Exportar la revuelta Tulio Moreno
La detención ayer por parte de la PGJ de Eucario de los Santos Cruz,
ex alcalde de Zaragoza, y a la extranjera Verónica Munier,
simpatizantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO),
por la toma de las instalaciones de una estación de radio viene a
confirmar el riesgo de que la orquestación política tras la
movilización de cientos de activistas oaxaqueños tenga como objetivo
secundario contaminar a los estados vecinos pues resulta obvio que en
esa entidad seguramente pasarán varios años ―si es que se logra
desarticularlo sin mayor derramamiento de sangre― antes de que se
sanen los efectos de la ocupación de la PFP y del enfrentamiento con
el gobierno estatal.
Está claro además que para el grupo que se mueve entre los telones de
la APPO los enemigos son los gobiernos federal panista y los estatales
priistas y se reconfirma que se trata de un movimiento con
infiltraciones en las comunidades rurales ubicadas en zonas marginales
de Veracruz, donde la gente es brava y presenta encono social por las
condiciones en que ancestralmente ha vivido.
Por eso fue que ayer mismo y en respuesta a las detenciones,
habitantes del municipio de Zaragoza se manifestaron en el parque
central y anunciaron bloqueos en la carretera Transístmica a la altura
del municipio de Cosoleacaque, hasta que sean liberados sus
compañeros; y de paso adelantaron que revivirán sus protestas contra
el alza en tarifas eléctricas y al combustible.
Qué mejor prueba para corroborar la teoría de que en efecto hay una
conspiración soterrada si se alinea, por un lado, la toma de la
radiodifusora que por cierto duró casi veinte minutos y, por el otro,
el activismo político de Eucario y de Verónica Maunier, esta última
coordinadora de un grupo de apoyo a labores productivas de mujeres en
la Sierra de Soteapan.
Así pues, los autores materiales e intelectuales de esa exportación de
la sublevación oaxaqueña a tierras minatitlecas también habían
participado en el bloqueo de la carretera Transístmica en un tramo
correspondiente al municipio de Jáltipan, y en la toma de la presa
Yuribia, el pasado 17 de septiembre.
Porque además está claro que en la medida en que se arrecie la
persecución de los líderes de la APPO, el siguiente y lógico paso que
darán es hacía los municipios de Veracruz, en particular con los que
es profunda la raigambre cultural y política oaxaqueña; así fue que ya
hubo movimientos masivos de indígenas en Cosoleacaque y Zaragoza
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