Señora directora: Soy un pequeño empresario de la ciudad de Guadalajara. Acabo de leer con gran desaliento la emotiva carta que escribe Rosario Ibarra de Piedra en nombre del Comité ¡Eureka!, comunicado que aparece en La Jornada del 2 de agosto, y en la cual hace una justa crítica a "los señores empresarios". Desaliento ante la insensible actitud de estos autonombrados "líderes empresariales".
Los verdaderos empresarios tenemos virtudes: generalmente somos creativos, diligentes, contribuimos a la generación de riqueza, somos tenaces en defender nuestras empresas y podemos decir que somos necesarios e inevitables. Los señores "empresarios" que cifran pérdidas en 435 millones de pesos al día, tal vez estén actuando más como políticos que como verdaderos empresarios comprometidos con su país.
Quiero aquí decirle a doña Rosario Ibarra que existen en México millones de empresarios que consideramos nuestra obligación como gremio el generar riqueza, sí, pero también el distribuirla equitativamente. Y que estamos muy conscientes de la falta de fraternidad y de la enorme injusticia que priva en el país. Que somos empresarios sin ser por ello ni racistas ni retrógrados ni intolerantes. Que no compartimos las ideas de gente ignorante e insensible que evalúa la vida en términos de un balance de pérdidas y ganancias monetarias. Que no todos cometemos latrocinios políticos en perjuicio del país. Que por fortuna también existen en México empresarios responsables que no reivindicamos ninguna primacía sobre las demás clases sociales, ni somos vendepatrias al servicio de las grandes multinacionales. Y que estamos orgullosos de nuestra identidad. Quiero decir a esa gran mujer que es doña Rosario que hay muchos empresarios mexicanos que consideramos la cultura como un apasionado ejercicio de memoria. Que es lo que usted hace, doña Rosario, y por lo cual expreso a usted mi profundo agradecimiento y mi gran admiración y respeto.
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