En la democracia, un voto, uno solo, decide un triunfo electoral. En consecuencia, cada uno de los votos emitidos debe ser escrupulosamente contado. Cuatro causas, una genérica y tres fundamentales, hacen necesario el recuento voto por voto. La genérica es que, en gran parte, en 11 mil 839 casillas no coincide el número de ciudadanos que sufragaron con la votación contabilizada en cada una de ellas.
La primera de las tres causas fundamentales son los errores evidentes en las actas de esas 11 mil 839 casillas. Un error evidente se advierte, de manera sencilla e inmediata, mediante una simple operación lógica o mecanización aritmética. Esos errores evidentes no fueron subsanados por los consejos distritales del Instituto Federal Electoral, no obstante que el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales los señala como causal -insoslayable, inexcusable, irrevocable- para que se realice un recuento. Los consejos distritales del Instituto Federal Electoral de 26 estados del país no permitieron un solo recuento el día de la elección.
La segunda causa es que el consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, no informó, a las ocho de la noche del 2 de julio, que no se habían contabilizado 2 millones y medio de votos depositados en casillas, que los partidos decidieron "poner a un lado" para recontarlos posteriormente. El consejero presidente adujo que no lo informó porque "los partidos habían tomado las decisiones". Sin embargo, sólo el Instituto Federal Electoral conocía el abultado número de casillas "puestas a un lado" para su posterior escrutinio.
El tercer factor es el descuido con que fueron transportadas las actas hacia el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En una detallada crónica, publicada el 14 de julio por El UNIVERSAL, Fidel Samaniego relata con precisión cómo una carga importante, fundamental, "la documentación, la historia escrita de la madre de todas las elecciones... paquetes a los que les faltaron las boletas que se quedaron en los comités", llegó no en vehículos especiales que tuvieran un resguardo especial, sino en "cajas de cartón grandes, cerradas con cinta color canela... (alguna) a punto de desfondarse", en maletas, en aviones, en autobuses, en taxis... cada conjunto de expedientes cuidado por una persona, sin acompañantes. "No hay dinero -¡no hay dinero!- para que viaje alguien más, dijeron varios. Así de riesgosa, así de endeble la transportación...".
Un significativo número de los paquetes electorales que se quedaron en los comités habían sido destapados ya por los presidentes de los consejos para anticipar la "integración de los expedientes de impugnación" de conformidad con la orden que les giró el director ejecutivo de Elecciones del Instituto Federal Electoral. Cuatro días después, vino la contraorden. Y se suspendió el destape.
Con serena fortaleza, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación desarmó el domingo la falaz campaña mediante la cual los selectos mesnaderos del cártel especulador conservador intentaron convertir los recursos de impugnación en un desconocimiento, en un ataque a la honorabilidad de los ciudadanos que constituyeron las casillas el 2 de julio.
Los recursos de impugnación se han promovido para que la elección se limpie. Algunos grupos muy poderosos, familiares y empresariales, desean que su impúdica intervención electoral permanezca en las sombras.
Profesor de la FCPyS de la UNAM
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