lunes, julio 31, 2006

Miguel Angel Granados Chapa

Cajón de Sastre

Debe ser posible conciliar los derechos antes de que entren en pugna. La protesta legítima de quienes suponen o saben que la victoria de Andrés Manuel López Obrador puede ser conculcada, y es preciso evitarlo mediante el recuento de los votos en la medida necesaria, es de gran importancia y en su ejercicio deben ser respetados los derechos constitucionales de reunión y de expresión. Pero ello no debe impedir el derecho de los ciudadanos al uso de la vía pública, especialmente cuando se obstruyen arterias de la importancia del Paseo de la Reforma, la avenida Juárez y Madero, donde según la convocatoria del candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos se instalaron desde ayer campamentos donde se desarrolla la asamblea permanente a que llamó. La manifestación puede establecerse en los camellones de la mayor parte de Reforma, y en las aceras del resto de las vías afectadas. De transitar por esas calles sin interferencias adicionales a los de la aglomeración urbana depende la vida cotidiana de miles de personas, a las que no basta pedir disculpas por la molestia que causa la construcción de la democracia.

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