sábado, junio 03, 2006

LOS ALUMNOS DE HITLER NO HAN DESAPARECUIDO POPULAN

Felipe Díaz Garza
Los malos becarios

López Obrador se reunió el miércoles con los rectores de 144 universidades públicas y privadas en la asamblea general de la ANUIES. Allí el candidato perredista reconoció que no tiene una propuesta para la educación superior. No obstante, dijo que la educación superior será una de sus prioridades dentro del Programa Nacional de Desarrollo, que empezará a construir a partir del 3 de julio próximo. AMLO aseguró a los rectores que está dispuesto a incrementar los recursos a las universidades, pero con la condición de que abran la matrícula de estudiantes para "lograr el 100 por ciento de cobertura", sentenciando que su objetivo en la materia es que no haya rechazados.


La no propuesta fue recibida con pánico por los educadores, que reclamaron que no tienen espacio suficiente ni infraestructura ni capacidad académica ni presupuesto para cubrir la demanda actual, mucho menos la que provocaría la admisión universal. De hecho, uno de los derivados de la asamblea fue que los rectores exigieron una política de Estado para la educación superior, enfocada principalmente en el otorgamiento de recursos públicos en forma creciente y permanente. Así buscarán obtener en el corto plazo una inversión pública federal, estatal y municipal en educación directa equivalente, cuando menos, al 1.5 por ciento del PIB y que el presupuesto consolidado del programa de ciencia y tecnología supere el 1 por ciento del PIB.

Por otra parte, pero en la misma frecuencia, el jueves se difundió un estudio de la UNESCO que confirma que menos de la cuarta parte de los jóvenes mexicanos de 20 a 24 años cursa estudios universitarios. Nuestro país es el segundo, después de Brasil, en el universo universitario regional, del que nuestros estudiantes integran el 17 por ciento, seguidos por Argentina con el 14 por ciento.

Pero semejante indicador no es para sentirnos orgullosos, pues aunque nuestros universitarios son el segundo grupo más numeroso de todos los estudiantes universitarios de Latinoamérica, ocupamos el lugar número 15 en la cantidad de estudiantes por cada 10 mil habitantes, ya que sólo tenemos un promedio de 225, contra el mejor calificado en este rubro, que es Argentina, con 531 universitarios por cada 10 mil habitantes. Para tener la misma proporción de estudiante por habitante que Argentina, deberíamos tener alrededor de 5 millones de universitarios en lugar de los 2 millones 322 mil 781 estudiantes mexicanos en el nivel de educación superior.


Lo cierto es que el problema de la productividad académica y social de las universidades no es de números de admisión o de estancia ni de relación proporcional entre los estudiantes y los demás civiles. El problema es de resultados de salida, que son malos. El problema de cobertura de las universidades no está en la falta de recursos financieros y de infraestructura física y académica. El problema está en la aplicación honesta, inteligente, eficiente y productiva de los recursos disponibles. Y eso vale igual para los estudiantes que para las casas de estudio.


La cobertura universal no es válida por ningún concepto cuando su invocación supone abatir o no elevar estándares académicos que garanticen que los estudiantes hayan estudiado y que hayan sido efectivamente redimidos por el proceso educativo. La dotación indiscriminada de recursos a las universidades es inmoral cuando se destina dinero público a escuelas que no cumplen estándares de desempeño tan estrictos como los más estrictos que apliquemos a los estudiantes para graduarlos. Y no le escribo de los estándares laxos que utilizan la mayoría de las escuelas mexicanas, con las honrosas excepciones que todos conocemos, sino de estándares internacionales que la globalización nos obliga a mantener y respetar.


No hay ninguna justicia equitativa en el dispendio para financiar estudiantes y universidades improductivos académicamente hablando. Al contrario, desperdiciar el dinero público y el dinero privado en estudiantes desaprovechados y en escuelas desaprovechadoras es profundamente injusto e inequitativo con las docenas de millones de mexicanos que no van a la universidad porque no hay una oferta verdaderamente redentora en los niveles de primaria y secundaria. Los mexicanos discriminados por la universidad podrían ser mucho más productivos si pudieran estudiar en mejores escuelas primarias, secundarias y técnicas, pagadas con el dinero rescatado del financiamiento de estudiantes universitarios reventados y de universidades de academias deficitarias. Además automáticamente y por el mismo costo llegarían mejores estudiantes a las escuelas superiores.

Hay que filtrar más severamente el acceso a las universidades, hay que hacer exigentes los requisitos de permanencia en los programas universitarios y hay que elevar los estándares de desempeño de las escuelas y condicionar más estrictamente los recursos públicos o privados que se les otorgan.

Con su cobertura universal educativa fuera de propuesta, AMLO quiere ganar votos. Los rectores quieren extorsionar al candidato que gane, el que sea, intercambiando la cobertura universal por el presupuesto universal. Los malos estudiantes quieren vender sus votos y empujar presupuestos a cambio de estándares laxos. No están locos, nada más son aprovechados. Locos estaremos usted y yo si seguimos admitiendo a todos universalmente, pagando lo que nos cobran las universidades y aceptando como bueno el país de tercera que producen.


Correo: diazgarza@gmail.com

2 comentarios:

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