Jueves 15 de junio de 2006
Desalojan a unas 350 familias de granja comunitaria en Los Angeles
La actriz Daryl Hannah y el activista John Quigley, saludan a simpatizantes al ser desalojados por bomberos de los árboles donde habían permanecido por varios días en defensa de una granja urbana comunitaria en Los Angeles, California Foto Ap
Nueva York, 14 de junio. Policías y bomberos arrestaron ayer a unos 50 activistas, incluida la actriz Daryl Hannah, que defendían una granja urbana comunitaria en Los Angeles ante planes para convertir las tierras cultivadas por unas 350 familias -la mayoría inmigrantes mexicanos y centroamericanos-, en almacenes industriales.
La acción fue realizada bajo orden judicial obtenida por el dueño, Ralph Horowitz, quien desea continuar con sus planes para "desarrollar" el sitio, ubicado en una de las zonas más pobres de la ciudad. A pesar de que los granjeros comunitarios y sus simpatizantes, entre ellos el alcalde Antonio Villaraigosa, lograron que la Fundación Annenberg ofreciera otorgar los 16 millones que pedía el dueño por el terreno, Horowitz rehusó venderlo. Los medios aquí calificaron a los que defendían estas tierras como "activistas antidesarrollo".
Con ello, culminó otra etapa de una larga batalla de los Campesinos del Sur Centro de Los Angeles. Hace 14 años, un grupo de familias migrantes junto con residentes locales transformaron un terreno abandonado en el sur-centro de esta ciudad -uno de los barrios más marginados y donde han estallado graves motines sociales- en lo que dicen es la granja urbana más grande de Estados Unidos. Sus aproximadamente 7 hectáreas son manejadas como un ejido, y sus miembros, la mayoría campesinos inmigrantes mexicanos, mantienen las tradicionales formas colectivas de toma de decisiones y de trabajo.
Hoy, los Campesinos del Sur Centro de Los Angeles informaron que fueron desalojados los granjeros y sus simpatizantes que habían establecido un plantón de defensa hace 21 días, incluidos algunos que se habían trepado a árboles durante varios días. "Unos bulldozers han llegado para aplanar las 7 hectáreas sembradas que empezaron a florecer hace unos 14 años... Entre lágrimas, los granjeros reciben el apoyo de simpatizantes que continúan manifestando su compromiso con los esfuerzos para rescatar la tierra en bien de la comunidad".
El terreno en la calle 41 y la avenida Alameda ha sido durante más de un década un oasis para familias, niños e inmigrantes en medio de un ghetto violento con pocos servicios públicos. La granja produce alimento básico y nutritivo para las familias pobres de ese barrio. Se cultiva maíz, jitomate, col, papas, zanahorias, nopales, chayote, calabazas, chipillín, quelite y pápalo, entre otras cosas. También se cultivan hierbas medicinales como alternativa a drogas de altos precios.
La Jornada entrevistó a Rufina Juárez, una de las líderes del ejido en Los Angeles hace unos meses, quien contaba de la evolución de este experimento comunitario. Poco a poco, dijo, "se fue desarrollando a lo que uno puede decir son parcelas, son solares, parece que uno está en un campo. Como hay escasez de espacio, la gente ha tomado el lugar y ha sembrado comida, y con ello suple el alimento de muchas personas de Mesoámerica, muchas comidas tradicionales e indígenas que no se encuentran en ningún otro lado". Así, dijo, se proporciona la alimentación de unas 350 familias y las comunidades a su alrededor; llegan entre mil y dos mil personas a la granja para conseguir alimento y plantas medicinales.
"Está organizado como cooperativa, como el reparto tradicional de tierras que hubo en México, los ejidos, se toma un voto, se hacen asambleas, y se trabaja colectivamente la parcela", explicó Juárez. "Pero también sirve para la educación de nuestros hijos, para mostrarles de dónde viene la comida, no la sintética, que está por todas partes en nuestras comunidades pobres, y que es tan nociva".
"Esta lucha se ha tratado de cómo levantar una comunidad, ya que está marginada por el sistema, de que vaya a abogar por sus derechos para quedarse en este lugar; tomamos un voto, no nos queremos ir, y en esa lucha hemos estado durante tres años. Hemos tomado posesión del lugar, tenemos vigilancia día y noche, se nos dio aviso de desalojo en diciembre de 2003, pero ahí seguimos", resumió.
Ayer, el alcalde Villaraigosa informó que a pesar de 10 meses de negociaciones, donde se logró obtener el dinero para comprar el sitio y mantenerlo como una granja urbana, esto no se logró. "Los actos de hoy son desafortunados, desalentadores e innecesarios". Agregó que "todos los involucrados con este jardín y que les preocupa los granjeros que han construido una oasis en un mar de industria y concreto, han hecho todo lo posible para satisfacer las demandas del dueño", pero que éste rehusó por sus propios intereses. Villaraigosa dijo que aunque se deben respetar los derechos de propiedad, "también creo que debemos acudir al llamado, por un sentido de comunidad y deber cívico, de hacer lo que es justo y correcto... esperaba que el dueño hubiera acudido a ese llamado".
Informó que su gobierno planea reubicar a algunos de los granjeros a un sitio de unas 4 hectáreas, y que hay otras 100 parcelas por varios puntos de la ciudad que podrían ser desarrolladas como granjas comunitarias.
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