miércoles, noviembre 29, 2006

Palabras de mujer

Después de la trágica experiencia con el sexenio que termina, somos la
sociedad los únicos que debemos comprometernos, por los medios que
sean necesarios, con gran civismo a tratar de proteger nuestros
derechos constitucionales e impedir que nos vuelvan a tomar el pelo,
con promesas de campaña incumplidas y permitir la ineptitud de los
funcionarios todos empezando por quien será presidente. Hoy más que
nunca, por lo delicado de nuestra situación tendremos que convertirnos
en exigentes vigilantes del buen gobierno y demandar a tiempo para no
después arrepentirnos como ahora.

Pero para ello también debemos demostrar educación, madurez y nosotros
mismos cooperar con acciones que nos beneficien; por ejemplo, cómo
cuidar el ambiente, no tirar basura, no contaminar, respetar a todos
los seres vivientes del ecosistema, tratar de no corromper a empleados
gubernamentales para la obtención de algún trámite o para que no nos
infraccionen si somos merecedores a ello. En fin, una larga lista de
compromisos que cada quien sabrá cómo evitar para no delinquir y poner
el ejemplo a las autoridades en general. La unión es la fuerza y
debemos solidarizarnos inmediatamente.

Empecemos con que debiéramos revelarnos en este asunto penoso de las
pensiones a los ex presidentes, propuesta de Andrés Manuel López
Obrador, quienes erogan ―datos del 2005― sueldos anuales de diez mil
729 838 millones de pesos en mensualidades que van entre los 230 mil
pesos a Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y once
mil a Ernesto Zedillo. Las viudas ―¡hágame el canijo favor!― de López
Portillo y Lázaro Cárdenas con 116 mil y 83 mil. Con un personal a su
disposición de 25 administrativos, 45 del Ejército, once de la Fuerza
Área, 22 de la Armada y otros más ayudantes.

Un pueblo con setenta millones de pobres ya no puede darse ese lujo.
Todos ellos acumularon grandes fortunas y dejan a cinco de sus
generaciones sin problema económico alguno, aparte de los grandes
negocios que tienen. Ya se les pagó bastante caro sus administraciones
y los muy bribones debieran asumir sus gastos de su propio bolsillo.
Basta de ver al país como beneficencia pública. Las fortunas de todos
ellos, sobre todo Salinas, enrojecen de vergüenza a las buenas
conciencias pues fueron descarados latrocinios producto de la
corrupción. Más que darles dinero, habría que hacerles juicios
políticos.

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