Pulso Político
Francisco Cárdenas Cruz 08 de agosto de 2006 Más allá de interpretaciones político-partidistas y de sesudos análisis que desde el mediodía del sábado ha originado el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, dos cosas dejaron muy claro los siete magistrados que por unanimidad rechazaron el proyecto de hacer un recuento de votos de las 130 mil 477 casillas instaladas el domingo 2 de julio como lo solicitó la coalición Por el Bien de Todos, pero que aceptaron que se haga en 11 mil 839:
Una, que la elección presidencial no fue ni lo limpia, legal y transparente que insistentemente se le quiso hacer creer a los mexicanos y, otra, que contra lo que tanto se ha difundido a todas horas del día y de la noche a través de spots en radio y televisión, los consejeros distritales no hicieron su tarea con la minuciosidad y pulcritud de la que tanto se ufanó el Instituto Federal Electoral.
Eso lo confirma el hecho de que el Tribunal Electoral haya ordenado que a partir de mañana miércoles, e ininterrumpidamente hasta el domingo 13, se haga un nuevo conteo de casi cuatro millones de votos en 149 distritos electorales ubicados en 26 entidades federativas, por imprecisiones observadas en las sumas en las que se advierten errores aritméticos que debieron haber obligado a los consejeros distritales a abrir los paquetes para aclarar errores elementales, lo que no hicieron por la prohibición expresa que en tal sentido les fue comunicada por el Consejo General del IFE. Eso hubiera evitado complicar el ya de suyo complicado proceso que ahora deberá repetirse en pleno conflicto postelectoral propiciado desde la sede de ese organismo, cuya renuncia de los consejeros electorales demanda la oposición por elemental decoro.
El simple hecho de que los siete magistrados del Tribunal Electoral hayan reconocido la necesidad de hacer un recuento voto por voto, casilla por casilla, aunque sólo en 9.07% del total de las 130 mil 477, le da la razón en parte al reclamo de la coalición de izquierda y de López Obrador de la necesidad de ese necesario, aunque insuficiente, nuevo conteo y evidencia que contra lo que han sostenido Felipe Calderón, el presidente Vicente Fox y su vocero, los dirigentes y representantes del Partido Acción Nacional, la elección presidencial no fue ni tan limpia ni tan transparente como ellos han sostenido y que la impugnación hecha por el perredista tabasqueño y los partidos políticos que lo apoyaron no ha sido ni descabellada ni necia.
Ahora habrá que esperar a que el grupo de magistrados electorales, magistrados y jueces de Distrito que estarán responsabilizados del recuento en las sedes de los consejos electorales, concluyan su tarea y determinen si además de los errores meramente aritméticos, no hubo irregularidades mayores que pudieran obligar a que ese recuento se amplíe a más casillas.
De esto y de aquello...
En la primera asamblea informativa frente a la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la tarde-noche de ayer, Andrés Manuel López Obrador reiteró que continuarán las acciones de resistencia civil pacífica hasta que los magistrados del mismo acepten un recuento total de votos de la elección presidencial. En ese acto reapareció Porfirio Muñoz Ledo como orador, quien junto con Ricardo Monreal, arremetieron contra los integrantes de la máxima instancia electoral del país por negarse a que haya un nuevo conteo de sufragios. Tras el enfrentamiento de medio centenar de policías municipales con grupos de integrantes de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, en el que hubo disparos, se espera que en las próximas horas aumente la exigencia para que la solicitud de desaparición de poderes en esa entidad presentada ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, se acelere. En esa refriega, que se suscitó cuando los de la APPO intentaron tomar una nueva secretaría del gobierno estatal, éstos lanzaron una pedrea a los uniformados y milagrosamente no hubo lesionados de gravedad. Diódoro Carrasco, ex gobernador de Oaxaca y hoy diputado electo del PAN, advirtió una escalada de ingobernabilidad y desmoronamiento político por los descuidos del gobierno estatal. Con la elección de Santiago Creel como coordinador de los senadores del PAN, Felipe Calderón volvió a demostrar que ni la integración de los grupos parlamentarios de su partido en el Congreso de la Unión ni la coordinación de los mismos le preocupan demasiado. Al menos esa es la impresión que da, habida cuenta de que ni cuando se elaboraron las listas de candidatos a diputados y a senadores de mayoría y representación proporcional, ni ahora, en que los que fueron electos reunidos en Querétaro, mostró mayor interés en ello. En la Cámara de Diputados, el líder del grupo parlamentario del blanquiazul será Héctor Larios Córdova, que hoy lo es de los senadores de ese partido, al que los panistas que arribarán a las curules de San Lázaro respaldaron para que también los coordine. Emilio Gamboa Patrón, coordinador del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, sostendrá su primer encuentro con los integrantes del mismo en un desayuno con los del sector campesino en la sede de la CNC, que preside el senador electo Heladio Ramírez López.
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