El abuso sexual de un menor por parte de un profesor del famoso Colegio Oxford, en la Ciudad de México, es ya una crisis de proporción nacional y ha evidenciado, de un día para otro, la enorme ilegalidad con la que las escuelas particulares actúan frente a la sociedad.
Los colegios particulares son uno de los recovecos más oscuros del sistema empresarial mexicano. El Oxford, regenteado por los Legionarios de Cristo, actúa al margen de la ley desde la mismísima inscripción de los educandos. Para ingresar es indispensable presentar las actas de matrimonio civil y religiosa y, por increíble que parezca, ¡la fe de bautismo!, en una franca violación a la Constitución de nuestro país.
Se podrá decir que el ingreso a un colegio particular de vocación religiosa es un derecho de los padres de familia a la formación que desean dar a sus hijos. Cierto. Pero la transacción de compra-venta educativa está regulada por la Secretaría de Educación Pública, y en ningún momento el intercambio entre particulares debe violentar los principios constitucionales que nos rigen a todos. De lo contrario cada colegio podría tirar a la basura cuanta regulación de la SEP se le impusiera, cosa que no ocurre.
La crisis del Oxford es sólo una breve muestra de la oscuridad del sistema educativo particular mexicano. Mientras nuestras leyes garantizan el derecho a la educación, los particulares acuden al argumento de la filiación voluntaria a un colegio religioso. Pero ése es un sofisma, porque el ingreso debería estar restringido cuando mucho al mérito potencial del educando y a la posibilidad económica de la familia de pagar una colegiatura; nunca a la presentación de una fe bautismal o acta de matrimonio religiosa.
El monstruo educativo privado de México tiene miles de tentáculos. Por eso los Legionarios no superan la crisis de su profesor pederasta. Eso sí, no son los únicos que violan la Constitución. También la orden religiosa de los Oblatos, que administra el poderoso Colegio Vista Hermosa, requiere la fe de bautismo para admitir a los niños en sus aulas.
Y si un colegio puede poner requisitos de ingreso por encima de lo que exige la SEP, ¿qué no podrán hacer sus profesores con los niños?
Los colegios particulares son uno de los recovecos más oscuros del sistema empresarial mexicano. El Oxford, regenteado por los Legionarios de Cristo, actúa al margen de la ley desde la mismísima inscripción de los educandos. Para ingresar es indispensable presentar las actas de matrimonio civil y religiosa y, por increíble que parezca, ¡la fe de bautismo!, en una franca violación a la Constitución de nuestro país.
Se podrá decir que el ingreso a un colegio particular de vocación religiosa es un derecho de los padres de familia a la formación que desean dar a sus hijos. Cierto. Pero la transacción de compra-venta educativa está regulada por la Secretaría de Educación Pública, y en ningún momento el intercambio entre particulares debe violentar los principios constitucionales que nos rigen a todos. De lo contrario cada colegio podría tirar a la basura cuanta regulación de la SEP se le impusiera, cosa que no ocurre.
La crisis del Oxford es sólo una breve muestra de la oscuridad del sistema educativo particular mexicano. Mientras nuestras leyes garantizan el derecho a la educación, los particulares acuden al argumento de la filiación voluntaria a un colegio religioso. Pero ése es un sofisma, porque el ingreso debería estar restringido cuando mucho al mérito potencial del educando y a la posibilidad económica de la familia de pagar una colegiatura; nunca a la presentación de una fe bautismal o acta de matrimonio religiosa.
El monstruo educativo privado de México tiene miles de tentáculos. Por eso los Legionarios no superan la crisis de su profesor pederasta. Eso sí, no son los únicos que violan la Constitución. También la orden religiosa de los Oblatos, que administra el poderoso Colegio Vista Hermosa, requiere la fe de bautismo para admitir a los niños en sus aulas.
Y si un colegio puede poner requisitos de ingreso por encima de lo que exige la SEP, ¿qué no podrán hacer sus profesores con los niños?
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