y pese a la precariedad del registro, se contabilizaron en 2005, 8 mil 720 nuevos casos de sida en México.

De la verdad de Fox a la verdad a secas

(No tan presidencial, pero bastante más apegada a los hechos)

¿Para qué jactarse de gobernar el país que es "caso más o menos único en el mundo"? Si se iguala este tema con otros abordados por Fox, él y nada más él ha disminuido en 35 en 15% la pobreza en México, él conduce la mejor democracia a la vista, él protege a todos y a los demás que el término todos no incluya. No exagero porque la exageración en el caso de don Vicente, por ardua que sea, es siempre una lección de modestia. Si la educación en México, lo ha dicho, causa asombro en América Latina; si ya podemos echar las campanas al vuelo porque el Congreso estadounidense influido por Fox ha resuelto de una vez por todas el problema de los migrantes, ¿por qué no decir que México paga el total del tratamiento de todas las personas que tienen VIH/sida?

Letra S , suplemento de La Jornada , maneja otros datos o expone otros hechos. Entre ellos: la fantasía de que están reduciendo las infecciones de VIH es patrimonio exclusivo de don Vicente. Ninguna de las instituciones encargadas de la pandemia (Conasida, Censida y la Secretaría de Salud) afirma lo mismo, y más bien se manejan cifras dramáticas. Sí ha disminuido el número de casos notificados de sida, pero el número de diagnósticos de personas con VIH se ha incrementado, en un promedio de 4 mil al año. Lo más arduo de aceptar es el horizonte de la ignorancia: la gran mayoría de las personas con VIH no sabe que están infectadas. ¿Y cómo se controla una enfermedad cuya magnitud se ignora?

Sí crece el acceso, insiste el informe de Letra S, al tratamiento antirretroviral, que aumenta los años y la calidad de vida de los afectados. Esto, sin embargo, no es un logro de los gobiernos que han cumplido a regañadientes su obligación constitucional (con un grave retroceso moralista de la Secretaría de Salud: en la época del doctor Jesús Kumate), sino de los activistas y las organizaciones que por años han insistido en este derecho. Fox, el genuino "Mago de San Petersburgo", se envanece de este proceso como "caso más o menos único", y no se entera de que Onusida sitúa a México en el mismo nivel que los programas de Argentina, Chile, Cuba, Uruguay y Venezuela. Pero si Fox admite lo anterior, ¿cómo proseguir con su candidatura a Presidente de la República de la que ya nunca desistirá? Si la idea de la invención de estadísticas es jocosa a pesar suyo, la realidad que la sustenta es patética. Y no se olvide que Brasil, país del que todavía no ha sido presidente don Vicente Fox, cubre en su programa de medicación anti-VIH a más de 170 mil personas, no las 30 mil que en México la reciben.

"Me quitan ahora mismo todas las estadísticas negativas para que pueda improvisar datos y certezas a gusto".

En el ya agonizante sexenio de Fox, que será recordado por la decepción y las frustraciones y la indignación que le aportó al imaginario nacional, se aletargan los recursos públicos destinados a la prevención del sida. "Ahorrar es prevenir", diría Fox si supiera algo de la técnica del refranero. La ONU recomienda dedicar 50% del presupuesto global contra la epidemia a acciones preventivas, pero el gobierno de México invierte lo mínimo en este rubro: un promedio de 10 millones de pesos anuales de un total de 360 millones para tratamientos, atención médica y burocracia. (De nuevo, datos de Letra S). Los adelantos siempre se acompañan de paréntesis trituradores. Luego de cinco años de presiones de ONG, el Congreso autoriza, sólo para prevención en 2006, un presupuesto de cien millones de pesos. No obstante, Hacienda, tan hermosa ella y tan neoliberal, se tarda seis meses en liberar los recursos, lo que dificulta su ejercicio.

¿Por qué la jactancia de Fox en San Petersburgo? Porque, ya se ha visto, él sólo puede expresarse a través de: a) anuncios de milagros a su cargo; b) regaños a los renegados que lo contradicen o cree que lo contradicen o le han dicho que le contradicen; c) pasión por los coloquialismos que hicieron época; d) demostraciones de saber aplazado o inencontrable a propósito de todos los temas. Y en los campos de la salud, la educación, la pobreza y los procesos electorales, por ejemplo, la displicencia y las ensoñaciones de Fox resultan particularmente lesivas, en el filo de la navaja entre el despliegue del desconocimiento (¡y es Presidente de la República!) y el franco choteo. ¿Cómo puede envanecerse de su hazaña (inexistente) a propósito de la enfermedad que ya dispone de 50 millones de casos en el mundo? ¿Cómo sostener que la política de salud en México frente al sida es "un caso más o menos único en el mundo"?

Las mujeres de los migrantes continúan infectándose por el machismo letal de sus compañeros; la oposición al condón de la derecha y los clérigos auspicia la irresponsabilidad de los creyentes, y la irresponsabilidad desempeña su papel fatídico. A estas alturas, faltan las grandes campañas de prevención y sensibilización, demasiadas familias y muchísimas personas siguen creyendo que el sida es "una maldición de Dios", y así haya disminuido grandemente el menosprecio a los enfermos sobre todo en la capital, en las regiones persiste porque se ha "homosexualizado" el padecimiento y el prejuicio es el cerco moralista de los enfermos. Todo esto es política de salud, sociología, lucha presupuestal, es decir, aquello que no le atañe a Vicente Fox, envuelto en su vanagloria.

Escritor

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