Avanza el torbellino revolucionario latinoamericano |
escrito por Rubén Rivera | |
viernes, 10 de noviembre de 2006 | |
El proceso revolucionario en Latinoamérica, -estallado casi a la par del surgimiento del siglo con la revuelta ecuatoriana-, se ha trasladado de un país a otro, incluso ha "infectado" el sur de los Estados Unidos con las poderosas demostraciones de masas del 1 de mayo. Por supuesto debemos diferenciar los estallidos o revueltas sociales, algunos que son producto de la desesperación y no tiene dirección, de otros procesos, mucho más profundos en cuanto a participación conciente de las masas aunque menos espectaculares. No obstante un estallido sin dirección también puede ser un punto de partida para un proceso de profundas implicaciones revolucionarias. Venezuela En Venezuela, por ejemplo, se vivió una autentica insurrección con el caracazo del 27 de febrero de 1989. De ahí surgió el proceso que hoy en día se sigue desarrollando. Luego de 7 años del gobierno de Hugo Chávez se han desarrollado diversas formas de organización y poder de los trabajadores que tienden a entrar en contradicción con la burocracia estatal, la cual en esencia sigue siendo un aparato en defensa de la propiedad privada, pese a que desde el gobierno también se hayan tomado medidas que ponen a la hegemonía de la burguesía en entredicho. Sin duda es una situación contradictoria, la cual no se puede extender indefinidamente, Las elecciones de este 3 de diciembre son claves para definir el futuro de la revolución. Chávez al parecer ganará con una ventaja cercana al 60%, la burguesía vive una crisis tal que su candidato de unidad, Manuel Rosales, es antes de las elecciones un elemento derrotado. Además de ello en cada golpe a Chávez la burguesía ha perdido posiciones dentro del aparato del estado: burocracia estatal, ejercito, poder judicial, etc. Lo que le hace más difícil utilizar esos instrumentos ya sea para perpetrar un fraude o ya sea para lanzar un nuevo golpe de estado. Es cierto que la oligarquía mantiene todo su poder económico y espera pacientemente en que a la larga esto y los errores del gobierno de Chávez, le permitan, recuperar el poder político perdido. En este sentido la elección adquirir una importancia fundamental, ya que como es esperado, el triunfo de Chávez significará una aval para dar pasos adelante en la profundización del proceso revolucionario, pero la pregunta es ¿qué significa profundizar el proceso? En realidad la profundización pasa por medidas políticas y económicas. Así como durante el primer mandato chavista se estableció una nueva constitución y 49 nuevas leyes, que limitaron el poder de la burguesía sin desaparecerla, generando espacios de participación como las Misiones, la toma de fábricas, entre otras cosas, en el segundo mandato no será suficiente mantener el estado de cosas. Uno de los principales problemas políticos es el carácter burocrático del aparato del estado, nosotros añadiríamos el carácter burgués del aparato del estado. Chávez señala al respecto: "El Estado se transformó a un nivel macro, pero los niveles micro se mantienen intactos, habrá que pensar ahora mismo en un nuevo paquete de leyes, transformación del marco político y jurídico hasta los niveles más micro del Estado para vencer esa resistencia. Mientras esta situación se mantenga estos sectores a la larga serán aliados potenciales de la contrarrevolución oligarca. En este contexto el segundo elemento que limita la revolución, desde nuestro punto de vista es el poder económico de la oligarquía, poco más o poco menos sigue intacto. Cisneros y sus amigos siguen controlando los canales de televisión privada e infinidad de negocios por una suma nada despreciable de 10 mil millones de dólares. La creación de organismos de poder desde abajo como las misiones y los consejos comunales, así como la formación de expresiones nítidamente orientadas hacia el socialismo se enfrentará con la burocracia estatal, en un punto clave que puede definir una nueva recomposición de fuerzas: la defensa de la propiedad privada. La oligarquía no dudará en basarse en ese ejército silencioso para dar nuevos golpes. La revolución venezolana vive actualmente momentos decisivos los cuales no necesariamente se expresan en grandes movilizaciones o acciones espectaculares, sino en la necesidad de darle poder a los consejos y quitárselo a la burocracia estatal mientras que definitivamente se expropia a la oligarquía entregándoles empresas, tierras, etc., a los trabajadores por medio de sindicatos y consejos. El proletariado no puede conformarse con utilizar el aparato del estado, debe destruirlo para formar uno adecuado al poder obrero o de lo contrario ese aparato, diseñado para el poder de la burguesía se terminará aliando a la contrarrevolución. México Por supuesto que en cuanto se refiere a episodios de luchas explosivas México parece estar dando la batalla por el primer lugar en estos momentos, no sólo por el masivo movimiento contra la imposición de Calderón sino también por el desarrollo de un organismo de poder alternativo al de la burguesía como el de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. México vive en su basto territorio un conflicto de clases matizado por todas las combinaciones posibles. Nicaragua Cruzando el río Suchiate, nuevamente emerge la lucha en Centroamérica, esta vez en la forma del triunfo electoral de Daniel Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional, el cual obtuvo un claro triunfo con casi el 40% de los votos frente una derecha dividida. Ortega, en el empeño de regresar a la presidencia de Nicaragua a toda costa, ha realizado alianzas vergonzosas con todo tipo de elementos burgueses, incluidos excontras. No sólo eso, se ha descarado en una alianza con la iglesia, que en otros tiempos fue clave para impedirle ganar las elecciones. A fuerza de ser sinceros, la victoria del FSLN ha sido más producto de la división de la derecha que de los aciertos de La dirección del FSLN, la cual se parece muy poco al grupo de comandantes que derribó a Somoza en 1979 y que levantaron el entusiasmo en todo el mundo. No obstante, a pesar de los pesares, el FSLN tiene una nueva oportunidad, en un contexto latinoamericano en revuelta y con la existencia de gobiernos afines en Cuba, Venezuela, Bolivia, etc. Las masas nicaragüenses no votaron por el FSLN porque les parezca muy simpático Ortega sino porque era el único que podía vencer al candidato de la derecha y en ese sentido existe una presión de masas que la dirección del FSLN no puede soslayar. Una política auténticamente de izquierda, es decir socialista es lo único útil para Nicaragua, la cual vive la más espantosa de las miserias, tan sólo detrás de Haití ( 4.2 millones de pobres de 5.7 millones de población total vive con sólo 2 dólares diarios y 2.2 solo cuenta un dólar al día. Cerca del 15 % de la población no sabe leer y escribir. La deuda externa, pese a los descuentos concedidos recientemente es de 6 500 millones de dólares, 50% más que México en términos per capita. Lo único que salva al país de la bancarrota es la entrada de mil millones de dólares por envíos de trabajadores en Estados Unidos. Esto 17 años después del triunfo revolucionario de 1979, el cual se perdió fundamentalmente porque el FSLN pretendió avanzar por la economía mixta, es decir capitalismo parasito combinado con capitalismo de estado. La misma burguesía que el Frente buscó como aliada en 1979-89 fue la que organizó la guerra civil en contra del pueblo nicaragüense. Hoy el socialismo y el internacionalismo son más urgentes que en 1979, sólo un fuerte movimiento en ese sentido dentro del sandinismo evitará que Ortega y la dirección del FSLN desperdicien esta nueva oportunidad que las masas le están otorgando. Brasil En el marco de la compleja situación internacional, las más poderosas burguesías latinoamericanas toman decisiones estratégicas sobre el camino a seguir, la mexicana por ejemplo ha encadenado su destino a la norteamericana por lo que como se puede ver el rumbo de la revolución mexicana tiene efectos casi automáticos en el norte comenzando por los 20 millones de mexicanos que forman ya la mayoría de la minoría hispanoamericana, que a su vez es el núcleo clave de los obreros no especializados, tradicionalmente el sector más combativo de la clase obrera estadounidense. En el cono sur la burguesía brasileña y la argentina se hacen querer entre los imperialistas Europeos, principalmente españoles y los norteamericanos. La burguesía que comanda el MERCOSUR es todo menos patriótica o bolivariana. Si bien tácticamente pueden aceptar posturas formalmente autónomas de sus gobernantes, en la realidad exigen al pie el programa que las transnacionales necesitan para instalarse en sus países. Las circunstancias han llevado a Carlos Kirchner a mostrar una actitud demagógica en diversos foros sin que ello implique alguna variante en la política antiobrera de sus predecesores. A la burguesía argentina no le hacen gracia los desplantes críticos a Washington y detalles amistosos a Bolivia o Venezuela, pero lo ven como un mal necesario, por el momento. Incluso pueden aceptar hasta cierto límite los procesos en contra de connotados torturadores de las dictaduras pasadas, siempre y cuando la política económica y antiobrera siga adelante. Cuando Kirchner se haya desgastado lo suficiente lo sustituían por algún burgués "decente". Al norte del Río de la Plata, la burguesía brasileña, desprestigiada políticamente y sin representantes que logren consenso, se ve forzada, a aceptar a un exobrero metalúrgico como presidente. La única condición es que se porte bien y que haga lo que ellos quieren. Por supuesto que Lula no se encuentra al frente del gobierno brasileño por guapo, sino porque las masas trabajadoras se han expresado por medio de él en contra de la política capitalista depredadora de sus predecesores. No es que durante su primer periodo Lula haya aplicado una política radicalmente distinta, de hecho uno de sus primeros actos de gobierno fue la privatización de las pensiones. Lo que sucede es que Cardoso fue tan radical en la aplicación del programa de privatizaciones y flexibilización del mercado laboral ( despido libre) que la política de Lula ha aparecido al menos no tan ruda, si a ello le sumamos el pequeño pero propagandisticamente efectivo plan de ayudas a los sectores más pobres el resultado es que las masas lo ven menos peor. Al inicio de la campaña que acaba de terminar, Lula no aparecía con la ventaja que obtuvo (58 millones frente a 37 millones de votos, un 60,83% del electorado frente al 39,2%, ganando 20 de los 27 estados y en 4 de las 5 regiones en las que está dividido el país) No obstante cuando Cardoso apareció junto al candidato de la derecha Alckmin y Lula comenzó a cuestionar las leyes de despido libre de Cardoso así como las privatizaciones de su tiempo la brecha se abrió. Lula tiene ante si, como en el caso de FSLN la responsabilidad de ejecutar una política de izquierda para responder a las aspiraciones de aquellos trabajadores que confiaron en él. La diferencia es que la clase obrera brasileña se cuenta por decenas de millones, esta masivamente organizada y su triunfo sería un descalabro definitivo para el imperialismo en la región. Si Lula sigue haciendo el trabajo que la burguesía quiere se enfrentará a las masas, si Lula ejecuta una política de izquierda se enfrentará a la burguesía. Hay que elegir y el tiempo se acorta. |
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