martes, julio 11, 2006

De la indignación a la violencia dista un solo paso

La verdad es que lo único claro que dejó en millones de mexicanos que participamos o simplemente fuimos espectadores de la reciente jornada electoral, es la un brutal sentimiento de indignación que lacera la conciencia de la sociedad en su conjunto.

Para comenzar digamos que se comprobaron los señalamientos hechos desde meses atrás por muchos intelectuales y periodistas críticos y por el propio AMLO, de que se llevaría a cabo una “elección de Estado”. La burda y descarada intervención de Vicente Fox, como presidente de la república, a favor del candidato del PAN Felipe Calderón así lo confirma, especialmente cuando tuvo el cinismo de pretender cooptar al “niño verde” para que se sumara a la campaña panista, afirmando además “que de ninguna forma podría permitir que Andrés Manuel López Obrador llegara a la presidencia de la república”.

Y no obstante la “guerra sucia” implementada por el régimen foxista, el PAN, Calderón y la mayor parte de los jerarcas del “Yunque” que no cesaron en su intento de revertir las simpatías mayoritarias de los mexicanos hacia AMLO, señalando miles de veces que era “un peligro para México”, se llevaron el susto de su vida a comprobar el día de la elección la gran participación ciudadana que acudió a las urnas a depositar cívicamente su voto a favor del candidato de la izquierda.

Pero dejando atrás los ataques del Estado en contra de AMLO durante la campaña, la grotesca manipulación de la elección en sus distintas etapas, no deja la menor duda de que se cometió el más perverso fraude electoral que se ha dado en tiempos recientes en una nación. Fue simplemente una violación flagrante a la libertad, a la democracia y a la conciencia de los mexicanos. Algo que por dignidad y por la salud del país no se puede permitir.

Se han señalado suficientemente a través de numerosos medios de información las graves irregularidades o inconsistencias que ocurrieron en miles de casillas durante y después del proceso electoral, entre las que destacan el relleno de urnas, número de boletas insuficientes en zonas donde se sabía de antemano que la población favorecía a AMLO, el uso de recursos del Estado (Procampo por ejemplo) para coaccionar el voto a favor de Calderón, la intervención que tuvo Diego Hildebrando Zavala (“el cuñado incómodo”) y su empresa en la programación cibernética del IFE para el conteo de los votos; pero lo que resulta mas indignante para cualquier mexicano con mediana inteligencia es que, en esta elección, ¡hasta las ciencias exactas, las matemáticas, fallaron!. Me explico:

En una elección tan cerrada, en la que dos contendientes alcanzan alrededor de 15 millones de votos cada uno, con diferencia final de 0.5 porcentual, es de esperase que durante el transcurso de la elección, los votos que ambos fueran sumando en forma aleatoria, es decir al azar, procedentes de los distintas casillas electorales de toda la república, los debería situar en forma alternante, y con pequeñas diferencias, en primero y segundo lugar, como dictan las leyes matemáticas, el cálculo de probabilidades y los fenómenos aleatorios. Sin embargo, durante en conteo de Resultados Electorales Preliminares (PREP) no fue así, Calderón se mantuvo siempre a la cabeza durante todo el transcurso de la elección, finalizando con la ventaja porcentual mencionada. ¡Hecho imposible matemáticamente!

Irónica y contradictoriamente, durante el conteo de votos de las actas electorales (conteo distrital) que se considera como definitivo, debió darse nuevamente alternancia entre el primero y segundo lugares mientras se iban computando las actas. Sin embargo, tampoco ocurrió así. Sólo que esta vez AMLO se mantuvo siempre a la cabeza de la elección para que, con el conteo de las últimas actas ¡fuera rebasado por Calderón! ¡Nuevamente las matemáticas fallaron! ¡Una conducta aleatoria atípica (han gritado Ugalde y sus esbirros del IFE)!

De verdad que la ultraderecha panista no ha tenido “madre” para destrozar hasta los cimientos de “las ciencias exactas”. Es más, la “teoría de la Relatividad” de Albert Einsten ha resultado una “porquería” ante los resultados “milagrosos” del IFE. Seguramente fueron escuchados los rezos de “Monseñor” Abascal

Lo que más irrita a millones de mexicanos que hemos vivido este flagrante fraude electoral (porque no se le puede llamar de otra manera) son las estúpidas explicaciones que dan los representantes del IFE pretendiendo justificar lo injustificable y defender lo indefendible: las “conductas atípicas”. Por ejemplo, René Miranda, responsable del Programa de Resultados Preliminares, como un payaso de circo sacando el conejo del sombrero, defendió el extraño comportamiento aleatorio “atípico” que mantuvo a Calderón siempre a la cabeza, argumentando “razones culturales” y además “porque las comunicación es más rápida y accesible desde el norte del país en donde tuvo mayor votación en candidato del PAN”.(“Hecho inverosímil si consideramos que la diferencia del uso horario entre norte y sur del país le da prioridad al cierre de casillas en esta última región”. Elsa Fuentes)

¡Qué cosa más absurda! Realmente nos preguntamos ¿Por quien nos toman? Simplemente, basta darse cuenta que si Calderón se mantuvo arriba con escaso margen que le daba la votación del norte del país, resulta lógico entonces pensar, que con la llegada de los cómputos del sur y centro de la república que favorecieron a AMLO, éste lo hubiera superado con creces al final, por la escasa diferencia porcentual con que se mantuvo abajo.

Lo cierto es que el gobierno de Vicente Fox está pretendiendo dar un “golpe de Estado electoral” a nuestro país pretendiendo imponer con los más retorcidos procedimientos electorales al candidato de “las manos sucias. Pero no debería olvidar que el país ha cambiado, es más participativo y que los ciudadanos vamos defender la legalidad y nuestro derecho de elegir libremente cueste lo que cueste. Que no se intente despertar al México bronco, porque de la indignación a la violencia dista un solo paso

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