Autor: luciano campos garza
Fecha: 02-Sep-2006
* Una investigación elaborada por consejero distrital desacredita los resultados del IFE y deja en claro que la elección presidencial no fue lo transparente y limpia que presume el Instituto
Monterrey, N.L., 1 de septiembre (apro).- El pasado 31 de agosto culminó el proceso electoral para los consejos locales, pero en Nuevo León, el cierre de las actividades postelectorales no tiene final feliz, pues han surgido irregularidades que ponen en entredicho el resultado electoral, al menos, en lo que respecta a esta entidad.
Un consejero distrital realizó un estudio estadístico sobre los pasados comicios en su distrito, donde comprobó las numerosas irregularidades que incidieron en el proceso y que apuntalan la ya pública comprobación de que hubo fallas abundantes en las casillas de todo el país.
Aunado a esto, el Consejo General de Instituto Federal Electoral (IFE) enfrenta un reclamo enérgico de cuatro consejeros locales en Nuevo León, que denunciaron el pasado jueves, en su última reunión, la parcialidad de Luis Carlos Ugalde, consejero presidente, y la inacción de la autoridad electoral ante la descalificación, los excesivos gastos de campaña y la intromisión del presidente Vicente Fox en el proceso, irregularidades que, afirmaron, dieron “al traste con la confianza que con tanto esfuerzo se construyó en los últimos 15 años”.
La rigidez del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) impidió hacer un comparativo entre las votaciones presidenciales y legislativas que “muestran diferencias fuera de toda lógica”, pese a desarrollarse al mismo tiempo y en las mismas casillas, denunciaron los organizadores de la elección en un texto que leyeron en la última sesión del Consejo Local.
“Frente a ello, resulta ridículo el pronunciamiento de los magistrados del Trife (Tribunal Electoral del Pode Judicial de la Federación) en el sentido de que se cuidó el principio de “un ciudadano, un voto”, sentenciaron.
“No importa si hubo dolo”
El investigador José Juan Olvera Gudiño se desempeñó como consejero ciudadano en las pasadas elecciones presidenciales y elaboró un reporte sobre las numerosas irregularidades que encontró antes, durante y después de la jornada del 2 de julio, en la que, dentro tan sólo en el Distrito VII, con cabecera en Monterrey, encontró que en el 43 por ciento de las 466 casillas recontadas hubo inconsistencias en los resultados finales.
En el informe que entregó al Consejo Local del IFE en Nuevo León, el pasado jueves 31 de agosto, Olvera elaboró un análisis de evolución de la votación desde el momento en que fueron entregadas las boletas para el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) hasta las últimas modificaciones ordenadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
El sociólogo con maestría en Metodología de las Ciencias por la Universidad Autónoma de Nuevo León señala en su polémico trabajo --que no fue firmado por la totalidad de los consejeros del distrito--, que el ejercicio le permitió verificar si el total de la votación, sumado a las boletas sobrantes, era igual a las boletas entregadas el día de la jornada, o era diferente.
Dice el reporte: “Esta concordancia, que demuestra que no falta ni sobra voto alguno, alcanzó sólo al 55.7 por ciento de las casillas de este Distrito. (En cinco casillas no pudimos obtener información, pues no venían las actas.) Del análisis de tales datos, se concluye que el 43 por ciento de los resultados no concuerdan. De las 201 casillas con esta característica, 147 tienen entre 1 y 5 votos de más o de menos; 39, entre 5 y 20 votos de más o de menos; y en 13 la diferencia es de más votos.
“En total las diferencias suman 951 votos de más y 853 votos de menos, además de cinco casillas que ya mencionamos de las que no se tienen datos. Estamos hablando de que, en total, faltan 98 votos.”
En su informe, el investigador, aclara, sin embargo, que la muestra en este distrito no representa necesariamente una tendencia nacional.
Olvera señala que el Distrito VII, donde ganó todo Acción Nacional, y dónde al final de los conteos del 5 y 30 de julio se le restaron más votos al candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, que al panista Felipe Calderón, es el segundo con más paquetes electorales abiertos en todo el país, por lo que estas “pifias y omisiones”, atribuibles a deficiencias de organización, hicieron diferencia en una elección que se definió por menos del uno por ciento de la votación.
En Nuevo León el PAN ganó prácticamente todo, incluidos los principales municipios del área metropolitana, con excepción de Guadalupe. Con una participación del 60 por ciento del electorado y un total de un millón 769 mil 218 votos, Felipe Calderón obtuvo el 48.89 de los sufragios, equivalente a 865 mil 006 votos, contra Andrés Manuel López Obrador, que obtuvo el 15.96 por ciento, correspondientes a 282 mil 384 papeletas sumadas.
En el VII se impuso también Calderón, así como el alcalde y el diputado del PAN. Con 140 mil 806 votos totales, en la elección de presidente, el PAN obtuvo 70 mil 140 votos, contra 22 mil 816 de la coalición Por el Bien de Todos.
Al hacer un reporte cuantificado de los funcionarios que acudieron al llamado, el resultado fue de 87 por ciento, una cifra aceptable, a simple vista... pero para una diferencia final en las elecciones presidenciales de 0.58 por ciento a favor de un candidato, ese 12 por ciento faltante fue crucial, enfatiza el investigador.
“Ese trabajo que otras veces pudo haber estado bien con ese margen de error en el funcionamiento, hoy no fue suficiente. Hay que recordar que Ernesto Zedillo y Vicente Fox ganaron por un margen que hizo que las fallas se minimizaran”, agrega.
“De los 1884 puestos que debían de ser desempeñados, un 13 por ciento fue ocupado por ciudadanos que estaban la fila o no fueron ocupados. En tales condiciones es muy difícil que el proceso en general y las cuentas en particular, salieran a la perfección, mucho menos en un proceso tan competido”, critica en su texto.
Consejero electoral desde las elecciones de 1997, Olvera Gudiño considera que no observó a lo largo del análisis dolo de parte de los ciudadanos, aunque la suposición de fraude ya no es relevante, ante los abundantes errores en el conteo.
“Son muchos errores, pero no creo que fueran a propósito, aunque nos afectan mucho. Inclusive, el hecho de que no hayan sido hechos con dolo ya no importa para las consecuencias que tuvo todo esto, porque efectivamente vivimos una campaña muy negativa en muchos aspectos, como el hecho de que nunca había visto a un presidente que se gastara tanto de mi dinero para convencerme que votara por su partido”, apunta.
Un error reiterado entre los integrantes de las mesas directivas, es en el conteo de las boletas recibidas, señala el investigador, pues en el reporte que entregó al IFE especifica que en el Distrito VII hay inconsistencias en el 34.5 por ciento de las casillas, como “consignar más o menos votos de los que se les dieron, dejar sin consignar la cantidad de votos recibidos o poner el número de folio donde debería de poner el número de boletas recibidas”.
Dice el texto: “Respecto a los errores numéricos, la mayoría de los casos (81) resta un voto al total de las boletas recibidas. Le llamamos a esto “error de folio”, un defecto desgraciadamente muy común (el ciudadano anota que le dieron del folio 001 al folio 511, por lo que escribe que le dieron 510 boletas, cuando en realidad le dieron 511 y está quitando un voto a la cuenta final de la jornada)”.
Fecha: 02-Sep-2006
* Una investigación elaborada por consejero distrital desacredita los resultados del IFE y deja en claro que la elección presidencial no fue lo transparente y limpia que presume el Instituto
Monterrey, N.L., 1 de septiembre (apro).- El pasado 31 de agosto culminó el proceso electoral para los consejos locales, pero en Nuevo León, el cierre de las actividades postelectorales no tiene final feliz, pues han surgido irregularidades que ponen en entredicho el resultado electoral, al menos, en lo que respecta a esta entidad.
Un consejero distrital realizó un estudio estadístico sobre los pasados comicios en su distrito, donde comprobó las numerosas irregularidades que incidieron en el proceso y que apuntalan la ya pública comprobación de que hubo fallas abundantes en las casillas de todo el país.
Aunado a esto, el Consejo General de Instituto Federal Electoral (IFE) enfrenta un reclamo enérgico de cuatro consejeros locales en Nuevo León, que denunciaron el pasado jueves, en su última reunión, la parcialidad de Luis Carlos Ugalde, consejero presidente, y la inacción de la autoridad electoral ante la descalificación, los excesivos gastos de campaña y la intromisión del presidente Vicente Fox en el proceso, irregularidades que, afirmaron, dieron “al traste con la confianza que con tanto esfuerzo se construyó en los últimos 15 años”.
La rigidez del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) impidió hacer un comparativo entre las votaciones presidenciales y legislativas que “muestran diferencias fuera de toda lógica”, pese a desarrollarse al mismo tiempo y en las mismas casillas, denunciaron los organizadores de la elección en un texto que leyeron en la última sesión del Consejo Local.
“Frente a ello, resulta ridículo el pronunciamiento de los magistrados del Trife (Tribunal Electoral del Pode Judicial de la Federación) en el sentido de que se cuidó el principio de “un ciudadano, un voto”, sentenciaron.
“No importa si hubo dolo”
El investigador José Juan Olvera Gudiño se desempeñó como consejero ciudadano en las pasadas elecciones presidenciales y elaboró un reporte sobre las numerosas irregularidades que encontró antes, durante y después de la jornada del 2 de julio, en la que, dentro tan sólo en el Distrito VII, con cabecera en Monterrey, encontró que en el 43 por ciento de las 466 casillas recontadas hubo inconsistencias en los resultados finales.
En el informe que entregó al Consejo Local del IFE en Nuevo León, el pasado jueves 31 de agosto, Olvera elaboró un análisis de evolución de la votación desde el momento en que fueron entregadas las boletas para el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) hasta las últimas modificaciones ordenadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
El sociólogo con maestría en Metodología de las Ciencias por la Universidad Autónoma de Nuevo León señala en su polémico trabajo --que no fue firmado por la totalidad de los consejeros del distrito--, que el ejercicio le permitió verificar si el total de la votación, sumado a las boletas sobrantes, era igual a las boletas entregadas el día de la jornada, o era diferente.
Dice el reporte: “Esta concordancia, que demuestra que no falta ni sobra voto alguno, alcanzó sólo al 55.7 por ciento de las casillas de este Distrito. (En cinco casillas no pudimos obtener información, pues no venían las actas.) Del análisis de tales datos, se concluye que el 43 por ciento de los resultados no concuerdan. De las 201 casillas con esta característica, 147 tienen entre 1 y 5 votos de más o de menos; 39, entre 5 y 20 votos de más o de menos; y en 13 la diferencia es de más votos.
“En total las diferencias suman 951 votos de más y 853 votos de menos, además de cinco casillas que ya mencionamos de las que no se tienen datos. Estamos hablando de que, en total, faltan 98 votos.”
En su informe, el investigador, aclara, sin embargo, que la muestra en este distrito no representa necesariamente una tendencia nacional.
Olvera señala que el Distrito VII, donde ganó todo Acción Nacional, y dónde al final de los conteos del 5 y 30 de julio se le restaron más votos al candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, que al panista Felipe Calderón, es el segundo con más paquetes electorales abiertos en todo el país, por lo que estas “pifias y omisiones”, atribuibles a deficiencias de organización, hicieron diferencia en una elección que se definió por menos del uno por ciento de la votación.
En Nuevo León el PAN ganó prácticamente todo, incluidos los principales municipios del área metropolitana, con excepción de Guadalupe. Con una participación del 60 por ciento del electorado y un total de un millón 769 mil 218 votos, Felipe Calderón obtuvo el 48.89 de los sufragios, equivalente a 865 mil 006 votos, contra Andrés Manuel López Obrador, que obtuvo el 15.96 por ciento, correspondientes a 282 mil 384 papeletas sumadas.
En el VII se impuso también Calderón, así como el alcalde y el diputado del PAN. Con 140 mil 806 votos totales, en la elección de presidente, el PAN obtuvo 70 mil 140 votos, contra 22 mil 816 de la coalición Por el Bien de Todos.
Al hacer un reporte cuantificado de los funcionarios que acudieron al llamado, el resultado fue de 87 por ciento, una cifra aceptable, a simple vista... pero para una diferencia final en las elecciones presidenciales de 0.58 por ciento a favor de un candidato, ese 12 por ciento faltante fue crucial, enfatiza el investigador.
“Ese trabajo que otras veces pudo haber estado bien con ese margen de error en el funcionamiento, hoy no fue suficiente. Hay que recordar que Ernesto Zedillo y Vicente Fox ganaron por un margen que hizo que las fallas se minimizaran”, agrega.
“De los 1884 puestos que debían de ser desempeñados, un 13 por ciento fue ocupado por ciudadanos que estaban la fila o no fueron ocupados. En tales condiciones es muy difícil que el proceso en general y las cuentas en particular, salieran a la perfección, mucho menos en un proceso tan competido”, critica en su texto.
Consejero electoral desde las elecciones de 1997, Olvera Gudiño considera que no observó a lo largo del análisis dolo de parte de los ciudadanos, aunque la suposición de fraude ya no es relevante, ante los abundantes errores en el conteo.
“Son muchos errores, pero no creo que fueran a propósito, aunque nos afectan mucho. Inclusive, el hecho de que no hayan sido hechos con dolo ya no importa para las consecuencias que tuvo todo esto, porque efectivamente vivimos una campaña muy negativa en muchos aspectos, como el hecho de que nunca había visto a un presidente que se gastara tanto de mi dinero para convencerme que votara por su partido”, apunta.
Un error reiterado entre los integrantes de las mesas directivas, es en el conteo de las boletas recibidas, señala el investigador, pues en el reporte que entregó al IFE especifica que en el Distrito VII hay inconsistencias en el 34.5 por ciento de las casillas, como “consignar más o menos votos de los que se les dieron, dejar sin consignar la cantidad de votos recibidos o poner el número de folio donde debería de poner el número de boletas recibidas”.
Dice el texto: “Respecto a los errores numéricos, la mayoría de los casos (81) resta un voto al total de las boletas recibidas. Le llamamos a esto “error de folio”, un defecto desgraciadamente muy común (el ciudadano anota que le dieron del folio 001 al folio 511, por lo que escribe que le dieron 510 boletas, cuando en realidad le dieron 511 y está quitando un voto a la cuenta final de la jornada)”.
“En 29 casos restan dos o más votos (hasta 103) y en 12 agregan más votos (hasta 533). Sin embargo es difícil creer que estas cifras sean reales, pues los números de folio que el secretario escribe en el acta de la jornada coinciden con las boletas que el Instituto le entregó al presidente de la casilla días antes. Así que el mismo secretario escribió bien el folio, pero contó mal o ciertamente recibió boletas de más o de menos de parte del Instituto”, añade.
(Segunda y última parte)
El investigador José Juan Olvera Gudiño, quien actualmente hace su doctorado en comunicación y estudios culturales en el Tecnológico de Monterrey señala que luego del proceso electoral, los consejeros y demás participantes en la celebración de los comicios cayeron en la apatía en el desánimo y en la abulia.
En las reuniones del Consejo Local luego de los comicios, dice, los funcionarios ya no iban, la mayoría se desentendió del proceso y otros dejaron de acudir a las juntas, pese a que el gobierno federal mantenía pagándoles 6 mil 600 pesos al mes, dieta que recibieron durante los ocho meses que duró la organización del proceso.
“Nos reuníamos y ya no éramos muchos los que nos juntábamos para hacer evaluación de los votos, cuántos asistieron como funcionarios, si llenaron bien el acta. Los consejeros recibimos 63 mil pesos por un trabajo y ahora que la gente reclama un producto que no está bien hecho, los consejeros distritales se callan la boca y se van”, reprocha.
Después del proceso electoral, observó que los más de 2 mil consejeros electorales distritales en todo el país optaron por un silencio sin compromiso, dejándole toda la responsabilidad a Luis Carlos Ugalde, consejero presidente del IFE, en lugar de asumir su responsabilidad.
“¿Dónde están los consejeros? Siempre tuvieron el poder. Los partidos no votan y si los consejeros decían que algo estaba mal, se hacía como decían. El 5 de julio, cuando terminó el conteo, no nos pusimos de acuerdo para el conteo, no tuvimos estrategia.
“Teníamos el poder para decir si este o aquel paquete se abría, independientemente de lo que dijera el presidente de la casilla, o lo que dijera el PRI, o el PAN o la Coalición. Pero no nos organizamos; es una autocrítica”, dice.
Finalmente Olvera Gudiño sentencia que al Instituto Federal Electoral le faltó capacidad para organizar estas elecciones: “Siempre supimos que el IFE volaba en piloto automático y volando a altura medio baja. Y al final de esta elección pasó como con la Selección Nacional de Futbol, que antes del Mundial estaba en el lugar cuatro de la lista de la FIFA y después de la Copa bajó más de diez escalones.
“Así pasó con el Instituto, que tenía una aureola de limpieza e infalibilidad antes de las elecciones y ya después de que todo se celebró, evidenció su verdadero nivel”, lamenta.
Reproches al IFE
Cuatro comisionados locales de Nuevo León leyeron en la última sesión del IFE en la entidad, el pasado jueves 31 de agosto, un texto en presencia del vocal ejecutivo Roberto Villarreal Roel, en el que manifestaron su “inconformidad con el papel jugado por el Instituto, especialmente por su Consejo General en torno a las campañas partidistas”.
En el documento titulado “Reflexiones sobre el proceso electoral 2005-2006”, que firmaron los consejeros Beatriz de la Vega Hernández, Tomás Sánchez Cabriales, Luis Ángel Garza Villarreal y Ernesto Colunga Cavazos se enfatiza: “Manifestamos en su momento nuestra inconformidad por los altos topes fijados para los gastos de campaña. También señalamos, directamente ante el presidente del Consejo General, nuestra contrariedad por el papel omiso de ese máximo organismo ante las campañas denigrantes que padecimos, mismas que generaron la grave polarización hoy existente entre los mexicanos.
“Al igual que con la indebida y persistente intromisión del presidente Vicente Fox en el proceso electoral, el IFE asumió tardíamente su papel arbitral, hasta luego de ser reconvenido para hacerlo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife).”
En presencia de los consejeros distritales, los firmantes denostaron la actitud omisa del IFE ante la guerra sucia y la interferencia ilegal de agentes externos al proceso.
“Igualmente condenable resulta el tendencioso manejo mediático que se realizó en torno al PREP y a las resultados de los cómputos distritales, con lo que se ahondó la desconfianza hacia la imparcialidad del IFE”, señalaron.
Los consejeros consideraron una irregularidad mayor los resultados que fueron presentados por el PREP: “No podemos callar nuestra profunda preocupación por la falta de claridad con que se manejó la información en torno a los resultados de la votación del 2 de julio. No entendemos cómo fue que llegaron a acumularse cuatro versiones diferentes de los resultados preliminares (PREP) o que se hayan manejado en igual número de veces cifras diferentes de la cantidad de paquetes que se abrieron y recontaron en las sesiones distritales de cómputo. Falló la certeza y se dio al traste con la confianza que con tanto esfuerzo se construyó en los últimos 15 años.”
En entrevista posterior, el consejero Luis Ángel Garza Villarreal aclaró que no hay evidencias de fraude en el proceso, aunque sí una “plaga de errores” que incidieron en el resultado final.
“Al menos en Nuevo León, los seis consejeros en el estado ni los 72 de distrito vimos que hubiera dolo de parte de algún funcionario, a diferencia de lo que se ha dicho en otras entidades del país. Pero debemos reconocer que hubo más de un 60 por ciento de inconsistencias en las actas de cómputo, como lo dijimos en las sesiones de conteo y después en los recuentos ordenados por el Trife”, señaló.
De acuerdo con el texto del consejero José Juan Olvera Gudiño, en esta entidad norteña hubo errores en casillas que no fueron impugnadas, que, incluso, superaron en magnitud a las que sí fueron incluidas en los recuentos.
“Para Nuevo León el Trife ordenó recontar 508 paquetes, aproximadamente el 10 por ciento las 5 mil 54 casillas instaladas. En sus acuerdos, los magistrados señalan que los consejos distritales ante ‘errores evidentes’ debieron haber actuado de oficio para hacer el recuento y dejar en claro la votación, sin necesidad de que lo solicitara un partido o coalición”, recuerda el especialista en su informe.
“Es una lástima que el Trife haya actuado contrario a su propio consejo y sólo considerara el recuento en parte del universo impugnado. Al negarse a actuar de oficio en aras de la certeza, dejó fuera de revisión numerosos paquetes que muestran ‘evidentes errores’ en dimensiones mucho mayores a los que ordenó revisar.
“Lo acartonado del procedimiento ordenado en el Código Electoral vigente (Cofipe) para la conducción de las sesiones de cómputo distrital, desarrolladas el pasado 5 de julio, impidió hacer el comparativo entre las votaciones presidencial y legislativas, que -pese a desarrollarse al mismo tiempo y en las mismas casillas- muestran diferencias fuera de toda lógica”, agrega.
El estudio explica que de las 5 mil 54 casillas instaladas en Nuevo León el 2 de julio, mil 616 muestran más votos en las urnas presidenciales que en las de senadores y/o diputados federales. “En los casos de diferencias menores, podrían explicarse por el voto de los representantes de partido o confusiones entre las urnas de casillas contiguas, pero hay 529 casillas con 5 o más votos excedentes en las urnas presidenciales, con respecto a alguna de sus vecinas legislativas, que deberían registrar una votación igual o muy similar.
“Ninguna de ellas se contempló para su revisión. Tampoco fue recontada la casilla 798 contigua 1, del Distrito 11, que en el PREP apareció con sus 365 votos totales, pero por un supuesto error ‘de dedo’ en el cómputo distrital aumentó en 600, todos en favor de un solo partido”, apuntan los consejeros.
“Pese a que con ese movimiento la votación total de la casilla se elevó hasta 965, superando con 362 el número total de electores posibles, el procesamiento de este resultado inflado se dio sin contratiempo y el Trife negó su rectificación. Frente a ello, resulta ridículo el pronunciamiento de los magistrados del Trife en el sentido de que se cuidó el principio de un ciudadano, un voto”, señala.
Al referirse a los votos nulos, el consejero hace un cálculo inquietante:
“En otro rubro, el de los votos nulos, igualmente se impidió en las sesiones de cómputo distrital del IFE la verificación de los casos que mostraban un número desproporcionado, aludiendo a la letra, en sacrificio del espíritu del Cofipe. Y ahora el Trife también se cierra a esa revisión, cuya necesidad salta a la vista.
“En el computo en las 5 mil 54 casillas de Nuevo León resultaron nulos en promedio 2.2 por ciento de los votos recibidos. Si tomamos las cien casillas con mayor número, el promedio en ellas es de 32.2 votos nulos por casilla, casi el 10 por ciento de su votación total. De esas 100 casillas, el Trife sólo ordenó revisar 12”.
Agrega Garza Villarreal en referencia al Distrito X, el único de los 12 federales en Nuevo León donde no hubo recuento de casillas: “También extraña que no se haya ordenado de oficio revisar paquetes electorales en el Distrito X, al que el propio Consejo Local le conminó el día del cómputo distrital para que corrigiera su negativa a recontar en los paquetes en que no se encontraba el acta de escrutinio, como lo ordena el Cofipe, sin que se subsanara la falta”.
El informe concluye:
“Con tal antecedente no puede más que acrecentar las dudas existentes que el pasado lunes 28 el Trife, en un acto por demás insólito, haya resuelto por unanimidad y ‘de bulto’ los 375 juicios de inconformidad en torno a las comicios presidenciales.
“Con toda seriedad, sin el ánimo de apoyar o perjudicar a cualquier opción política y asumiendo la parte de responsabilidad que nos corresponda, sentimos que las autoridades electorales quedamos en deuda con los ciudadanos.”
(Segunda y última parte)
El investigador José Juan Olvera Gudiño, quien actualmente hace su doctorado en comunicación y estudios culturales en el Tecnológico de Monterrey señala que luego del proceso electoral, los consejeros y demás participantes en la celebración de los comicios cayeron en la apatía en el desánimo y en la abulia.
En las reuniones del Consejo Local luego de los comicios, dice, los funcionarios ya no iban, la mayoría se desentendió del proceso y otros dejaron de acudir a las juntas, pese a que el gobierno federal mantenía pagándoles 6 mil 600 pesos al mes, dieta que recibieron durante los ocho meses que duró la organización del proceso.
“Nos reuníamos y ya no éramos muchos los que nos juntábamos para hacer evaluación de los votos, cuántos asistieron como funcionarios, si llenaron bien el acta. Los consejeros recibimos 63 mil pesos por un trabajo y ahora que la gente reclama un producto que no está bien hecho, los consejeros distritales se callan la boca y se van”, reprocha.
Después del proceso electoral, observó que los más de 2 mil consejeros electorales distritales en todo el país optaron por un silencio sin compromiso, dejándole toda la responsabilidad a Luis Carlos Ugalde, consejero presidente del IFE, en lugar de asumir su responsabilidad.
“¿Dónde están los consejeros? Siempre tuvieron el poder. Los partidos no votan y si los consejeros decían que algo estaba mal, se hacía como decían. El 5 de julio, cuando terminó el conteo, no nos pusimos de acuerdo para el conteo, no tuvimos estrategia.
“Teníamos el poder para decir si este o aquel paquete se abría, independientemente de lo que dijera el presidente de la casilla, o lo que dijera el PRI, o el PAN o la Coalición. Pero no nos organizamos; es una autocrítica”, dice.
Finalmente Olvera Gudiño sentencia que al Instituto Federal Electoral le faltó capacidad para organizar estas elecciones: “Siempre supimos que el IFE volaba en piloto automático y volando a altura medio baja. Y al final de esta elección pasó como con la Selección Nacional de Futbol, que antes del Mundial estaba en el lugar cuatro de la lista de la FIFA y después de la Copa bajó más de diez escalones.
“Así pasó con el Instituto, que tenía una aureola de limpieza e infalibilidad antes de las elecciones y ya después de que todo se celebró, evidenció su verdadero nivel”, lamenta.
Reproches al IFE
Cuatro comisionados locales de Nuevo León leyeron en la última sesión del IFE en la entidad, el pasado jueves 31 de agosto, un texto en presencia del vocal ejecutivo Roberto Villarreal Roel, en el que manifestaron su “inconformidad con el papel jugado por el Instituto, especialmente por su Consejo General en torno a las campañas partidistas”.
En el documento titulado “Reflexiones sobre el proceso electoral 2005-2006”, que firmaron los consejeros Beatriz de la Vega Hernández, Tomás Sánchez Cabriales, Luis Ángel Garza Villarreal y Ernesto Colunga Cavazos se enfatiza: “Manifestamos en su momento nuestra inconformidad por los altos topes fijados para los gastos de campaña. También señalamos, directamente ante el presidente del Consejo General, nuestra contrariedad por el papel omiso de ese máximo organismo ante las campañas denigrantes que padecimos, mismas que generaron la grave polarización hoy existente entre los mexicanos.
“Al igual que con la indebida y persistente intromisión del presidente Vicente Fox en el proceso electoral, el IFE asumió tardíamente su papel arbitral, hasta luego de ser reconvenido para hacerlo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife).”
En presencia de los consejeros distritales, los firmantes denostaron la actitud omisa del IFE ante la guerra sucia y la interferencia ilegal de agentes externos al proceso.
“Igualmente condenable resulta el tendencioso manejo mediático que se realizó en torno al PREP y a las resultados de los cómputos distritales, con lo que se ahondó la desconfianza hacia la imparcialidad del IFE”, señalaron.
Los consejeros consideraron una irregularidad mayor los resultados que fueron presentados por el PREP: “No podemos callar nuestra profunda preocupación por la falta de claridad con que se manejó la información en torno a los resultados de la votación del 2 de julio. No entendemos cómo fue que llegaron a acumularse cuatro versiones diferentes de los resultados preliminares (PREP) o que se hayan manejado en igual número de veces cifras diferentes de la cantidad de paquetes que se abrieron y recontaron en las sesiones distritales de cómputo. Falló la certeza y se dio al traste con la confianza que con tanto esfuerzo se construyó en los últimos 15 años.”
En entrevista posterior, el consejero Luis Ángel Garza Villarreal aclaró que no hay evidencias de fraude en el proceso, aunque sí una “plaga de errores” que incidieron en el resultado final.
“Al menos en Nuevo León, los seis consejeros en el estado ni los 72 de distrito vimos que hubiera dolo de parte de algún funcionario, a diferencia de lo que se ha dicho en otras entidades del país. Pero debemos reconocer que hubo más de un 60 por ciento de inconsistencias en las actas de cómputo, como lo dijimos en las sesiones de conteo y después en los recuentos ordenados por el Trife”, señaló.
De acuerdo con el texto del consejero José Juan Olvera Gudiño, en esta entidad norteña hubo errores en casillas que no fueron impugnadas, que, incluso, superaron en magnitud a las que sí fueron incluidas en los recuentos.
“Para Nuevo León el Trife ordenó recontar 508 paquetes, aproximadamente el 10 por ciento las 5 mil 54 casillas instaladas. En sus acuerdos, los magistrados señalan que los consejos distritales ante ‘errores evidentes’ debieron haber actuado de oficio para hacer el recuento y dejar en claro la votación, sin necesidad de que lo solicitara un partido o coalición”, recuerda el especialista en su informe.
“Es una lástima que el Trife haya actuado contrario a su propio consejo y sólo considerara el recuento en parte del universo impugnado. Al negarse a actuar de oficio en aras de la certeza, dejó fuera de revisión numerosos paquetes que muestran ‘evidentes errores’ en dimensiones mucho mayores a los que ordenó revisar.
“Lo acartonado del procedimiento ordenado en el Código Electoral vigente (Cofipe) para la conducción de las sesiones de cómputo distrital, desarrolladas el pasado 5 de julio, impidió hacer el comparativo entre las votaciones presidencial y legislativas, que -pese a desarrollarse al mismo tiempo y en las mismas casillas- muestran diferencias fuera de toda lógica”, agrega.
El estudio explica que de las 5 mil 54 casillas instaladas en Nuevo León el 2 de julio, mil 616 muestran más votos en las urnas presidenciales que en las de senadores y/o diputados federales. “En los casos de diferencias menores, podrían explicarse por el voto de los representantes de partido o confusiones entre las urnas de casillas contiguas, pero hay 529 casillas con 5 o más votos excedentes en las urnas presidenciales, con respecto a alguna de sus vecinas legislativas, que deberían registrar una votación igual o muy similar.
“Ninguna de ellas se contempló para su revisión. Tampoco fue recontada la casilla 798 contigua 1, del Distrito 11, que en el PREP apareció con sus 365 votos totales, pero por un supuesto error ‘de dedo’ en el cómputo distrital aumentó en 600, todos en favor de un solo partido”, apuntan los consejeros.
“Pese a que con ese movimiento la votación total de la casilla se elevó hasta 965, superando con 362 el número total de electores posibles, el procesamiento de este resultado inflado se dio sin contratiempo y el Trife negó su rectificación. Frente a ello, resulta ridículo el pronunciamiento de los magistrados del Trife en el sentido de que se cuidó el principio de un ciudadano, un voto”, señala.
Al referirse a los votos nulos, el consejero hace un cálculo inquietante:
“En otro rubro, el de los votos nulos, igualmente se impidió en las sesiones de cómputo distrital del IFE la verificación de los casos que mostraban un número desproporcionado, aludiendo a la letra, en sacrificio del espíritu del Cofipe. Y ahora el Trife también se cierra a esa revisión, cuya necesidad salta a la vista.
“En el computo en las 5 mil 54 casillas de Nuevo León resultaron nulos en promedio 2.2 por ciento de los votos recibidos. Si tomamos las cien casillas con mayor número, el promedio en ellas es de 32.2 votos nulos por casilla, casi el 10 por ciento de su votación total. De esas 100 casillas, el Trife sólo ordenó revisar 12”.
Agrega Garza Villarreal en referencia al Distrito X, el único de los 12 federales en Nuevo León donde no hubo recuento de casillas: “También extraña que no se haya ordenado de oficio revisar paquetes electorales en el Distrito X, al que el propio Consejo Local le conminó el día del cómputo distrital para que corrigiera su negativa a recontar en los paquetes en que no se encontraba el acta de escrutinio, como lo ordena el Cofipe, sin que se subsanara la falta”.
El informe concluye:
“Con tal antecedente no puede más que acrecentar las dudas existentes que el pasado lunes 28 el Trife, en un acto por demás insólito, haya resuelto por unanimidad y ‘de bulto’ los 375 juicios de inconformidad en torno a las comicios presidenciales.
“Con toda seriedad, sin el ánimo de apoyar o perjudicar a cualquier opción política y asumiendo la parte de responsabilidad que nos corresponda, sentimos que las autoridades electorales quedamos en deuda con los ciudadanos.”
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