El Estado del Sol
"Necesitamos una ciudad, -dijo Espartaco- pero no sólo una ciudad, sino muchas, una fraternidad de ciudad de esclavos, en las que no habrá esclavos.
-¿Por qué los fuertes deben servir a los débiles? ¿Por qué los duros deben servir a los blandos, por qué la mayoría debe servir a unos pocos? Custodiamos su ganado y sacamos al ternero sangrante de las entrañas de su madre, aunque no se trate de nuestro rebaño. Construimos estanques donde nunca podremos bañarnos. Nosotros somos la mayoría y estamos obligados a servir a unos pocos. Explicadme porqué.
Somos la mayoría -dijo Espar-taco- y si les hemos servido es porque estábamos ciegos y no buscábamos razones, pero ahora que empezamos a hacernos preguntas, han dejado de tener poder sobre nosotros. Os lo aseguro, en cuanto nosotros comencemos a buscar razones, ellos estarán acabados y se pudrirán como el cuerpo de un hombre a quien han arrancado los brazos y las piernas.
Os lo repito, necesitamos esas ciudades amuralladas, cuyos muros nos protejan... no tenemos máquinas de sitio y las murallas no caen por sí solas. Sin embargo, acamparemos frente a ellas y a través de todas sus puertas o rendijas, enviaremos mensajes a los siervos del interior, repitiendo nuestro mensaje una y otra vez hasta que llegue a sus oídos: ‘Los gladiadores quieren preguntaros por qué los fuertes deben servir a los débiles, por qué la mayoría debe servir a unos pocos’. Estas palabras caerán sobre ellos como una lluvia de piedras de las más poderosas catapultas, los siervos de la ciudad las oirán y alzarán sus voces para unir su fuerza a la nuestra. Entonces ya no habrá murallas".
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