viernes, junio 23, 2006

DOS TESIS ECONÓMICAS ENFRENTADAS

¿QUÉ LE CONVIENE más a México? ¿Seguir por el mismo camino financiero donde se privilegia la especulación y el enriquecimiento de unos cuantos o cambiar hacia una economía de mejores salarios para las mayorías que incentive el consumo e incremente la producción creando más empleos?

La respuesta es obvia. Los habitantes del país no pueden continuar en la creciente depauperación, so riesgo de que pronto haya en el país explosiones de inconformidad.

Abrir los beneficios de la economía a las mayorías es a final de cuentas una válvula de seguridad que puede evitar que el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución se "festejen" con estallidos similares.

Hoy no sólo los candidatos presidenciales Calderón y López Obrador sostienen cada cual tales posiciones. El panista, corto de miras, desconocedor de la historia, propone la continuidad. El perredista, más visionario, va por el cambio.

Tras ellos, por supuesto hay grupos de la iniciativa privada. Unos con el dinero ganado a manos llenas… depositado en paraísos fiscales. Los otros con fuertes inversiones en el país, como Carlos Slim, quien por cierto postula desde hace tiempo que "la pobreza no es negocio". No, claro que no lo es.

Slim, don Roberto González –quien ha resistido las presiones para vender su banco, Banorte, a consorcios extranjeros— y, entre otros, destacados empresarios de la influyente comunidad judía son quienes están a favor de que finalmente haya en México una economía de mercado.

Por economía de mercado se entiende la organización y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la oferta y la demanda. En una economía de mercado, productores y consumidores coordinan sus planes interactuando en el mercado. Para que esto se dé, se necesita que los consumidores tengan con qué comprar y que los productores tengan con quiénes producir.

En contrapartida, otro es el grupo que apoya el modelo vigente y que propugna por su continuación. Ahí aparecen Roberto Hernández, el Grupo de los 10 (a.k.a Grupo Monterrey) y Guillermo Ortiz Martínez, el gobernador del Banco de México, también entre otros.

Cosas que son de la democracia que poco a poco construimos los mexicanos en nuestro país, el futuro económico de la nación y de sus ya casi 105 millones de habitantes depende de la elección presidencial que se celebrará en 10 días.

Abrir la economía, cierto, implica terminar con muchos privilegios --¿sabía usted que el financiero Romero Kolbeck, quien desde el Banco de México devaluó el peso, cobra 9 pensiones, una de ellas de 300 mil pesos mensuales, más coche, chofer, medicinas...?--, también con una reordenación fiscal.

En ello también trabajan dos grupos. El de la continuidad, está a cargo de un equipo del ITAM. Son los mismos que en los últimos tres sexenios se han hecho cargo de las políticas recaudatorias que sólo tienden a beneficiar a las cifras macroeconómicas. El segundo está en la UNAM. Buscan éstos últimos mayor recaudación, sin terrorismo y sin gravar alimentos ni medicinas.

La moneda está en el aire. ¿Seguirán saliendo capitales especulativos del país o se quedarán aquí a crear empleos mejor remunerados y un mercado interno?

Usted lo decidirá.

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